Capítulo 17

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Oye Richie, soy Eddie y te quiero pedir perdón, me impresioné mucho al ver tu pene y yo... y-y-yo... ¡Mierda! -Eddie se regañó-

No fue tu culpa, fue mía. Nunca más te obligaré a nada mi flor de lotto, yo tkm mucho y no quiero perderte. ¿Acaso me responderá así? -Eddie pensó- Jiji -Eddie rió- Si... -Eddie suspiró- ¿QUÉ QUÉ? ¡NOOO! ¡Eddie idiota! ¿Y por qué dices TKM? -Eddie se regañó-

Richie, yoyo, perdón, seamos amigos de nuevo. -Eddie pensó- Sí... Mucho mejor.

Eddie terminaba de hablar con su amigo-maestro de ojos grandes. Para ser lógicos, era un espárrago tonto y a la vez no, se tuvo que bañar, cambiar y todo, para treinta minutos de clase. Patético.
La ventaja era que al menos pudo conversar con alguien estúpido, digo, estupendo.

Vaya plática, con un profesor así, repito el año. -pensó de nuevo-

Siguió su camino pateando piedritas cuando se percató que los buses para la 21 Streech ya no pasaban más. Había un último, pero ya se había puesto en marcha hace poco, Eddie se propuso alcanzarlo pero no lo logró, incluso el conductor sacó la mitad de su cuerpo por la ventana principal y se despidió con la mano, burlándose de él.

Al muchacho le tocaba caminar.

Por un momento, maldijo a su profesor por haberle quitado mucho tiempo despues de clases, pero si analizamos bien, aquello es útil. Ejercitará sus piernas y el gran culo que Richie le veía, pero en realidad, poco tenía.

Cada vez más, Eddie se iba alejando de la escuela. Traía la mente revuelta. Por un lado, creía que se había metido en problemas con su amigo el parlanchín, y por otro lado, acababa de descubrir al verdadero Bill.
Se sentía privilegiado en ese aspecto, ya que, era el único con quien Skarsgäd se abría tan fácilmente. Quizás, había visto algo suyo en Eddie y eso le permitió seguir.

Se podría decir que ahora hay una pequeña confianza. Confianza de la cual, Bill se excedió al momento de contar lo del beso negro que le hizo el tal Dereck. Digo, aquí nadie quiere saber sus intimidades. Eso le corresponde a otro fanfiction.

Ahora, el espárrago se encontraba en un callejón muy cerca, pero a la vez muy lejos de su casa. Estaba cerca de la pequeña colina de su casa, pero para llegar ahí tenía que sobrevivir aquel escalofriante callejón.

-Que escalofriante. -dijo Eddie-

Siguió pateando piedritas con la cabeza gacha, cuando chocó con un cuerpo mucho más alto y cayó en un pequeño charquito.

-¡Auch! -maldijo la situación-

-Aguanta, como los hombres. -dijo un chico de cabellera larga-

-Henry Bowers -terminó espaguetti-

Rapidamente, Eddie tomó su inhalador que guardaba en su cangurito de primeros auxilios pero el otro fue más listo.

Eddie estaba agitado.

-Dámelo, Henry. -suplicó-

-¿Lo quieres? -coqueteó tonto- ¡Entonces toma! -Henry lanzó el inhalador de Eddie-

-¡Mi inhalador...! -gritó-

El pobre inhalador color gris oscuro ahora se encontraba roto y bañado en charco.

Eddie maldecía a todo el mundo.

-¡Por qué destruiste mi inhaladooor! -el espárrago golpeó con todas sus fuerzas el abdomen del más robusto-

-Jaja, sólo me haces cosquillas. -rió-

-¡Era el inhalador que mi mamá me compró y tu lo rompiste!

-Sólo es un tonto inhalador, ya no te hace falta. Así te mueres y todos felices.

Eddie quería llorar.

-¡Y ya suéltame! -Henry golpeó el abdomen del más bajo y este cayó en el charco lleno de infecciones y quien sabe cuantas enfermedades.

-Así te quería ver. Mírate, eres basura.

-Yo no te hice nada para que me hicieras esto.

-Probablemente, pero sabes... Hay algo que nunca voy a entender. ¿Por qué maldita sea eres tan marica?

-...

-¿Acaso crees que alguién querría ser tu amigo de verdad?

-...

Eddie estaba llorando, empapado, sucio y con frío.

-Mírate, ahora mismo me causas asco.

-...

¿Piensas que alguien va a querer a un puto marica como tú?

-¡Richie sí lo haría!

-Richie, Richie, Richie -Henry daba pequeños pasos- El te hizo esto.

-El no me haría algo así, yo soy su amigo.

-Ese también es marica. Si no me hubiera jugado su sucio juego la última vez, no estarías aquí. Se escapó y créeme que lo perseguiría, pero nunca lo ví, ni siquiera junto a tí.

-¡Lárgate! ¡Lárgate!

-¿Tienes frío, corazoncito?

-¡Basta!

-No sé como pueden hablarse así entre dos hombres, es repugnante.

Henry se empezaba a acercar al pequeño.

-¡Déjame en paz!

-Mátate, Eddie. Mátate con todas las pastillas que te da tu estúpida madre. Sigue comiendo nada, sigue comiendo tus putos placebos.

-Nunca me mataría.

-¿Es que aún piensas que tu amigo estúpido vendrá y te salvará? -regañó- ¿Crees que alguien se va a enamorar de tí algún día?, ¿de un maricón?

Era imposible no calmar a Henry, lo estaba gozando. Simplemente se sentía el rey del mundo. Sin embargo, tenía que evitar que Eddie haga un escándalo, ya que, cerca del callejón habían vecinos, y eran conocidos.

Si alguno se enteraba de esto, el futuro de Henry sería vivir encerrado dentro de unas frías rejas.

Despues de varias patadas en el abdomen, Bowers se marchó. ¿Qué hay de Eddie? Eddie estaba tirado en el suelo, llorando, cerrando los ojos cada vez que podía. No quería creer lo que pasó, se abrazaba a sí mismo para generar calor. Toda su ropa estaba mojada y no tenía suficientes fuerzas para levantarse. Tampoco quería, lo único que deseaba era morirse.
Tenía una pequeña ilusión de ver a Richie, pero rapidamente se desvaneció.

La única compañía que recibió fue su inhalador descompuesto.

Eddie se quedó dormido.

Loser Reddie (IT)Where stories live. Discover now