C A P I T U L O 15

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Blake

—Te odio, Olsen, te odio. —Yo daba vueltas por la sala de los Wolves con las manos en la cintura. —¿No podías dejarte de gilipolleces?

—Mira, Blake, lo siento. ¡Pero tenía que hacerlo! —Se sentó en el respaldo del sofá. —Te gusta. —La señalé abriendo los ojos. —Sí, te gusta Veronica. Se te ve a kilómetros y lo sabes, porque si no quisieses hacerlo habrías dicho 'lo siento señora Bell, me ha empujado mi amiga'. Pero lo hiciste porque querías acercarte a ella. —Sus palabras aún me enfadaron más, porque, sí, me gustaba, pero odiaba tener que admitirlo.

—Vamos a ver, Katie, —me puse frente a ella cerrando los ojos— hay personas que son heterosexuales. ¿¡Entiendes!? ¡¡HETEROSEXUALES!! —Grité gesticulando con las manos. —Es más probable que le guste Kevin a que le guste yo.

—Tú. —Kevin entró dando un portazo, y suspiré. —¿¡A TI QUÉ COÑO TE PASA, BLAKE!?

—Ya empieza el hetero. —Murmuré pasándome la mano por la frente. —¿Te quieres calmar?

—¿¡QUE ME CALME!? ¡NO ME DIGAS QUE ME CALME! —Kevin vino enfadado hacia mí.

—Oye, ¿qué pasa? —Vero entraba por la puerta junto con los demás.

—¿¡QUE QUÉ PASA!? ¡¡Que como a tres tías les gusta ya se cree que puede ir a por cualquiera!! —Me empujó y retrocedí unos pasos, suspirando.

—Basta, basta. —Veronica se interpuso entre nosotros, y me apartó de él mientras Olsen sentaba a Kevin en el sofá. Todos los demás miraban.

—Tío, yo no tengo la culpa de que no te supieses el guion. —Repliqué.

—Espera, ¿esto es por lo del ensayo? —Veronica me miró y asentí, pero Kevin volvió a levantarse.

—Sí, porque se piensa que puede hacer el papel de un tío.

—Mira, Kevin. —Se cruzó de brazos girándose hacia él. —Me gustas. Me gustas como amigo desde el principio, y no creo que eso fuese a cambiar, pero me agradaba la idea de hacer la obra contigo porque parecías un chico majo, no sé. —Veronica negó apartándose de él. —Ahora ni siquiera te quiero como amigo, no quiero hacer la obra contigo. Que se quede otra el papel. —Tal y como vino, con su bolso en el brazo, salió por la puerta de la sala.

—Eres un gilipollas, Kevin. Un maldito gilipollas. —Cogí mi mochila y salí tras ella, viéndola caminar hasta el final del pasillo para irse a casa. —¡Roberts! ¡Espera! —Salí corriendo y sujeté las puertas que se habían cerrado, agarrándola del brazo con suavidad. —Hey, Ronnie. ¿Estás bien? Lo siento mucho, ha sido mi culpa, no debí haber hecho eso.

—No estoy enfadada contigo, Blake. Es que nadie sabe nada aquí de mi vida, nadie. Es que todo lo que hago lo tiene que juzgar un tío, y estoy harta de eso. Estoy harta de que cualquier cosa que haga tenga una repercusión en alguien que no quiero, y voy a estallar. Nadie hace nada por mí porque le importo, sólo quieren acostarse conmigo o que les haga un trabajo, y por desgracia suele abundar más de lo primero. —Permanecí en silencio segundos después de que acabase de hablar, y acaricié su mejilla con mi mano completa.

—No dejes el papel. —Apoyó su mejilla contra mi mano y luego hizo una mueca.

—No me siento cómoda si está él. —Se apartó de mi mano. —Y siento que cada vez que te peleas con alguien es por mí. Estoy harta.

—Sí... Pero sé qué les pasa. —Caminamos juntas saliendo del instituto, subiendo la calle.

—¿Qué es? Porque no es normal.

BLAKEWhere stories live. Discover now