C A P I T U L O 26

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Veronica

Llevábamos varias horas buscando por el bosque y allí no había nada. Ni rastro de un zulo. Olsen se llevó la barra de metal de la chimenea de aquella casa, y daba golpes en el suelo para ver si había algo, pero nada.

—Estoy cansada, me duele todo. —Decía April con la respiración agitada.

—¿Sí? ¿Sabes a quién no le duele? —Olsen la señaló con el ceño fruncido y April negó. —A Blake, porque probablemente estará muerta SI NO VAMOS MÁS RÁPIDO. —Pisé algo metálico y me quedé quieta, levantando la cabeza del suelo.

—Chicas.

—A mí no me alces la voz que te pego un tiro. —Dijo April señalando la pistola que estaba en mi chaqueta.

—¡CHICAS! Acabo de pisar algo metálico. —Me agaché y aparté las hojas y las ramas. Se extendía un metro por lado, era una trampilla cuadrada. —Es esto, debe serlo. Olsen, ábrelo.

—Voy.

Olsen se puso de rodillas y abrió la trampilla rápidamente. Yo apunté con la pistola por si venía alguien, y entonces, Zac y el inspector Abrams aparecieron. Nos quedamos estupefactas ante aquello, Abrams sí, ¿pero Zac? ¿Zac era el hermano de Abrams?

—Hey... ¿Qué estás buscando, Veronica? —Dijo Zac con una sonrisa y las manos en alto.

—Tu cabeza. —Le disparé en la pierna y cayó al suelo con un gruñido. Abrams se arrodilló frente a él, mirándome a mí.

—No dispares, ¡NO! —Gritaba Zac, retorciéndose luego de dolor. Olsen bajó al zulo primero y yo después, con April detrás.

—Dónde está Blake. —Pregunté mirando aquella habitación, que tenía un sofá mugriento y poco más. Zac agonizaba en el suelo, y Abrams se levantó dándome un golpe en las manos, haciendo que la pistola cayese al suelo.

—No te lo diré. —Me cogió del cuello y me pegó contra la pared con furia.

—Oh, yo creo que sí. —Olsen le dio un golpe en la espalda a Abrams, que cayó al suelo fulminado con un grito de dolor. Cogió la pistola y le disparó en la rodilla, sonriendo.

—Está aquí. —Abrí la puerta de acero que tapaba la habitación contigua, pero tuvieron que ayudarme a hacerlo porque yo no podía.

Blake estaba atada a unas maderas, con el cuerpo hecho añicos y la cara destrozada. Su cuerpo estaba relajado, con la cabeza baja y dejándose caer porque no podía sostenerse.

—Blake, Blake, Blake... —Exclamé acercándome a ella, que bajo ese ojo hinchado casi negro, aquél labio roto cubierto por una capa de costra de sangre y cortes en el abdomen y los brazos, consiguió sacar una sonrisa. La tomé de las mejillas y le di un beso entre lágrimas, sonriendo.

—Siento no haber recogido esto, querida...—Su voz estaba rota, y solté una risa entre lágrimas, acariciándole las mejillas.

—Qué idiota eres. —Musité negando, comenzando a quitarle las cuerdas de las manos, pero Olsen entró con un cuchillo y los desató rápido.

—¿Estás bien, colega? Te hemos estado buscando, no me has respondido los whastapps. —Blake se echó encima de mí para sujetarse y Olsen la cogió por el otro lado.

—Sí... Estuve ocupada.

*

Veronica

Mi madre me dijo que no podía entrar a ver a Blake, que estaba en observación y que probablemente en unos días estaría en casa, lo único que le harían sería algunas pruebas para ver si en su interior estaba bien. Eso no me tranquilizaba en nada, lo único que hizo fue ponerme más nerviosa por si encontraban algo inusual.

BLAKEWhere stories live. Discover now