ADIOS...

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- Tikki, ¿no crees que ya estamos lo suficientemente lejos?

Después de que me empujara fuera de la sala, ha estado llevándome a varios sitios del hotel.

- No puedo arriesgarme a que escuches algo. Lo siento Marinette.

- Pero ¿Qué puede ser tan importante para que yo no lo sepa?

Ella me miró y se quedó en silencio. Soltó un pequeño suspiro y abrazó mi mejilla.

- Lo siento mucho. Pero esto es algo de vital importancia para ti, el reino, tus padres y ahora... también de Adrien. No puedo decirte hasta qué punto, pero te debo advertir que las cosas se pondrán difíciles a partir de ahora.

La seriedad de Tikki me dio escalofríos. ¿Qué puede decirle Plagg a mi chico? Bueno... a Adrien. Recorrimos el hotel varias veces, sentía que estaban pasando horas, pero fueron apenas 40 minutos. Durante el recorrido tuve que corresponder algunas reverencias y saludar a varias personas que se encontraban todavía allí. Después de un rato de seguir a mi kwami llegamos a la terraza del hotel, estaba decorada de una forma maravillosa, los bordes del barandal estaban adornados con rosas y me recordaban las flores de mi balcón. La piscina estaba decorada con algunas luces y bellos faroles colgaban de algunas cuerdas que atravesaban el lugar.

- Escuchame bien Mari, Plagg y yo hemos decidido darles un tiempo a solas para que se despidan, nos vamos mañana a Miraculous así que ninguno sabe cuándo podrán volver a verse.

- ¿Ma-mañana? ¿tan pronto? ¡por qué!

- Eres una princesa ahora Marinette. Sé que te cuesta entender un poco algunas cosas, pero debes tener siempre en mente que de ahora en adelante tienes en tus manos la vida de cientos de miles de personas y criaturas mágicas. En este momento, acaban de encontrar en ti una luz de esperanza, cuentan contigo para salvarlos. Mientras más pronto lleguemos, estarás con el maestro y te enseñará todo lo que debes saber.

Mamá ya me había dicho, no me quedaban sino dos días en París. Mañana a esta hora estaré en otro lugar del continente, lejos de mis amigos y de la ciudad donde viví toda mi vida. A partir de mañana, mi vida correrá peligro cada segundo.

Una cabellera rubia interrumpió mis pensamientos. Adrien estaba apoyado sobre la baranda mirando hacia la ciudad, Plagg estaba sentado cómodamente sobre su hombro. Tikki voló hacia ellos y se acercó al gatito, lo tomó del brazo, le dijo algo al chico y se fueron los dos kwamis. Él se giró y me miró apenado, sus ojos estaban hinchados y brillantes. ¿Acaso había estado llorando? ¿Qué rayos le dijo Plagg?

Caminé hacia mi amigo y me hice a su lado. Miré las calles vacías y las luces que brillaban en esta ciudad que no volvería a ver en mucho tiempo. Estaba tan distraída que me sobresaltó el abrazo que me dio Adrien. Estaba detrás mío rodeando mi cintura con sus brazos y tenía hundido su rostro en mi cuello. Tomé sus manos y entrelacé mis dedos con los suyos. Pensar en que lo dejaría atrás junto a todo lo demás me generaba un nudo en la garganta y las lágrimas no se hicieron esperar.

- Te pediría que no te fueras y te quedaras conmigo, pero sé que no puedo detenerte.

- Adrien yo... eres el único motivo por el que me quedaría en París toda la vida.

Se separó un poco de mí y me giré para verlo a la cara. Las lágrimas caían por sus mejillas y trataba de limpiarlas, pero cada vez habían más. Tomé su rostro y con mis mejillas quitaba las pequeñas gotas de agua que caían de sus hermosos ojos verdes.
Tomó mis manos y llenó mis palmas con besos. Al parecer esto es tan difícil para mí como para él. Llevó una de sus manos a mi cara y me acarició con delicadeza, con uno de sus dedos delineó mis labios. Un escalofrío pasó por mi espalda. Cerré mis ojos y respiré profundo. Cuando los abrí nuevamente él estaba cerca de mi rostro, sentía el olor de su colonia extremadamente cerca.

- ¿Es necesario que te vayas? - Adrien me miró directo a los ojos sin moverse un centímetro. Joder ¿por qué no puedo ayudar desde aquí?

- Si Adrien, tengo que irme - Mi voz salió como un susurro, estaba rota por dentro y no podía evitarlo.

- ¿Significa que esta es la última vez que nos veremos?

- No sé si la última, pero no podremos vernos por un tiempo.

- Entonces debo hacer esto.

Lo miré sin entender a qué se refería, cuando de la nada juntó nuestros labios. Sin pensarlo le devolví el beso, me abrazó por la cintura mientras yo acunaba su rostro entre mis manos. Nunca en mi vida me había sentido tan felíz. Algo dentro de mí quería salir volando, era una sensación increíble, me sentía capaz de todo, con él a mi lado puedo lograr cualquier cosa.

Nos besamos durante minutos, pudimos haber pasado el resto de nuestras vidas así si no hubieran abierto la puerta de la terraza.

- Majestad, lamento mucho interrumpirla, pero su padre, el rey, la está buscando. Joven Adrien, su padre también lo espera.

- En un momento bajamos. Gracias por avisarnos.

- Con gusto señor. Permiso.

Cuando el hombre se retiró volvimos a mirarnos. El silencio se apoderó de ambos, el beso de hace un rato se robó todas nuestras palabras. Lo tomé de la mano y apoyé mi cabeza en su pecho y respiré su aroma para guardarlo por siempre en mi memoria.

- Te amo Marinette.

Me tensé completamente al escuchar esas palabras. Solo en mis mejores sueños pensé en escucharlo decirlas. Lo miré con los ojos abiertos, intentaba decir cualquier cosa pero mi voz estaba perdida.

- Te amo Mari. Eres la chica más maravillosa que he podido conocer. Eres creativa, divertida, comprensiva, excesivamente hermosa, y sé que si sigo nunca termino - pasó su mano nervioso por su nuca - No sé que sientas tú por mí, pero te prometo - tomó mis manos entre las suyas y me sostuvo la mirada - que pase lo que pase, te seguiré amando. Te esperaré una eternidad si es necesario, pero estoy seguro que algún momento de nuestras vidas podremos estar juntos. 

Estaba completamente atónita. Dijo que me amaba, a mí, a su mejor amiga, la que ha estado enamorada de él casi cuatro años, ¡me ama!

- Mmm Marinette... ¿Estás bien? Estás más roja de lo normal... ¿fue demasiado?

No podía responder. Mi cerebro no podía de terminar de procesar lo que me había dicho.

- Creo que me precipité al contarte. Mejor me voy...

¿Qué? ¡No!

- ¡Espera!

Tomé su brazo para evitar que se alejara.

Adrien yo... y-yo también te amo...

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Holiiiiiis

Tal vez este capítulo sea un poco (muy) cursi, pero necesitaba darle este momento para darle paso a lo que sigue. Los pondré a sufrir un poco :3

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Los amoooo


La princesa perdida (pausada)Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon