3. Niña Mala

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Joshua frunció el ceño en dirección a la pared

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Joshua frunció el ceño en dirección a la pared. Se encontraba bastante nervioso y no había nada en el lugar que pudiese quitarle la ansiedad. Repasó con la mirada la habitación sin fijar su mirada en algo especial. El grupo de personas que estaban esparcidas por la sala de estar parecía estársela pasando de lo mejor y, en teoría, él también debería estarlo haciendo, pero su cabeza no dejaba de darle vueltas a la misma incógnita impidiéndole que pueda pasar realmente un buen rato.

Hizo su camino hasta la cocina en busca de algo de tomar. Le fue sencillo llegar ahí ya que nadie se encontraba por ese sector, ni siquiera cerca. Al parecer la sala era el punto de encuentro y supo la razón la razón de ello cuando tuvo que patear un par de botellas fuera de su camino cuando cruzaba la habitación: habían trasladado todo lo que podían necesitar de la cocina a la sala.

Rodó sus ojos y empujó la puerta de la cocina. Repasó con la mirada el lugar para así poder encontrar algo que pudiese beber a simple vista, lamentablemente no encontró nada que le llamase la atención entre tantas botellas de alcohol. Se acercó al refrigerador y sacó una lo mejor que pudo encontrar ahí: una lata de Redbull. No era muy fanático de aquella bebida, pero no había rastro de alguna otra cosa más. Ni siquiera de agua.

Se disponía a salir de la cocina cuando se tropezó con Ava. La rubia sonrió al verlo instantáneamente. Se encontraban tan cerca, pecho a pecho aún —ya que ninguno se había alejado—, que pudo sentir el apestoso olor a alcohol que le dio la impresión al castaño que la habían bañado en bebida.

Dio un par de pasos hacia atrás buscando alejarse de aquel insoportable olor a cigarrillos y alcohol que apenas toleraba.

— ¡Joshuuuuuua! —exclamó la chica tirándose a los brazos de él. Levantó su cabeza para poder mirarlo con una sonrisilla que delataba su estado— ¿Dónde has estado toda la noche?

El chico alzó una ceja tratando de zafarse de los brazos de la chica sin utilizar la brusquedad que utilizaría si fuera otra situación u otra chica.

— Aquí.

— Qué raro, no te he visto —acomodó un mechón de su cabello detrás de la oreja ignorando totalmente que, para lucir mínimamente presentable, tendría que pasarse un peine por toda su rubia cabellera.

Ambos se quedaron en silencio, el chico esperaba alguna señal para poder largarse de ahí, pero la chica lo miraba como si quisiera decirle algo. Joshua se dijo mentalmente que esperaría un poco en caso que terminara por decidirse y luego se marcharía. No tenía mucha intención de quedarse ahí por más tiempo del debido.

— ¿Puedo hacerte una pregunta? —preguntó finalmente. Él asintió. —¿Por qué tanto interés en ella?

Joshua apretó la mandíbula con fuerza y la chica supo que cuando le dio permiso de preguntarle, incluía cualquier tema menos ese. Aun así, no se retractó y esperó a la que sea que fuera su respuesta. Estaba cansada de actuar sin conocer razones.

Doble Error.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora