4- Accidente..., ¿acuático?

2.4K 168 35
                                    


Me siento en la cama todavía somnolienta. Estiro mis brazos y quito las legañas de mis ojos. No sé qué pasó anoche pero he dormido muy bien a pesar del dolor de cabeza. No me acordaba de las resacas, es detestable. Me imagino que fue Sango quien me trajo. Siento algo moverse a mi lado.

- ¿¡Qué haces tú en mi casa!?- grito sorprendida. Inuyasha se despierta sobresaltado-. ¿¡Por qué estás desnudo!?- Le reclamo observando su torso.

Miro mi vestimenta y hago milagros por no matarle cuando me veo solamente en ropa interior. Inmediatamente, me cubro con las sábanas. No me digas que...

- Lo primero, no estás en tu casa, estás en la mía.- Dirijo una mirada por la habitación y compruebo que la decoración es totalmente varonil-. Y segundo, estoy desnudo por la misma razón que tú lo estás, básicamente. Fue una noche muy divertida, la verdad.

- ¿¡Qué!? ¡No me digas que te aprovechaste de mí!

- Yo no diría que me aprovechara. Aunque fue difícil mantenerte quieta.

Dios mío... No me puedo creer que me haya acostado con Inuyasha. Mi primera vez y ni siquiera la voy a recordar.

- ¡Te odio! ¡No debiste hacerlo y mucho menos si sabías que no era consciente de lo que hacía!

Noto como la humedad se acumula en mis ojos. No puedo creer que haya hecho algo así. Quería que me apartara de él y me hace esto.

- No me digas que te vas a poner a llorar- sonríe-. Sólo te estaba tomando el pelo- dice estallando en carcajadas.

- ¿Qué? ¡Deja de reírte!

- Si te tuve que desnudar anoche es porque no pensaba meterte en mi cama llena de vómitos. Era gracioso ver tus cambios de humor. Primero te reías, luego querías pegarme, después te echabas a llorar... No sabes lo que me costó hacer que te durmieras.

- Joder, qué vergüenza... No pienso volver a beber en mi vida.

- Ya, eso decía yo también y luego me despertaba con unas resacas importantes.

- No será en mi caso.

- Por cierto, mis horas de sueño son sagradas, ya me pagarás el haber tenido que estarte atendiendo todo el rato.

- Ya.- Sí, sé que me las va a cobrar. Y muy caras.

- Hablando de eso, ¿no tienes resaca?

- ¿Te refieres al pájaro carpintero que está trabajando en mi cabeza?

- Vale - ríe-. Te traeré un analgésico. Puedes darte una ducha. Tienes todo en el cuarto de baño, no tengas vergüenza de coger lo que necesites.

- Inuyasha.

- Dime- responde dirigiéndose al armario.

- ¿Por qué haces esto?

- ¿Hacer qué?

- Confundirme. Primero me dices que me aleje de ti y no sé que otras cosas más y ahora me tratas con hospitalidad.

- Ya, pero de esta manera tendrás algo que agradecerme y podré aprovecharme de ello- dice tirando unos boxers y una camisa a la cama.

- Eres insoportable.

- No sabes lo que me importa- responde irónico a la vez que desaparece por la puerta.

Irritada, cojo la ropa y me encierro en el cuarto de baño. Observo todo a mi alrededor. Es muy lujoso. Un gran espejo se sitúa sobre un amplio lavamanos. Al fondo, se puede hallar una ducha con mamparas de cristal, y al lado de ésta, una bañera inmensa. Me decido por la ducha, no me voy a entretener tanto como para darme un baño.

Inuyasha y Kagome ¿Jugamos? Where stories live. Discover now