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Lastimosamente sus vacaciones habían terminado.

Ese lunes se había arreglado antes de lo que normalmente lo hacía. Siempre se había despertado muy temprano, suponía que era por hábito. Sin embargo normalmente se quedaba en la cama haciendo nada. A veces se volvía a dormir si en verdad estaba cansada, pero justo ese lunes no podía darse ese lujo.

Entraba hasta las nueve de la mañana, pero sabiendo que tendría tanto trabajo en manos que se hizo a la idea que comenzaba a las 7. Era eso o terminar de trabajar hasta las diez u once de la noche, por lo que prefería despertarse temprano. Solo esperaba poder terminar rápido con el trabajo más pesado para volver a sus horarios normales.

Le quedaba poco tiempo para terminar de arreglarse y comer, por lo que se apuró en terminar su maquillaje y se puso  en píe dispuesta a bajar a la cocina y preparar café y algún aperitivo.

Vio su imagen una vez más. Había vuelto a los trajes formales que ocupaba en la empresa en Inglaterra. No le molestaba usarlos, aunque a veces le incomodaba hacer ciertos trabajos. Le gustaba cómo le quedaba su atuendo y se sentía segura de sí misma con este. Sabía que tenía problemas de autoestima, pero vestirse bien le ayudaba a no sentirse cohibida.

Dejó su cabello suelto en ondas, ajustó la blusa escotada pero elegante y la falda larga que la hacía ver profesional. Lista para comenzar su primer día de trabajo, se dirigió hasta el comedor donde sus padres la esperaban.

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Todo había pasada muy rápido. Al llegar a la empresa la había recibido Jane, su nueva asistente. Era una chica delgada y Morena que se notaba le encantaba trabajar en lo que hacía. Era amigable y muy cordial y al instante hizo click con Christy. Ella fue la encargada de llevarla hasta su cubículo que estaba en la última planta del edificio de administración.

El lugar era espacioso, pulcro y elegante. Le gustaba aunque no tuviese mucho color. Las paredes eran blancas y los muebles gris y negro, pero aún en la simplicidad a ella le parecía un lugar bonito.

Tenía una vista espectacular, y tal vez era por eso que no le molestaba nada en absoluto. Además, tenía carta blanca para hacer lo que mejor le pareciera en cuanto a decoración.

Tenía que aceptar que había extrañado solo un poquito su trabajo. Y se sentía un poco bien estar de vuelta. Sin embargo el trabajo no espero ni que se sentará en su silla para empezar a llegar en forma de papeles y consultas que debían ser revisados. Así pasó toda la mañana sin salir de su oficina para nada. Cualquier cosa que necesitaba Jane se encargaba de suplirlo.

No fue hasta como las cuatro de la tarde cuando Jane entró en su oficina con una sola tarea: llevarla a una reunión muy importante.

Cásate Conmigo. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora