C A P I T U L O 25

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Veronica

—Blake lleva un día desaparecida y la policía acaba de ponerse a investigar. ¿Qué mierda de política es esta, en la que si no apareces muerto no te buscan? —Olsen daba vueltas por el embarcadero de la casa de Blake, mientras la policía registraba la casa.

Yo no paraba de pensar en la última vez que la vi, en que me besó y me dijo que me quería. También entendí cuando me dijo que todo acabaría pronto y que no me harían daño.

—Blake se dejó atrapar, chicas. —April levantó la cabeza del agua y me miró con los ojos achicados.

—¿Qué has dicho? —Hice un gesto para que lo repitiese.

—Que se dejó atrapar. La noche de la fiesta me puse muy mal, me dio un ataque de ansiedad y subí para que me diese el aire. Blake me acompañó y me dijo que no me preocupase, todo iba a acabar y que nadie me haría daño. —Olsen se puso en cuclillas a mi lado con la mano sujetándose la cabeza, negando.

—Esta niña es subnormal. Yo te juro que como Blake salga viva la mato, la mato yo si sobrevive. —Gritó enfadada Olsen enfadada, pasándose una mano por el pelo.

—Cállate, Katie. —Me levanté del embarcadero, cruzándome de brazos. —Blake es lista, es muy lista.

—¿Sí? Pues no lo parece. —Inquirió Olsen.

—Cállate Olsen. —Dijimos las dos a la vez.

—Chicas. —Susurré mirando a los policías saliendo de casa de Blake. —Chicas, ¿por qué no está Abrams incomodándonos y haciéndonos preguntas? ¿Por qué no está aquí registrando la casa, si es el inspector que lleva el caso? Blake lo sabía, sabía que Abrams era el asesino.

—Tenemos que ir a su casa. —Dijo Olsen, haciendo el amago de salir del embarcadero.

—¡Espera! No sabemos dónde está su casa.

—Vosotras no, pero yo sí. Pero antes de eso, ¿han registrado el coche de Blake?

—No. —Respondió Olsen.

—Quiero ver una cosa.

*

Blake

Mi boca era la suela de un zapato. No había bebido nada en dos días y las paredes de aquél zulo pesaban sobre mí. Me dolía todo el cuerpo, me dolían las muñecas, me dolían las heridas de las correas en mi espalda que estaban abiertas, me dolía la cara, me dolían los brazos. Opté por dejarme caer sobre mi propio peso sujetándome por los brazos.

—Eh, a beber. —Zac entró en el zulo con un vaso de agua y me lo puso al borde de los labios, yo comencé a beber, pero lo volcó tanto que el agua cayó en mi cara. Él se rio, y yo le escupí en la cara.

—Cabrón. —Zac hincó sus dedos en mis mejillas y las agarró tirando fuerte. Sentí sus uñas clavarse en mi piel a la vez que se acercaba a mi cara.

—Quietecita, o te matamos a ti y matamos a Veronica. ¿Es eso lo que quieres? —Soltó mi cara como si fuese un pañuelo sucio. —No me apetecía hacer esto ahora, pero es que te lo ganas, Danvers.

Trajo un cubo de agua con hielo y lo puso frente a mí. Me quitó las cuerdas y me empujó poniéndome de rodillas delante del cubo.

—Esto es por mi madre. —Me agarró fuerte del pelo y hundió mi cabeza en el agua, así que aproveché para abrir la boca y beber. Me sacó la cabeza del agua y comencé a toser por haberlo hecho, pero Zac no me daba un respiro y volvió a sumergir mi cabeza. Intenté concentrarme en aguantar, asentar el silencio en mi cabeza y combatir contra el agua y el frío que me aceleraba los pulmones.

BLAKEWo Geschichten leben. Entdecke jetzt