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Capítulo treinta y cuatro.

Lo que menos le importó fueron los guardias reteniéndolo a no correr, porque fue tan brusco que sintió presión en sus brazos segundos antes de soltarse.

Su nombre fue lo primero que gritó, ayuda fue lo segundo que rogó.

—Emily, no me asustes así de nuevo, vamos cariño, tienes que despertar.

Ya se había asustado una vez, pero quería solo pensar en que despertaría.

Dos paramédicos del aeropuerto aparecieron sustituyendo su lugar ahí, apartándola de su pequeña.

Vio como la analizaban y procuraban de que no fuera grave. La levantaron y la acomodaron en una camilla poco cuidada.

No pudo ser paciente, no esta vez.
Corrió hacia donde la dejaron y pidió unos minutos con ella.

La vio tan débil y sintió su corazón encogerse con cada rasgo que observaba de ella.

—No voy a permitir que me dejes, ¿Okey? No esta vez. — le susurró de cerca a sus labios, soportando las ganas de besarla.

Quería que esos segundos se hicieran infinitos, en los que podría verla tan de cerca a esos rasgos que la caracterizaban, que enamoraba cada vez más a Shawn.

—¿Es familiar de la chica? — preguntó un paramédico a sus espaldas.

Volteó y con sus ojos más afligidos asintió.

—Muy bien, puede acompañarnos.

Comenzaron a mover el cuerpo en la camilla hacia las puertas traseras de una ambulancia, mientras que Shawn no dejaba de soltar la mano de Emily a la par.

Se adentró en él y cerraron las puertas traseras de aquel vehículo, dejando en total silencio a Shawn.

Estaban solos, mientras que dos estaban en la parte delantera.

Narrador en 1era persona.

Me dio curiosidad no haberme dado cuenta que mi mano derecha seguía intacta en su mano, apenas entrelazada.

Todo el camino hasta el hospital más cercano fue así.

Mis esperanzas recobraron cuando ella comenzó apretando mi mano un poco, mientras en ello abría sus ojos dejándome ver sus bellos azulados.

No pude ocultar por un segundo la felicidad y alivio que sentía de que me estuviera viendo a los ojos.

Comenzó a ver a su alrededor y eso empeoró las cosas.

—Do.. ¿Dónde estoy? — quiso moverse pero la mantuve ahí, intentando calmarla.

—Tuviste un desmayo, pero no fue nada grave cariño, debes mantener la calma ¿si? Aquí estoy yo, — volví a tomar su mano con más fuerza, acercándome. — y no voy a volver a dejarte sola nunca más.

Su respiración era leve y a la vez acelerada, era una mezcla de ambos y eso me preocupaba, pero no quería que mi preocupación se notara y la pusiera peor, así que solo me limité a dejarle un beso en la frente, y quedarme cerca de ella.

Una diminuta marca en sus labios la delataba, era su sonrisa volviendo.

Emily

Podría jurar que esto solo lo causaba él, su presencia y sus palabras, sus acciones, eso lograba que sonriera aunque estuviera en mi peor estado de salud.

No quise demostrarle que sonreía, me sentí un poco apenada por todo lo sucedido anteriormente.

—Estás sonriendo, eso me gusta de ti, pequeña. — dejó un tierno beso en mi nariz, y no pude evitar sentir mis mejillas calientes, de seguro no estaba enrojeciendo.

Eres tomate, ja.

Pasa una desgracia y mira quien le da por aparecer.

Mira estúpida, estuve cuando nadie más, así que te callas.

Era algo absurdo que dijera eso, era solo un producto de mi imaginación, pero de alguna manera se sentía como si fuera otra yo, hablando como yo siempre quise y nunca hice.

—Auch. — sentí una puntada de dolor en mi abdomen al respirar.

—¿Qué tienes? — puso su mano en mi frente como si fuera solo fiebre.

—No es eso, es que me duele el abdomen. — hice una mueca de dolor, se sentía en verdad feo.

Su mano pasó de mi frente, a mi abdomen en dos segundos, pero sin antes pedirme permiso para revisar.

—No no, no me lastimé ni nada. — dije avergonzada antes de que me observara. — me duele al respirar.

—Oh, entiendo, ya te revisarán en un rato, pequeña.

Me di cuenta que su palma seguía intacta en mi abdomen, pero jamás pasándose de eso, porque conozco como es en su manera de respetar.

El vehículo frenó, y mis palpitaciones subieron.

—Cariño, tranquila ¿si? En cuanto terminen haré lo posible y más rápido para verte.

Mis labios formaron una mueca triste.

—Odio los hospitales, los odio. — él me dio un último beso en mi mejilla calmando todas mis inseguridades.

—No me voy a ir de aquí hasta que recuperes, te lo prometo.

—Pero yo estoy bien, ya hasta puedo moverme. — me moví demostrándole que podía.

—Cariño es más que eso, solo verán como andas con tu respiración y demás, nada grave.

Shawn

No podría decirle nada que la asuste y la ponga en peor estado, pero no sabía que tan grave era en realidad.

Unas luces iluminaron nuestros rostros, dejando ver a los doctores.

—Despertó, eso es buena señal. — dijo uno de ellos.

Emily me miró y yo le asentí sonriendo, demostrándole confianza.

La bajaron del vehículo y yo iba a la par de ellos, al adentrarnos uno de los doctores me dijo que esperara en un asiento, pero que por ahora no podía entrar a acompañarla.

Tuve tanta curiosidad desde un principio, y necesité preguntarle al doctor.

—Doctor sé sincero, esto.. ¿Es grave? — le dije en silencio.

Él lo pensó un poco más de 5 segundos, y me observó.

—No puedo darle ésta información aún chico, cuando la revisemos se la daré.

Esperé a que el doctor se alejara lo suficiente para abrir lo que pude las puertas de la habitación en donde se habitaba Emily e hice despertar su atención.

Los doctores me vieron, y lo más alto que pude le dije con muchas ganas que me estaba guardando.

—¡Pequeña, te amo!

Fue cuando apenas pude ver su reacción, ya que un segundo después cerraron la puerta en mi cara.

Perfectly Disagree [PAUSADO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora