13- Confusión y... ¿miedo?

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Me despierto algo aturdida. Llevo la mano instintivamente a mi cuello cuando siento un pinchazo recorrer la zona al incorporarme en la cama. Me duele mucho la cabeza.

Aparto las sábanas y decido levantarme, necesito ir al baño. Me pongo de pie, pero no tardo en volver a caer en el colchón. La habitación ha comenzado a dar vueltas y se me ha nublado la vista. De pronto, siento unas terribles náuseas. ¿Qué me está pasando?
Tengo el tiempo justo de correr al baño y poder vomitar. El cuerpo me recrimina este esfuerzo y una fuerte presión me oprime el pecho y la cabeza.

Espero unos segundos antes de levantarme del suelo. Me apoyo en el lavamanos y dirijo la mirada a mi reflejo. ¿¡Mi reflejo!? Esto tiene que ser una broma. ¿Desde cuándo soy la niña del exorcista? ¿Me llamaron para un casting y yo no me había enterado? Hasta un muñeco de nieve tiene más color que yo. Estoy totalmente pálida y unas enormes sombras negras ocupan la parte inferior de mis ojos. ¿Qué me ha ocurrido? Se supone que Naraku me había herido sólo en el cuello, ¿no?

Las piernas me fallan y me veo obligada a sentarme sobre la tapa del váter.

- ¡¿Kagome?! ¡Kagome!- oigo a Inuyasha gritar desde la habitación-  ¿Dónde...? Menos mal, estás aquí- se interrumpe al verme-. ¿Cómo te encuentras?- dice cariñosamente arrodillándose delante de mí.

- He estado mejor. Mucho mejor.

- Nos has pegado un buen susto.

- ¿Por qué? Sólo ha sido una pequeña herida.

- Kagome.

- ¿Qué?

- Llevas inconsciente 2 días.

- ¿¡Eh!? ¿De qué éstas hablando? ¡Eso es imposible! ¿Y mi familia, las clases, los chic...?

- Yo me he encargado de todo eso- me interrumpe.

- Pero... ¿Cómo?

- Las garras de Naraku contenían veneno y se te expandió muy rápido- toma una pequeña pausa antes de seguir-. Kagome, casi te perdemos. Unos minutos más y no lo habrías contado.

- Es increíble...

- Ahora mismo debes estar mareada, ¿me equivoco?

- Teniendo en cuenta que acabo de echar lo poco que tenía en el estómago (y si es que tenía), creo que un poquito.

- Vamos a la cama- responde cogiéndome en sus brazos.

- Entonces, ¿estoy envenenada?

- No, ya no. Si llegase a quedar algo, sería mínimo.

- ¿Y cómo...?

- Un antídoto- contesta adivinando mis pensamientos-. Mi madre lo trajo de la otra época por si sucedía alguna emergencia.

- Ya veo.

- Deberías dormir un poco más para recuperar fuerzas. Si te encuentras mejor, luego te traeré algo ligero de comer.

- Gracias.

Cuando la oscuridad invade todo el espacio, me dejo llevar en ella y caigo en un profundo sueño.

*****

- Despierta. Kagome, despierta.

- ¿Quién me llama? ¿Quién eres?

- Abre los ojos- me susurra una extraña voz.

Hago caso a lo que me dice y tardo unos instantes en adaptarme a la luz. Estoy en mi cuarto. No entiendo, ¿no estaba con Inuyasha?

- Levanta, pequeña.

- ¿Quién eres?

- No es importante. Sígueme.

Intento relacionar esa dulce voz femenina con una conocida, pero es inútil. Un pequeño brillo azul cruza el cuarto y se detiene en la puerta. Con curiosidad, decido seguirlo. ¿Me estoy volviendo loca? Tal vez. Pero oye, estamos hablando de que mi novio es un medio demonio, supongo que esto no es para sorprenderse.

Mis pies acarician la moqueta. Sin ser muy consciente de mis movimientos, camino por el pasillo, bajo las escaleras y salgo al jardín. La hierba me hace cosquillas pero no detiene mi paso. Quiero detenerme, pero soy incapaz. No puedo controlar mi cuerpo. Observo dónde desea llevarme la luz. El templo. Las puertas se abren como por arte de magia.

- ¿Qué hacemos aquí?

-...

- ¿Hola?

Todo ocurre muy deprisa. Una flecha morada atraviesa mi pecho. El dolor es insoportable. Miro la herida, lado izquierdo. Mi corazón. Siento desvanecerme y, después, varios segundos de caída. Miro a mi alrededor, estoy dentro del pozo. Noto algo rozarme el brazo. ¡Dios mío, es mi hermano! Delante está mi madre y, al otro lado, mi abuelo. Todos encharcados en sangre.

Una fuerte punzada me hace gritar.

Me despierto aún gritando, con el sudor bañando mi frente, hiperventilando.

- ¡Kagome! ¡¿Estás bien?!- exclama Inuyasha acudiendo a mi lado de inmediato. Niego con la cabeza.

Todavía mantengo el agudo dolor en mi pecho. Un desagradable líquido sube por mi garganta sin previo aviso. No, no puedo vomitar otra vez. No, no en la cama.
Entonces, justo cuando expulso esa repugnante sustancia, me doy cuenta de que habría deseado que fuera eso en vez de... sangre.

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Holaa. 😘😄
¿Qué tal?
Aquí os traigo el nuevo capítulo.
¿Qué os ha parecido?

Sé que este ha sido pequeñito, pero me ha parecido interesante dejar ese leve suspense. Como dije en el capítulo anterior, esta semana publicaré varias veces, así que no os preocupéis que tendréis la respuestas muy pronto.

Muchas gracias por vuestros votos y comentarios, me hacéis muy feliz.

¡Si os ha gustado dadle 🌟 y comentad! ¡Nos vemos en el siguiente capítulo!

Inuyasha y Kagome ¿Jugamos? Where stories live. Discover now