Agradecimientos y explicaciones

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Buaaaaa pos... no sé por dónde empezar. Pffff weno ya ze.

Cuando empecé a escribir esta historia había estado pasando por un muy mal momento en mi vida personal: había peleas continuas con mi padre siempre acabadas en gritos y una vez casi las manos, había roto con un chico (bueno no, él jugó conmigo y luego rompió porque no se creía capaz de llevar una relación) y estaba empezando curso peleada con unos amigos por temas que no hablaré por aquí, aparte de que mis compañeros tampoco es que fueran pan de Dios.

Mi novela al principio se basaba en la fortaleza interna de empezar de nuevo después de un gran golpe como Phoebe lo sufría, de la pérdida profesional y los problemas domésticos. Me basé mucho en una saga de una escritora. No me acuerdo del nombre, pero diré que no plagié nada más que el título del conde y de Phoebe y su profesión. Se me ocurrió porque quería olvidarme un poco de mis problemas, además de que había terminado mis historias en aquel momento y no tenía demasiado que hacer, así que me puse inmediatamente.

Después de haber empezado los dos primeros capítulos, comenzó a parecerme una historia demasiado típica, romanticona, cursi, algo que nadie querría leer, y pensé que estaba saliéndome de lo que realmente me gustaba escribir.

Podría describirme como una chica con muchas expectativas sobre el amor, romántica en mis momentos más sensibles, pero jamás se me ocurrió llegar a escribir una novela romántica como esta. Utilicé mi corazón roto para apoyarme en lo que me hubiera gustado tener a mi: un amor incondicional, independientemente de quién me lo brindara, que fuera capaz de soportarme aún así de lo que hiciera. Ese hueco fue llenado por mi madre en numerosas ocasiones en los que decaía por las tardes en lloros y autocompasión.

Meses más tarde, le leí el primer capítulo a mi abuela. Pareció gustarle porque lo primero que hizo fue empujarme a ello. Ella sabía lo que pasaba desde que comenzó a verme más apagara y callada (mucho más de lo que ya soy), además ella intentaba darme consejos y sacarme de la depresión en la que me metía. Después del primero, llegó el segundo, y así fueron sucediendo los capítulos. Nunca le llegué a leer más de dos o tres porque tenía la sensación de que se burlaría por lo que escribía y cómo lo hacía, incluso pensé que se avergonzaría de que su nieta mayor pensara todavía en ese tipo de cosas.

Volví a encerrarme en mi mundo cuando conocí a mi siguiente novio y al mes rompimos porque le gustaba otra chica. Ambos sabíamos que nunca confiaríamos plenamente el uno del otro porque era una relación a distancia. Por aquel entonces iba por el capítulo 17, lo recuerdo perfectamente porque antes de publicarlo hice un borrador en el que Percy y Phoebe discutían porque una mujer estaba comenzando a enamorar al conde y ella lo notaba.

Llegó diciembre, se supone que el mes de la felicidad por la Navidad, los Reyes magos, el árbol de Navidad y etc... el día 27 de diciembre tuve una fuerte pelea con mis mejores amigas, obligándome a detener toda mi vida personal porque no me veía capaz de hacer nada.

Me comencé a frustrar de una manera poco coherente. Dejé de buscar un chico para relaciones serias y solo busqué problemas. Problemas de los gordos. Nunca pensé que mi forma de vivir mi vida había afectado tanto a la historia, de tal manera que en varias ocasiones pensé que no estaba hecha para ser escritora (como me decía mi padre) y centrarme en lo que realmente tendría que importarme.

Pocas semanas después de publicar los primeros capítulos, me lié con varias personas (chicos y chicas). No me arrepiento, me di cuenta de lo que quería o no en mi vida y volví a concentrarme en lo que me gustaba, independientemente de que las peleas constantes con mi padre trascendían a una o dos veces al día, estrenándome muchísimo.

Ahora mismo creo que os habréis dado cuenta de que nunca expresé lo que me pasaba o estaba viviendo en las notas de autora que ponía al principio o final de cada capítulo, no porque fuera reservada, sino porque considero que los lectores van a lo que van: a leer un capítulo esperado desde hacía tiempo.

La ModistaWhere stories live. Discover now