C A P I T U L O 2

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Veronica

El señor Wilson parecía estar dando las clases en cámara lenta. Era absolutamente terrible. De hecho, incluso yo daría mejor la biología que él. Yo ya había dado aquél temario en mi antiguo instituto, y sin embargo, en aquél parecía que también porque todo el mundo parecía aburrirse. O quizás era simplemente porque les aburría la biología.

Algo que me distraía era que Blake estaba en la misma clase de biología que yo, sentada delante de mí con el pelo recogido en una coleta y una camiseta del equipo color blanca y de manga corta, su chaqueta roja estaba en la silla apoyada.

—Señorita Danvers, a la pizarra para el siguiente ejercicio. —La llamó el profesor, y ella se levantó, caminando hacia la pizarra. —Dibuje aquí un virus y distinga sus partes. —Blake miró la hoja donde estaba su ejercicio, y tomó la tiza, comenzando a dibujar.

Noté cómo algunas chicas —bastantes, a decir verdad— y algunos chicos alzaban la cabeza para mirarla. No entendía cómo, ¿es que había un índice alto de homosexualidad en aquél pueblo? No lo entendía, pero casi todas las chicas estaban mordiéndose el labio mirando su espalda. Ancha, con brazos fuertes pero sin perder nunca la feminidad.

—Muy bien, Danvers. Puede sentarse. —Al girarse me miró mientras caminaba hacia su silla, que mantuvo hasta que se sentó en su sitio y metió la hoja en su carpeta.

Al terminar la clase, ella ni siquiera se dio la vuelta para saludarme. Es decir, ¿por qué debería hacerlo? Ella era casi la dueña de aquél instituto, y yo era una animadora nueva.

Y justo como era una animadora, la hora siguiente era entrenamiento. La verdad era que no esperaba hacerlo tan bien para la primera vez.

—Roberts, más alto. —Me dijo la entrenadora pasando a mi lado. —¿Puede darme eso o tengo que buscarme a otra? —Miré a April que sonreía desde el otro lado del gimnasio.

—Puedo darle más. —Fue todo lo que dije, antes de volver a subirme a los brazos de Shaun, el chico que me había sujetado en la prueba.

Y salté más alto, llevándome los aplausos de todo el gimnasio por aquél salto carpado para que Shaun volviese a retenerme en sus brazos.

—A la entrenadora le gustas. —Me dijo April, dándome una botella de agua mientras caminábamos hacia los vestuarios.

—¿Segura? —Blake estaba quitándose la camiseta para quedarse en sujetador delante de su taquilla.

—Ajá... ¿Qué miras? —Se rio abriendo su taquilla, y yo abrí la mía, soltando una risa.

—¿Qué miro?

—Mirabas a Blake. —Se quitó la camiseta para meterla en la bolsa de deporte. —¿Te gusta?

—¿Qué? No. No me van las chicas. —Respondí con la bolsa de baño en la mano y la toalla alrededor de mi cuerpo.

—Ya... —Escuché su risa por lo bajo. —Sabes que con Blake importa una mierda que seas hetero o no, ¿verdad?

—¿Lo dices por experiencia? —Asintió soltándose la melena rubia, y caminamos juntas hacia las duchas.

—Me lie con ella un par de veces. Ya sabes, capitana de las animadoras, la mejor jugadora de fútbol... Tenía que pasar. —Miré a Blake que estaba de espaldas frotándose la cabeza. Me fijé en cómo sus músculos de la espalda se notaban en cada movimiento. —Ten cuidado si no quieres acabar perdiendo la heterosexualidad.

—Tranquila, no pasará. No creo que lo intente conmigo. —Ella soltó una risa antes de acercarnos a las duchas.

—Ella no lo intenta con ninguna. Tú caes en ella, sin más. —Murmuró antes de entrar en su ducha, y, para mi suerte, la única que había libre era la que estaba al lado de la de Blake.

BLAKEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora