1. Primer Día

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- No puedo creer que me haya hecho esto.

Los pasos de una encolerizada Lydia retumbaban por toda la habitación. Su amiga se limitó a mirarla con una ligera sonrisa en el rostro.

Y es que la chica lucía bastante adorable cuando se enojaba con aquellas mejillas levemente infladas y con ese tono rosado que las teñía. Lucía como una niña pequeña.

- No es para tanto, Lyds.

La chica se voltea tan rápido terminó la oración. Lydia abre sus grandes ojos avellana, incrédula.

- ¿Que no es para tanto? -pregunta ella, alzando su delgada y bien hecha ceja-¡Me traicionó! ¡Traicionó mi confianza!

La pelinegra suspiró y se sentó correctamente así podía poner toda su atención en la castaña que seguía luciendo indignada.

- Años de dedicación a la basura -meneó su cabeza, irritada. Finalmente se sentó en la cama de su amiga, junto a ella y se cruzó de brazos- Es que debe de estar prohibido que te hagan eso.

La chica rio.

- Lydia, sólo se cortó el cabello.

Ésta se llevó una mano al pecho, en un gesto dramático. Aquello de ser nombrada presidenta del club de teatro le empezaba a afectar.

- Lo dices como si no tuviera importancia, Auri.

- Porque no la tiene -replicó ella tomando el esmalte de uñas y empezando a bañar sus uñas de aquel color dorado que tanto le gustaba-. Le volverá a crecer el cabello y seguirás amándolo de lejos como siempre.

Lydia soltó un profundo suspiro. -Sí, pero ¿quién llenará ese vacío mientras tanto?

- Pensé que te gustaban otros cinco chicos más.

La castaña asintió. - Piensas bien -concedió-, el problema es que ellos no me gustan tanto como Elliot.

Aurora se arrodilló en la cama y se acercó de esa manera a su mejor amiga hasta poder colocarse detrás de ella. Quitó los ruleros que adornaban su cabeza y dejó caer las ondas que habían dejado arreglándolas con la mano para que lucieran naturales.

- De cualquier manera, no importa, lo superaré -Lydia tomó el esmalte color azul metálico y empezó a pintarse las uñas con sumo cuidado-Soy una mujer independiente que es capaz de buscarse más chicos de los que enamorarse ciegamente sin importar que probablemente nunca me hagan caso.

Auri rio.

- Yo creo que eres una mujer independiente que es capaz de darse cuenta que no necesita un hombre para llenar un vacío.

- Bueno, no me molestaría que me llenen el vacío que tengo ahí abajo...

- ¡Lydia! -exclamó Auri avergonzada por el descaro de su amiga.

Doble Error.Where stories live. Discover now