AIRE

277 16 2
                                    

- No Marinette, no te encorves, espalda derecha, piernas cruzadas y manos sobre las rodillas. 

El maestro Fu llevaba toda la mañana enseñándome a meditar y a sentir la magia que llevaba dentro de mí, pero siempre terminaba haciendo algo mal. En la última media hora me sentía tan cansada que siempre termino encorvándome y dañando completamente la postura. 

- Pero maestro, siento que no puedo más, se me va a partir la espalda si sigo haciendo esto...

- Entonces jovencita, estás en graves problemas, esto es lo más fácil que harás en todos los entrenamientos. 

- ¿Lo más fácil? ¿es en serio? ¿hay algo peor que esto?

- Ponte de pie. 

Hice lo que me dijo y aproveché a estirar la espalda. Dejé que me guiara hasta un salón nuevo. Este lugar parecía nunca acabar. Era parecido a los salones de la academia donde tomé clases de artes marciales. Me hizo ubicarme en el gran rectángulo rojo que se encontraba en el suelo. Fue hacia un gran armario y sacó dos largos palos de madera. 

- Muy bien, como no quieres seguir con la meditación, te probaré lo necesaria que es para el combate cuerpo a cuerpo. 

Me dio uno de los palos y se paró en frente mío. No podía creer que un hombre que aparenta más de setenta años quiera luchar contra mí. Trataré de no lastimarlo mucho. O más bien, evitaré que él acabe conmigo. En cuanto dimos por iniciada la batalla arremetió contra mí como si fuera el mejor de los ninjas. Este señor es toda un caja de sorpresas. 

Luchamos varias veces y en todas me venció en cuestión de segundos. Nunca pude evitar sus ataques y siempre terminé en el suelo. Pero había algo impresionante en él cuando luchaba: sus ojos adquirían un brillo especial, es más, parecía que algo estuviera viendo a través de él. No pude aguantar las ganas de preguntarle por ese extraño cambio. 

- Eso, jovencita, es saber manejar bien la energía. Es lo que he intentado enseñarte pero te niegas a aprender. 

- Lo lamento maestro, pero debe entender que esto no es fácil para mí. Las clases de artes marciales las tomaba cuando niña y en los últimos años no he sido fanática del deporte. Me concentré en las artes, entonces estoy algo oxidada. 

- Con que artes, ¿no? ¿te gusta bailar? 

- Bueno, sí, pero... depende la música que ponga...

- No te preocupes. Tikki, por favor llévala al salón de espejos. Las alcanzaré en un minuto. 

La seguí por un largo pasillo lleno de puertas que solo me confirmaba la inmensidad del lugar. Llegamos a un enorme salón de espejos que me recordó mis clases de ballet. Me detuve en el medio y miré mi reflejo. Definitivamente este hanfu me sentaba muy bien. 

Una melodía empezó a sonar de fondo. Violines. Se escuchaban fuerte y claro. Mi amiga salió a buscar al maestro y yo me quedé sola con la música. Cerré los ojos y me dejé llevar por la melodía. 

El Cascanueces de Tchaikovsky sonaba y no tenía idea del origen de la música pero no importaba. Inmediatamente recordé cuando me dieron el papel protagónico hace un año. Realicé cada paso con cuidado. En ningún momento abrí los ojos, sólo me dejé llevar. Cada giro y cada salto despertaba algo en mí. Moverme se me hizo cada vez más sencillo y mi emoción iba en aumento. Mi flexibilidad era envidiable al igual que mi equilibrio. Sentí la necesidad de abrir los ojos cuando sentía más ligero mi atuendo y sentía que llevaba algo en mis manos. Vi que sostenía un par de abanicos rojos y ya no llevaba la ropa china, llevaba un hermoso vestido rojo con puntos negros. Me miré nuevamente al espejo y llevaba puesto un antifaz, todo mi atuendo parecía sacado de uno de los mejores recitales de ballet. Agité uno de los abanicos y una enorme ráfaga salió disparada de este. Miré con absoluto pánico cómo se dirigía hacia uno de los espejos y lo hizo vibrar con violencia, a punto de romperse. Cuando por fin se detuvo, apareció el maestro Fu acompañado de Tikki. 

- ¡Eso fue increíble, Marinette!

- ¿Vieron todo lo que hice?

- Por supuesto, lo vimos todo desde el otro lado del espejo. 

- Lástima que no viste cómo se transformó tu ropa, parecías una estrella roja en mitad de todo el salón. 

- ¿Cómo pudo cambiar mi ropa, maestro? No hice nada que no hubiera hecho antes, este baile lo aprendí el año pasado. 

- La diferencia es que no bailaste aquí. Jovencita, hay algo que hace que este lugar sea diferente de cualquier país. La magia y la energía se manifiesta de todas las formas posibles. Una acción tan simple como bailar con pasión hace que la energía dentro de ti se equilibre, haciendo que tus movimientos liberen esa energía en forma de magia. Esta puede transformar todo lo que desee pero siempre actúa con un propósito: sólo actúa en defensa o en favor de su portador. Cada energía es diferente, no se muestra de la misma forma. Los poderes y talentos de cada uno es único e irrepetible. Es cierto que hay personas más poderosas que otras, pero porque existen diferentes formas de usar la energía. Alguien podrá usarla para sembrar fresas, otra para talar un árbol. Según lo que hagas, así se manifestará. En tu caso, bailar a activado una energía nueva, has creado una conexión con el aire a través de la danza. 

Me quedé pensativa un momento. No entendía por qué bailar despertaba mi energía, ¿no se supone que el yo-yo que me dieron mis padres era mi objeto?

- Pero... ¿y el yo-yo? 

- Hay personas peculiares que tienen más talentos dentro de sí mismos que los demás. Tú eres una excepción a la regla. El baile despierta una parte de tu energía, pero no toda, el yo-yo activa otra diferente. Ambas son parte de ti pero cumplen objetivos diferentes y te dan habilidades distintas. 

Los miré a los dos sin poder mediar palabra. Aquella sensación eufórica dentro de mí se apagó y terminé sentada de piernas cruzadas en el suelo, una fuerte luz roja me envolvió y terminé con mi ropa anterior. Con que eso fue lo que pasó. Una frase rebotaba en mi cabeza sin dejarme en paz. ¿Conexión con el aire?

- Maestro, ¿qué significa que tenga una conexión con el aire?

El maestro Fu se sentó frente a mí con una enorme sonrisa y Tikki me miró divertida. 

- Significa, princesa, que si ensayas diariamente y dejas de quejarte durante los entrenamientos, con el tiempo podrás manejar el elemento aire a tu antojo. 

--------------------

Más tarde en el palacio. 

- ¿Cómo la vio, señor?

- Tengo una fuerte corazonada que me dice que mis suposiciones son correctas. Va uno de cuatro. Tikki me contó de la lucha con el muchacho, tengo grandes expectativas con esa jovencita. Por ahora, la haré entrenar hasta descubrir qué más se oculta dentro de ella. 

- ¿Eso puede afectar en algo a su compañero? 

- Por supuesto, ellos son las dos partes de un todo, se complementan. Los poderes de ella son opuestos a los de él, pero juntos, pueden lograr lo que sea. Necesito que lo vigiles cuidadosamente y me cuentes cualquier cosa anormal que veas cuando no esté entrenando conmigo. 

- ¿Algo más, maestro?

- Si, Plagg, no vuelvan a cometer la misma imprudencia. 


------------------------------------------------------------------

Hola amores,

Disfruten este capítulo, tomé la decisión de subirlos cada sábado. 

Los amoooo 

Hasta el próximo sábado. 

La princesa perdida (pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora