ATAQUE

375 18 0
                                    

Toda la noche soñé con Francia, París, mis amigos, y por supuesto, Adrien. Lloré un largo rato antes de quedarme dormida, pensar que los dejé a todos atrás junto al resto de mi vida me llena de tristeza. Saber que hace unas horas pasé uno de los momentos más hermosos de todos y ahora es casi imposible que vuelva a ver al chico de mis sueños... es frustrante; pero me comprometí con mis padres, con Tikki, con miles de personas que no conozco y ya confían plenamente en mí y no les pienso fallar. 

Me despertaron a las seis de la mañana, si fuera por voluntad propia, pasaba todo el día en cama. Me tenían lista una tina enorme llena de espuma, y mientras me relajaba un poco mi kwami dejaba lista mi ropa sobre la cama. Cuando volví ya todo estaba listo y me avisaron que debía ir a ver a mis padres antes de desayunar. Cogí la ropa y era todo lo que menos esperaba: una túnica rosa con un cinturón negro. 

- Tikki... ¿qué se supone que haré hoy para que lleve puesta una... bata?

- Es un hanfu Marinette, sabes que desde tiempos lejanos tienes parientes chinos, y aunque tu madre no haya nacido allí, siente que es de allí de todos modos. Lo escogió para ti. Es de seda china y bordados de hilo hindú, ¿no te parece hermoso? 

Visto desde ese punto de vista sí que me parecía bello. 

- Pero... ¿qué se supone que haré con esto?

-  Hoy es tu primera práctica con el gran maestro y el guardián supremo de Miraculous. Tus padres te esperan para hablar de ello. 

- Está bien, ya voy. 

Mientras caminaba hacia al jardín donde se supone que estaban mis padres Tikki trenzaba mi cabello y me regañaba por comerme las uñas, pero no podía evitarlo, me sentía vigilada desde todos los puntos del palacio. 

- ¿Aquí hay guardias?

- ¿Disculpa?

- ¿Hay guardias en el castillo, Tikki? 

- Si, pero son hadas y normalmente están escondidas. ¿Pasa algo, Mari? 

- Siento que nos observan, pero no sé, no me siento segura y mucho menos cómoda...

- Espérame aquí, iré a ver si son ellas. 

Tikki salió volando y me dejó sola en la mitad de un pasillo que tenía vista hacia el piso de arriba gracias a un balcón interno. Miré por el ventanal y vi a mis padres sentados en una mesa de jardín al lado de un enorme rosal, pensé en ir sola pero el temor me tenía clavada al suelo. Estaba en un mundo mágico donde una entidad oscura me busca desde bebé para matarme, ¿cómo podía evitar no sentir miedo? Con algo de recelo miré hacia arriba y ahí fue cuando la vi: una persona vestida de negro me observaba desde el barandal. Aunque estaba completamente asustada la adrenalina se apoderó de mí y corrí sin rumbo alguno, lo único que pretendía era huir de el, ella o lo que fuera. Volteé mis vista y noté cuando saltó y cayó justo donde me encontraba. Grité de la angustia cuando empezó a correr y traté de poner toda la distancia posible. Pero algo dentro de mí me decía que me detuviera, era como una voz fuerte y alentadora que me decía lo que debía hacer. Sin dejar de correr tomé aire, cerré los ojos y me dejé llevar por el impulso. Después de eso actué por puro instinto. Me detuve bruscamente y encaré a mi perseguidor. Él se quedó quieto a unos cinco metros de mí. Esperé a qué hiciera cualquier movimiento de ataque. Se posicionó en el suelo como si fuera a saltar como un... ¿gato? torció su cabeza y por fin, se movió. Al saltar intentó caer sobre mí pero lo evité con agilidad. Evité todos sus golpes, lancé una patada a su costado y la bloqueó, me tomó la pierna y me hizo caer. Giré hacia un lado para zafarme de su agarre y me levanté de un salto, le dí un puño en el estómago y retrocedió quejándose. Quise atacarlo nuevamente pero el impulso que tenía había muerto, ya no estaba, y aunque ya no me sintiera con la misma capacidad para defenderme no me dejé doblegar, me quedé en pie alerta de cualquier movimiento que pudiera hacer mi digno oponente. Cuando se recuperó del todo, se quedó frente a mí a cierta distancia, y para mi sorpresa, se inclinó en señal de respeto. Yo no pude evitar hacer lo mismo. A pesar que sólo fueron unos pocos golpes todo pasó extremadamente rápido y no cualquier persona puede luchar de esa manera. A mí me tomó años de práctica. Cuando se levantó, caminó despacio hasta mí y me tendió la mano, lo miré con dubitación y finalmente la tomé, sorprendiéndome cuando se llevó mi mano a su rostro completamente cubierto y sentí cómo depositó un beso en el dorso. Me fijé en lo único que se podía ver en él: esos felinos ojos verdes. Antes de poder detallar más en ellos, me soltó y se marchó. Se fue tan rápido como llegó. 

