LA VERDAD

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Bajé tranquila a cenar, no había nada extraño cuando me llamó mamá, pero noté que algo no estaba del todo bien. Cuando terminamos de comer, mis padres estaban ansiosos y me pidieron esperar un rato antes de subir. Salieron un momento de la habitación y después regresaron, papá llevaba una pequeña caja entre sus manos. Por alguna razón todo esto me ponía nerviosa. Había algo que no encajaba, algo los tenía nerviosos y no tenía idea qué podía ser, me he portado bien, no he tenido problemas, no he hecho nada malo... un momento, ¡¿y si se enteraron de los concursos clandestinos?! ¡¡Oh no puede ser!! ¡¡Debía ser eso!! Pero, ¿por qué no están enfadados?

- Hija... hay algo importante de lo que tenemos que hablar.

Ay no puede ser. Si vamos a tener "la charla" que tuvo Alya con sus padres esto va a ser muy vergonzoso. Ya sé todo lo que debo saber sobre sexualidad, ¡¡además ni tengo novio!!

- Hay un secreto que te hemos estado ocultando desde siempre...

Okey. Ahora si me perdí. ¿Los de los secretos son ellos? Significa que no tiene nada que ver con el señor Agreste, y no creo que vayan a hablarme sobre sexo, ¿¿qué clase de secreto podrían ocultarme que tenga que ver con eso??... OH POR DIOS, NO FUI PLANEADA, ¡¡SOY UN ACCIDENTE!!

- No planearon tenerme, ¿verdad? - solté sin darme cuenta cuando se sentaron ambos frente a mí.

Mis padres se miraron y soltaron una sonora carcajada, llenándome de confusión. Cuando por fin dejaron de reirse, se limpiaron las lágrimas provocadas por la risa y me miraron con... ¿qué era eso, ternura o sarcasmo?

- Cariño claro que pensamos que queríamos tenerte cuando estuvimos preparados para ser padres. No te preocupes por eso. Aunque lo que queremos decirte es mucho más difícil de entender.

- Está bien... ¿¿y qué es??

Mis padres se miraron y pude ver el miedo en sus ojos. Papá tomó aire y me miró.

- Marinette, quiero que escuches y tomes esto con mucha seriedad. - Nunca había visto así a mi padre. Me dieron escalofríos, sólo asentí y me acomodé mejor en mi silla. Algo me decía que esto sería largo. - Hay un pequeño país cerca de Italia llamado Miraculous, es un país fuera de lo común, pues en él no sólo viven personas, humanos, ¿si? - pude percibir el miedo en sus palabras, era típico de él hablarme como a una niña de 5 años cuando tiene nervios de contarme algo -  en él viven dragones, hadas, duendes... todo tipo de criaturas mágicas, en especial unas pequeñas criaturas llamadas kwamis...

-Espera, ¿qué? Papá no entiendo nada, ¿kwakis? ¿por qué me cuentas todo esto?

- Hija los kwamis - mi madre continuó después de que yo hubiera interrumpido - son criaturas mágicas, bastante pequeñas, pero con un poder enorme. Ellas escogen a una persona a la que deben cuidar y guiar, ellos les enseñan a los habitantes de Miraculous como usar la magia que está dentro de ellos.

- Bien, y es importante que sepa esto porque...

- Porque hace 18 años los reyes tuvieron a una hermosa bebé heredera al trono del reino de Miraculous. La princesa no tenia nada más que dos meses de nacida cuando un poder oscuro se presentó cerca al palacio. Éste reclamaba a la bebé. La familia real huyó con ayuda de un par de kwamis y terminaron en París. Desde ese entonces los reyes han tenido que gobernar a distancia, manteniendo a su hija lejos del peligro hasta que esté lista para volver.

- Vaya, eso parece sacado de un cuento de hadas, pero ¿qué tiene ver esto conmigo?

Mamá se puso de pie y se sentó a mi lado, me miró con ternura y pasó una de sus manos por mi cabello para luego dejarla sobre mi mejilla.

- Porque cariño, hace 18 dejamos nuestro amado reino para mantenerte a salvo, y para eso debíamos ocultarte quién eres, de dónde eres, y debíamos ocultarte a tus ángeles de la guarda.

- ¿Qué...?

En ese momento un manchoncito rojo y uno negro salieron de detras de papá, cuando los detallé vi que el negro tenía forma de gato y la roja tenía una mancha negra en medio de su frente, me recordó a una mariquita. Los miré en silencio, estaba asombrada y por qué no admitirlo, asustada. Había algo que no entendía.

- ¡Hola Marinette!

La pequeña mota roja me asustó tanto cuando se acercó volando a mí que grité y me caí de la silla. Su voz dulce y aguda me tomó desprevenida. El gatito negro no dejaba de reírse a carcajadas, con sus bracitos sostenía su estómago mientras se dejaba caer sobre la mesa para seguir riendo.

- Tranquila, no tengas miedo, soy tu amiga y guía Marinette.

- Hola...

-Soy Tikki, el kwami de la buena suerte.

La pequeña me sonreía con ternura y emoción; en este momento estaba muy confundida.

- ¿Bu-buena suerte?

-¡Si! Y mi compañero Plagg es el de la mala suerte.

- ¿Qué tiene que ver que seas de la buena suerte? ¿me harás afortunada de por vida?

El gatito negro, que ahora sé que se llama Plagg, se golpeó la frente con la mano y voló hasta quedar frente a mi cara.

- No te lo tomes tan literal niña, nosotros representamos el principio del yin y el yang, la buena suerte - señaló a Tikki - y la mala suerte - se señaló el pecho con su manito - no porque seamos de la suerte significa que vayamos a influenciar de cierta forma en tu vida o en la de otros. Solamente representamos ambas partes de ese equilibrio perfecto. Nos complementamos, pero no somos criaturas de la suerte. Lo que hacemos es enseñar a utilizar la magia que tiene nuestro ptotegido, en este momento ,"alteza", cuenta con dos guardianes, hasta que encuentre a alguien que valga la pena.

Había estado escuchando atenta hasta que en cierto punto mi mente quedó en blanco. Sólo repetía la palabra "alteza" una y otra vez hasta que automáticamente empecé a unir puntos.

Nunca me había sentido tan tonta, me habían dicho en menos de media hora que soy princesa y no me di por enterada.  Sentí mi cuerpo pesado y frío, luego sólo aparecí recostada en el sofá.

- ¿Te sientes mejor, hija mía?

- ¿Me pasó algo?

- Te desmayaste de un momento a otro...

- Es cierto que... ¿soy una princesa?

Tikki voló hacia mí y se sentó en mi rodilla.

- Si Marinette. Y ya que lo sabes es momento de que sepas por qué debes regresar.

La princesa perdida (pausada)Where stories live. Discover now