C A P I T U L O 3

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Veronica

—¿Cuatro días de instituto y ya te han invitado a tu primera fiesta, enana? —Josh abrió la nevera y tomó el último café latte que quedaba, quitándole la tapa.

—Sí, lo que tiene ser yo. —Me senté en el sofá con las piernas recogidas, y giré la cabeza para verlo venir desde la cocina al salón. —Hay una chica muy...

—Oh, una chica, ¿hemos pasado por fin de chicos a chicas? —Fruncí el ceño y sacudí la cabeza.

—¿Qué? ¡No! Sólo... Me tiene algo confundida su forma de actuar. —Se sentó en el sofá cansado, con un suspiro, y le quité el café de las manos antes de que diese un sorbo.

—¿Qué hace? —Me encogí de hombros sin saber qué decirle.

—No sé, nada... Supongo. Pero es que tiene revuelto a todo el instituto, a chicos y a chicas. A todas les gusta.

—Es el futuro, Vero, hazte lesbiana. —Se encogió de hombros simplemente volviendo a quitarme el café.

—¡No soy lesbiana! Además, no es algo que se elija. —Me acurruqué en el sofá entre las mantas, mirándolo a él. —Y he salido con chicos.

—¿Y qué? Quizás has salido con chicos pero no sientes lo mismo que con una chica. Sólo piensas que eres hetero porque 'es lo normal', pero no sientes una mierda. Por eso te dio igual no ir al baile con Jake. —Bufé y le di una patada, que desestabilizó su café. —Mírame a mí. ¿Cuántas novias tuve antes de darme cuenta de que perdía aceite?

—¿Te imaginas tú gay y yo lesbiana? A papá y a mamá les da algo.

—¿Qué nos da qué? —Mi padre le dio una colleja a mi hermano, que casi se estampó el plástico del café en la encía, y se dolió.

—Nada. —Gruñó de mala gana, mirando de reojo a mi padre, que se desajustaba las mangas de la camisa.

El timbre sonó, y mi madre salió corriendo desde las escaleras para abrir. Miré a mi hermano y con la mirada le pregunté quién era, pero él simplemente se encogió de hombros.

—¡Hola! Somos los Danvers, vivimos al final de la calle. —Intenté alzar la cabeza un poco para ver quién había en la puerta y le apreté la pierna a mi hermano cuando escuché el apellido.— Hemos oído que acabáis de mudaros al pueblo. Queríamos presentarnos, así que os traemos un pastel de arándanos para daros la bienvenida.

—Oh vaya, muchas gracias, pasad. —Mi madre abrió la puerta, y comenzaron a entrar. Blake entró justamente detrás de ellos, mirando a mi madre con gesto serio.

—¡Es ella! —Musité, y mi hermano frunció el ceño hasta que cayó en quién era ella. Giró la cabeza rápido y ambos la levantamos, mirándola. —Oh dios mío, y mira cómo voy vestida.

—¿Por qué te importa tanto que te vea así, si eres hetero? —Dijo esa última palabra con asco, y le di un golpe en el brazo.

—Este es mi marido Brandon, y esta es mi hija Blake. —Mi madre le extendió la mano, y rezaba para que nos dejase tranquilos a mi hermano y a mí. —Yo soy Chelsea.

—Eres muy guapa. —Blake le estrechó la mano con una débil sonrisa. —Yo soy Cassidy.

—Craig Roberts. —Mi padre les tendió la mano, y a Blake le pellizcó la mejilla como si fuese una niña pequeña. ¿Podía dejar de dar vergüenza?

—Chicos, ¿podéis levantaros para saludar a la familia Danvers? —Negué un poco, pero mi hermano tiró de mi brazo, levantándome del sofá para ir hasta la entrada.

BLAKEWhere stories live. Discover now