44.- El regalo de la estrella

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La mansión "El Príncipe Negro" tenía más cosas de las que cualquiera podía imaginar, además de las fuertes protecciones, tenían el permiso "del propio ministro" de permitir a sus "estudiantes refugiados", utilizar magia dentro de la propiedad, dado que la institución también fungiría como "escuela de verano", dándoles cursos sobre varios temas, que aún no habían sido anunciados. De más está decir, que la inauguración de la mansión, fue todo un suceso.

En cuanto la sociedad "El Príncipe Negro" vio la luz de forma oficial, se armó un revuelo en el mundo mágico, ya había habido revuelo desde que se supo sobre la "Rebelión Slytherin", hubo infinidad de aulladores dirigidos a cierto mago adicto a los caramelos de limón, pero él ni se inmuto en leerlos, ni siquiera alcanzaron a llegar a sus manos, con un movimiento de varita casi perezoso, los aulladores se convertían en cenizas. Dumbledore estaba dispuesto a cargar con el escarnio público si eso les daba una oportunidad a los Slytherin y rogaba a todos los magos que Sirius y Severus fueran los que obraran el milagro.

El día de la inauguración de la mansión como "casa de acogida", no era un orfanato, sino un refugio para los jóvenes magos que, gracias a su decisión, estaban sin un rumbo fijo ni un lugar donde quedarse. Ese mismo día, cada alumno que había sido acogido en el santuario proporcionado por Hogwarts, estaba siéndole asignada una habitación, no eran tan grandes como las de sus mansiones, pero poco importo, los Slytherin eran libres por fin.

Otra sorpresa que se les dio a los jóvenes Slytherin es que varios de sus maestros de Hogwarts habían acordado darles un "entrenamiento especial", sobre todo en Estudios Muggles y DCAO, esto fue una sugerencia de Severus, quien no daba por hecho que sus serpientes estuvieran del todo "lejos de la influencia de sus padres", sabia el discurso pro-sangre que muchos de ellos habían escuchado desde su más tierna infancia, no habría tanto problema con los más pequeños, eran los de quince años hacia arriba los que le preocupaban. Severus demostró estar en lo correcto cuando un alumno de quinto se negó a la clase de Estudios Muggles en su nuevo hogar.

—No entiendo por qué debemos aprender sobre los muggles, todos los magos saben que son como bestias y si quisiéramos, podríamos controlarlos a todos—Dijo el altivo Slytherin.

Severus que insistía en estar presente cada que se pudiera en alguna clase, ese día estaba ahí cuando el joven soltó su más que "mascado" discurso, aprendido seguramente de uno o ambos padres.

—Dígame señor Dominique, ¿Cuántos magos hay en Gran Bretaña? ¿Quizás unos 3000 magos? ¿Unos 10000? —.

—10000—.

—Bien, ahora puede decirme ¿Cuántos muggles hay en Gran Bretaña? —.

—No lo sé, ¿La misma cantidad que de magos? —.

—Su respuesta solo hace más ridícula sus suposiciones, hay alrededor de 45 millones de muggles, por pura lógica, los magos estamos en desventaja—.

—Pero tenemos magia... —.

—Y ellos tienen ciencia, cada cual tiene sus armas. Nosotros tenemos la maldición asesina, que puede matar a una persona en menos de un segundo y sin dejar marcas, suponga que podemos lanzar una maldición asesina, todos los magos de Inglaterra, al mismo tiempo, contra todos los muggles ¿Cuántos muggles perecerán bajo nuestras varitas? —.

—10000—.

—Eso deja poco menos de los 45 millones que aún debemos eliminar, ¿Cierto? Pero déjeme decirle que los muggles, a pesar de no tener la maldición asesina, tienen armas capaces de arrancar la vida de millones en menos de lo que usted dice Quidditch—.

—¿¡No es cierto!? —.

—Puede preguntarle a su profesora, la señorita Burbage, de lo crueles y despiadados que pueden ser los muggles. Si usted cree que Voldemort es malo, espera a oír sobre los horrores de las cámaras de gas en la segunda guerra mundial muggle, del arma que vaporizo a toda una ciudad en Japón, de las matanzas que han hecho entre ellos por siglos... —.

Una Serpiente De PelucheWhere stories live. Discover now