Las cosas no son lo que parecen, Ángeles y Demonios condenados a enfrentarse mutuamente. La única con el poder de salvarlos es Luna hija de uno de los 7 grandes ángeles en el cielo tiene la oportunidad de elegir entre la guerra o casarse con el here...
Hemos pasado por lo menos dos horas y media. Mi celular no para de vibrar y recibir cualquier tipo de notificación, se podría ver desde la ciudad una señal de humo ocasionada por mi desaparición drásticamente y la de el demonio cómplice, mi celular volvió a vibrar en bolsillo derecho de la parte trasera de mi pantalón, me quede helada al saber de quien eran aquellos mensajes, esa chica de cabellos naranjas cobrizos y ojos verdes me matará cuando me encuentre. Por desgracia Celeste me conoce como la palma de su mano gracias a las sin fines de locuras que hemos pasado juntas, además ella ha sido mi compañera desde que estoy en pañales, lo que significa que no pasaría ni media hora en la cual alguien llamará la puerta. Tres minutos fueron los suficientes como para saber de quien se trataba, Les comenzó a gritar desesperadamente mientras que mi padre se dignaba en abrir la puerta, era gracioso el cero como mi padre trataba de calmarla aunque lo mas gracioso fue cuando se hartó y le grito que pasará.
-¡¿Cómo puede pedir que me calme su Luna desapareció!?. -Una risa pequeña salió de mis labios haciendo que la loca de los gritos dirigiera su vista a mi. Hizo cara de disgusto mientras que con su dedo índice me señalaba. -Tu no eres un ángel, eres el mismísimo Diablo.
-¿Alguna de ustedes me hablo?. -Nikolai se comenzó a acercas hacia nosotras al mismo tiempo que comía una dona glaseada de chocolate, Les y yo nos mitos un momento y después miramos a mi padre el cual quería asesinar al imbécil con la mirada lo cual no logró gracias a la indiferencia de esté, ambas reímos un poco pero de un momento a otro Celeste se encontraba golpeando mi hombro y empujandome repetidas veces.
-¿Les que no te cansas nunca de golpearme?. -La nombrada volteo riendo hacia mi, por mi parte simplemente le reí de forma sarcástica, antes de cerrar por completo la puerta una mano un tanto larga detuvo mi acción, me asusta un poco pensando que Ethan era aquel que sostenía la puerta, suspire de alivio al notar que era Dani quien me miraba con desaprobación.
Lo hice pasar y al cabo de unos minutos mi madre ya estaba platicando con mi mejor amiga, yo estaba charlando de forma tranquila con mi padre el cual me hacia cualquier pregunta sobre como eran los ángeles o demás cosas a lo cual yo le contestaba de forma algo triste con un "No lo sé", en realidad no lo sabia ya que Ethan jamas me llevo a conocer a mas ángeles. Su cara de desagrado cada vez que pronunciaba el nombre de mi ángel guardián era sin igual, no podía creer el como mi padre siempre me protegía de más, yo aun siendo mayor era la niña de papá la cual él decía o pensaba que jamas volaría del nido, que sin importar cualquier cosa siempre estaría para papi. Lastimosamente hubiera sido así si no fuera su hija adoptiva.
-Cariño, ¿te quedarás a dormir?, mañana es tu cumpleaños, tu madre y yo queremos que disfrutes éste día a nuestro lado. -Una pequeña sonrisa llena de esperanza era dedicada para mi, a lo cual respondí con un suspiro, una risa tranquila sin mencionar una mirada tierna dirigida a mi padre.
-Papá sabes que me quedaré con ustedes, ya estoy saboreando la comida que mamá me hacia de pequeña. -Antes de continuar mi madre salio de la cocina con la cena, hizo un par de vueltas mas para así llenar la grande mesa con un poco de pasta a los cuatro quesos y pollo a las finas hierbas, unas rodajas de pan, ensalada ligera además de un poco de refresco y vino blanco.
Me quede anonadada Nikolai, Les y Dani estaban del mismo modo que yo, la mandíbula hasta el suelo además de estar babeando un poco por los deliciosos aromas que salían de aquella cena. Mi madre se quedo parada en la silla para después sonreirnos y pedir que nos sentábamos a cenar, Nikolai tomó mi mano para que me sentara junto con él pro antes de darme cuenta mi padre apuntaba que me sentara con él su actitud era la de un niño pequeño cuando su mejor amigo entra en el aula de clases, los asientos eran los siguientes, mi padre estaba en la cabecera de la mesa frente a el estaba mi madre, yo estaba al lado izquierdo de mi padre, a mi lado izquierdo se encontraba Nikolai, frente de el estaba Daniel, a el lado derecho de Daniel estaba en una silla aparte mi pequeño hermano, del lado izquierdo de Dani estaba Les Todos comíamos y reíamos.
-Suegra debo decir que se lució con esta magnífica cena espero que la Lunita lunera sea igual de perfecta que usted en la cocina. -Escupía toda el agua que tomaba al mismo tiempo que una tos para aplacar el ardor y dolor de garganta que se produjo al escupirla de forma rápida, mi madre rió un poco mientras miraba como mis mejillas se hacían rosadas.
-Oh querido, ella no es buena en la cocina, para nada. -La chica de cabellos anaranjados reía con fuerza golpeando la mesa.
-¡Dios santo! ¡Tu cara cuando el idiota esté dijo eso! ¡Hahahaha!. -Celeste no se quedaba atrás, Dani también reía un poco al ver como discutíamos.
-No puede ser Murtns. Se supone que eres una ángel, las cosas te deben salir perfectas. -Así es, este idiota abrió su GRAN boca, las mierdas que decía sobre mi colmaron mi paciencia a lo que simplemente lo pise con fuerza en su pie derecho. -¿¡Pero que te pasa mujer!? ¡Pisate tu a ver si te duele!. -Otros dos pisotones se hicieron presentes haciendo que el demonio lo único que lograra hacer era azotar su cabeza en la mesa maldiciendo en silencio.
-Ups cariño, no sabia que tu pie estaba bajo en mío. -La cabeza de Nikolai aun estaba en la mesa, este estaba boca abajo y muy duras prensa susurraba un poco. -Eres un engendro del demonio.
La cena paso rápido después de ese momento tan desesperante con el imbécil aquel, mi madre y yo lavabamos los trastos sucios mientras que pensábamos en como pasar la noche, obviamente Nikolai no dormiría conmigo y mucho menos iba a dejar que Les durmiera con Dani, se que ellos han tenido mas oportunidad de hablarse pero no me agrada la idea de que mi mejor amiga duerma en la sala rodeada de dos hombres. Por fin tuvimos la grandiosa idea de que todos en mi alcoba, Les se acostaría conmigo en la cama y los chicos en una colchoneta inflable que mi padre guardaba.
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