¡Ponle una "trampa" a mi corazón!

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—¡Oh! ¡Pasa! ¡Pasa! Sabes que estás en tu casa cariño...

—Esperamos no importunar.

—¡Pero como crees! Gracias por el esfuerzo y por todo esto, ¡realmente eres un sol!

La señora Nora estaba realmente feliz: Tommy cumplió su palabra y llevó una unidad médica de laboratorio a su casa y dos especialistas. Joe se sorprendió al llegar a casa y encontrarlos preparándose para examinar a la familia.

—¡Thomas!

—Osito, me alegra que al fin llegaras.

El chico paramédico, que no era nada tímido, se acercó a Joe y le plantó un beso muy cerca de la boca a modo de saludo tierno. El osito se sonrojó ya que lo hizo de forma muy sorpresiva y frente a todos en la casa, pero no le fue desagradable ya que Tommy era siempre sumamente dulce con él.

Pero el que no estaba para nada feliz era Papá Oso. Miraba muy enojado a Thomas y a los médicos sentado en su sillón, su actitud parecía la de un niño molesto cuando le quitan su dulce. La señora Nora, que ya conocía la fobia de su esposo a los médicos, se acercó a él para que intentara dejar a un lado esa mala actitud.

—Joseph Smith, ¡compórtate! Tommy hizo un gran esfuerzo de traer a los médicos y van a revisarnos y hacernos los exámenes necesarios sin cobrar un centavo. ¿No te parece un gran gesto? ¡Además necesitas chequear tu salud! Asi que te vas a dejar examinar sin rechistar, ¡y quita esa cara de perro rabioso!

Papá Oso le respondió algo entre gruñidos, pero sabía que no podía contrariar a su esposa. Thomas se acercó muy sonriente a él para ayudar al especialista con la revisión.

—Señor Joseph, vamos a medirlo, pesarlo, tomarle la tensión y ver cómo está ese corazón. También le tomaremos una muestra de sangre ya que es importante revisar cómo están esos valores.

—Que lo haga otro, no te quiero cerca de mi...

—¡Joseph! ¡Qué forma de responder es esa!

La señora Nora pellizcó el brazo de su marido, este bajó la cabeza apenado con ella; pero no con Thomas. Este le hizo una seña a uno de sus compañeros y fue este el que se acercó al padre de Joe. Comprendió que no le era para nada grato a su posible suegro.

—No te sientas mal, Thomas. Papá siempre les ha tenido fobia a los médicos, no es nada personal. —Le dijo Joe a Thomas mientras le acercaba un vaso de jugo de naranja.

—No, si es personal: no le caigo nada bien a Papá Oso. Creo que prefiere a tu otro "amigo".

—Si le caes bien, es sólo que... ¡No le hagas caso! ¡Él es gruñón siempre!

Joe trataba de levantar el ánimo de Thomas, entretanto su amigo le hacía señas para que se acercara a ayudar: medir y pesar a Papá Oso no era tan sencillo.

—¡Oh mi Dios! ¡Sí que es un gran oso!

—¿Qué dijiste, muchacho loco?

—Digo que... ¡No se mueva! Me subiré aquí para medirlo de arriba abajo.

A pesar de que Thomas era alto, tuvo que subirse a un banquito para medir al padre de Joe. Con su otro colega sosteniendo una cinta desde sus pies, al fin se pudo medir correctamente al señor Joseph.

—¡2,13 metros! ¡Mi Dios! De verdad que es alto...

—En mi familia todos somos altos, muchacho. De hecho, soy el menor de mis hermanos. Joey tiene un tío que mide 2,16 metros. —Comentó muy orgulloso Papá Oso.

¡Quiero un gordito para Llevar!Where stories live. Discover now