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[Reproducir En Multimedia — A Little Too Much - Shawn Mendes]

Capítulo treinta y uno.

Narrador en tercera persona.

—¿Estás loca? No dejaré que te vayas.

—No me importa. — habló totalmente en un tono frío. — Ya soy mayor, y es mi decisión.

—Me cuesta aceptar que ya eres mayor. — fingió llorar detrás de la línea de teléfono.

Sin ni siquiera reír un poco, cambió el tema.

—Te cuelgo porque necesito tiempo para empacar.

—¿Estás bien, nena? — se oyó en un tono de preocupación.

—Honestamente, no. Adiós. — y colgó la llamada sin esperar respuesta alguna.

(...)

Aún no había comido nada, ni menos se alejó de su habitación.

Seguía dentro de su único refugio.

En su cumpleaños, otra vez, sola.

Flashback.

La pequeña se encontraba demasiado emocionada por sus 6 años de vida apenas cumplidos.

Salió a correr por encima del césped recién cortado, encontrándose con su único amigo presente en su cumpleaños, pero a ella le bastaba.

—¡Em! — nombró por su apodo a su mejor amiga para llamar su atención.

La niña volteó frenéticamente con una sonrisa, siempre fue así de extrovertida y sonriente, a pesar de cualquier cosa.

Su emoción logró ganarla, echó a correr hacia aquel que la nombró, su mejor amigo.

—¡Aaron! — chilló la niña.

Aaron la tomo en sus brazos envolviéndola en un cálido abrazo de amigos.

—Sé que no te gusta que te festejen esto, pero feliz cumpleaños, Em. — susurró en su oído sin dejar de abrazarla.

Ella apreciaba tanto pasar cada cumpleaños con su mejor amigo, era lo único que necesitaba para completar su día.

Él era su único mejor amigo.

Él la amaba.

Ella lo amaba, y jamás dudó de eso.

Fin del flashback.

—¿Emily? Oye, ¿Estás bien...? — habló detrás de la puerta, apunto de abrirla.

Ella estaba sumergida en una nube de recuerdos, no paraba de recordarlos, y ahogarse en llantos propios.

Definitivamente, éste sería su peor cumpleaños.

Cerró sus ojos refregando con fuerza estos mismos, ocultando cualquier resto delatable ante los ojos de su aún niñero.

—Ya, esto es absurdo. — habló notablemente fría.

Como si sus sentimientos y emociones se hubieran apagado, o peor aún, desaparecido.

Tomó con rencor su pequeña pero cargable valija en su mano, escondiéndola bajo los colchones.

Finalmente su niñero sin resignación abrió más rápidamente la puerta de la habitación.

Su habitación, sólo lograba observar las cosas a penumbras, luz de día quedaba muy poca, su habitación ya no era cálida, y con el simple hecho de pisar un pie dentro, era como sentir la tristeza por sí mismo.

Perfectly Disagree [PAUSADO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora