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Violeta estaba exhausta. Se había tirado en el suelo y estaba toda llena de pintura. Jo se le sentó al lado, también hecha un desastre.

—Hicimos un buen trabajo, ¿no te parece? —opinó la chica rubia, contemplando las paredes pintadas con satisfacción.

—Un gran trabajo. —Viole miró a su chico. Este gesticulaba con ambas manos y caminaba de un lado a otro—. ¿Qué hace Evan? ¿Está hablando con Dante?

—Sí. Será mejor que lo llamemos, antes de que lo vea Chris y piense que está loco. Allá viene, con la comida. ¡Ey! ¡Evan! ¡Evan! —Le hizo un gesto con la mano—. ¡Ven con nosotras! No querrás que Chris te encierre en un manicomio.

—Ok. —El muchacho corrió a sentarse en medio de las chicas.

—Te ves preocupado. ¿Qué pasa?

—Carión fue a ver a Jofiel y parece que no anda nada bien.

—Oh. —Se entristeció Joanna ¿Qué ocurriría con él?

—¿Hablabas con Dante? Parecen llevarse bastante bien —insinuó Violeta.

—Sí, es verdad. Aunque por lo general no me agradan mucho los novios de Jojo. Este, a pesar de que es un ser de la oscuridad, me parece buen tipo. Le doy un ocho.

—¿Mi novio? —reflexionó Jo, con voz apenas audible. La idea la aturdió.

Joanna sabía que Dante y ella tenían una relación especial, pero nunca habían pronunciado la palabra noviazgo. No sabía si esa era una buena definición. ¿Eran novios? Miró el anillo que él le había dado y llegó a la conclusión de que sí. Por supuesto que no eran una pareja muy normal. Eso era lo emocionante. Jo siempre había querido que su vida fuera como una película, y ahora lo era. ¿Cuál sería el final? ¿Sería algo como: Y vivieron felices para siempre?

Jo comenzó a reírse sola y sus compañeros la miraron. Ya sabían que de ella podían esperar cualquier cosa. Había dejado de ser predecible hacía rato. Desde el momento en que había conocido al demonio en su terraza.

La perspectiva de que su alma gemela fuera un demonio y ella, la reencarnación de su prometida asesinada era una idea que superaba, en gran medida, sus más locas expectativas. Sin embargo, todo era real. ¡Si su madre supiera!

El hilo de sus pensamientos fue cortado por el aroma de la comida china. Jo adoraba el chow fan.

—¡Qué bien! La comida inaugural. —Evan salió corriendo a recibir a su mejor amigo.

—No hay nada como un buen plato para motivar a un hombre. —Rió Violeta.

—En especial a mi primo. Si Chris fuera mujer, tendrías competencia.

Se sentaron a comer. Estaban hambrientos de tanto pintar. Cuando terminaron, Jo miró hacia fuera y se alegró. Faltaba poco para que el día muriera.


Benjamin estaba angustiado. En todos los años que llevaba de conocer a Jofiel, jamás lo había visto sufrir de esa forma. Siempre había sido un buen muchacho, un alma buena y generosa. ¿Qué había ocurrido con su amigo?

Cuando lo vio llegar, cuando vio sus alas, le dieron ganas de llorar.

Jofiel estaba escondido en la oscuridad, avergonzado de sí mismo. Lo hizo pasar a su casa, pero nunca imaginó que el ángel estuviera perdiendo su luz. Tenía las alas replegadas. Las estaba ocultando. Ben supo de inmediato que algo andaba mal. Jof no solía ser tan melancólico, tan reservado. ¿Dónde estaba su alegría? ¿Su optimismo? ¿Su luz?

El ángel de la oscuridadWhere stories live. Discover now