Capítulo 7

1.2K 120 54
                                    

La casa de la doña era muy anticuada, pero muy agradable a la vez. Se notaba que la tía sabía de moda, digo... De decoración en interiores. Richie no dudó en ser el ser más educado del mundo, tenía que lograr agradarle a su futura suegra (ay ya quisiera yo) digo, a su futura... Sólo sigamos.

-Ven, siéntate.

El pastelito con lentes procede y no sabe qué decir, está nervioso. El comedor no era su ambiente favorito y se sentía la tensión en el viento. Fue entonces cuando desde una habitación color rosa aparece una gran señora con contextura de vieja con sobrepeso, era una especie de Tronchatoro y cabe resaltar por lo que mencionó Eddie, sobreprotectora a morir.

-¡Pero qué! ¡Eddie! -regañó-

-¡Mamá! Tu me dijiste que podíamos darles la bienvenida cualquier día a los vecinos nuevos.

-Entonces, ¿él es el nuevo vecino y tambien tu amigo?

-Sí.

-Muy buenas tardes doña Kaspbrak. -lanza Richie con toda las buenas intenciones-

-¡Jovencita! Señorito, jovencita. -aclaró-

-Ahora mamá, danos de comer -ordena el más bajito de todos en la casa-

-No te olvides del "por favor". ¡Ay esta juventud Yisus!

-Hoy es día de espárragos, Richie.

-So bruto. Disculpa a mi hijo, a simple vista puede parecer medio tonto pero no lo hace a propósito. Hoy es día de espaguetti, no de espárragos.

-No se preocupe señorita Kaspbrak, ya estoy acostumbrado. -sonrisa pícara-

-Pero mamá... -se queja Eddie-

-Pero nada. Me haces el favor de comportarte, cariño.

-De acuerdo. -terminó frustrado-

Todo iba perfectamente bien, ningún error durante la comida, el bobo de Eddie no rompió ninguna taza. Esa era la buena señal.
Terminaron el espaguetti y rápidamente llevó a Richie a su habitación, supuestamente a jugar. Tronchatoro todo ingenua fácil de engañar accedió y básicamente, sí, iban a jugar. Qué otra cosa más iban a hacer.

-Se supone que en estos momentos yo me estaría pasando a retirar sin antes haber agradecido por la comida.

-No seas idiota, uno no sólo va a comer a la casa de un amigo. Te voy a enseñar mi habitación.

Aquí quería llegar.
La habitación de Eddie Kaspbrak no era inmensamente grande, sino compacta pero muy agradable para estar algo chica. Una parte de las paredes estaba pintada de color azul y por otro lado, de color blanco. Tenía peluches, un clásico de perdedores. Peluches de osito en todas sus formas y colores, un reloj en forma de manzanita y una cama de media plaza que se acomodaba perfectamente a su tamaño y contextura.
Era un enano.

-No puedo creer que tengas tantos ositos. -dice en tono burlón-

-¡No te rías!

-Pero son bonitos, eres un bebé.

-Un bebé... -el menor se sonroja y babea en su mundo- Si...

-¡Hey! ¿Eddie? ¡Eddie! -lo saca su nube-

-Ay ay ay...

-Te quiero decir algo.

-Yo también te quiero decir algo. ¿Es bueno?

-Depende cómo es que lo tomes. ¿Es bueno?

-Sí, quiero que vayamos a conocer a los chicos del vecindario. Son mis amigos y estoy seguro que te caerán muy bien, aparte que te integras a la ciudad, la ciudad no tan ciudad.

-Fantástico. Apuesto que, por la seguridad que te cargas, han de ser unos perdedores como tú y yo.

-Estas en lo cierto. Entonces le avisas a tu mamá que luego tendrás una cita con tus nuevos amigos, sale.

-¿A donde sale?

-Este men. Tómalo como un ¿de acuerdo? -aclaró-

-Sale.

-Por cierto, ¿qué era eso que me tenías que decir? Anda, suéltalo.

-No creo que te agrade tanto. Se trata de aquel chico que estuvo molestándote la última vez.

-Henry Bowers...

-Ese debió ser. Verás, hoy se me acercó a la salida pero no me golpeó, sólo te siguió insultando y me dijo algunas cosas... -dudoso- Eddie, ¿te puedo preguntar algo?

-...

-¿Eddie espaguetti? ¿espaguetti bebé?

La típica pregunta palpitaba una y otra vez en la cabeza del pequeño espárrago, pero definitivamente no era el momento. Había un temor en Eddie que lo perseguía siempre y era el hecho temeroso de saber cómo es que reaccionará una persona que a pesar del tiempo, quería muchísimo. Me refiero a Richie, el tonto que lo defendió.
Aún existía esa inseguridad.

-¡Mamaaaaaaaaa! -empieza a gritar- ¡Mamaaaaaa! ¡El inhaladoooor! -se desespera-

Rápiamente la señora Kaspbrak se integra en el terrible escenario, sabía que ante cualquier caso de pánico con su retoño esto iba a suceder.

-Ten, ten bebé.

Lo logró, logró una estabilidad después de constantes aspiraciones. Definitivamente esto era una cosa que lo perseguiría de por vida.

-Será mejor que te retires, Richie. Disculpanos por esto, algo debió haberlo emocionado mucho y llegó nuevamente a este estado. -continuó- Anda, vamos. Te acompañaré a la salida.

-De acuerdo seño... señorita, pero Eddie se encuentra bien, ¿verdad? ¿va a estar bien?

-Es lo más seguro. Ve con cuidado.

-Quedamos en vernos con sus demás amigos más tarde, ¿él vendrá?

-Probablemente, yo te lo encargaré.

Loser Reddie (IT)Where stories live. Discover now