Completamente estupefacta, ignoraba todo lo que pasaba a mi alrededor. Finalmente una voz familiar me sacó de mi trance. 

- ¡Marinette! ¿te encuentras bien?

- ¿Viste eso, Tikki? 

- ¿Ver qué, Mari? Te dije que me esperaras allí, cuando volví creí que te había pasado algo, cuando me fui me di cuenta que algo raro estaba ocurriendo cuando no había nadie en todo ese sector del castillo, me preocupé cuando llegué y no estabas ahí. 

- ¿De verdad no viste nada? 

- Es en serio, no vi absolutamente nada. ¿Qué ocurrió? ¿Por qué te fuiste? 

Después de resumirle todo lo que pasó, me dijo que todo sucedió en muy poco tiempo, ella sólo había tardado cinco minutos, y no supo decirme con qué clase de persona o criatura me había enfrentado, y mucho menos supo explicar lo que sucedió al final. El resto del camino hasta donde mis padres fuimos escoltadas por media docena de guardias en miniatura. 

- Cielo, buenos días, ¿cómo te encuentras? El hanfu te queda increíble. 

- Hola mamá, papá; me encanta esto, es muy cómodo, y es práctico para pelear

Ambos se miraron extrañados y volvieron a verme confundidos.

- ¿Pelear? 

- ¿Ya viste al maestro Fu?

- Majestades, creo que tengo que hablar con ustedes más tarde - Tikki evitó cualquier tipo de conversación en esa dirección. 

Nos miraron sin decir palabra pero asintieron ante la interrupción de mi amiga. Pidieron que nos trajeran el desayuno a ese mismo sitio y me hicieron sentar. 

- Bien cariño, entonces, por lo que nos dicen, no has ido con el gran maestro. 

- No papá, no he ido aún.

- Perfecto, queremos prepararte para lo que vendrá de ahora en adelante. - Mi madre tomó aire y sonrió con complicidad.-  A partir de hoy, dormir hasta tarde es un milagro...

- ¡¿QUÉ?! ¡¿POR QUÉ?! 

- Calma hija, debes entender que a partir de ahora estás en constante peligro. - Si tan solo ellos supieran lo que acaba de pasar... - El Maestro Fu te entrenará diariamente hasta que considere que estás lista. Perfeccionará todas y cada una de tus habilidades artísticas y de defensa. Irás todas las mañanas al salón que está en el tercer piso, siempre te estará esperando ahí. 

- ¿Cómo saben que lograré lo que esperan? Es decir, soy nueva en esto, y temo decepcionarlos de algún modo. 

- Cariño, llevas preparándote para esto toda tu vida sin siquiera saberlo. Además, estás en buenas manos, él nos entrenó a tu madre y a mí cuando fue nuestro momento. Estarás bien, nunca estarás sola. 

Terminamos de desayunar y me fui con Tikki al tercer piso, pensado en las experiencias que me habían contado mis padres. Al llegar a una gran puerta, nos detuvimos y de la nada la kwami atravesó la puerta. Abrí con dificultad y entré, encontrando ante mí a un viejito en medio de una sala llena de armas. 

__________________________________________

Hola mis amoreeees 

Les pido mil disculpas por dejar pasar tanto tiempo pero he estado terriblemente ocupada. Espero lo disfruten y me hagan saber lo que opinan. 

Mil abrazoooos. 

 

La princesa perdida (pausada)Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt