Los recuerdos de Zelda.

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-Dime... ¿Me recuerdas?- sonrió la princesa al héroe frente a ella.

El muchacho rubio la miró fijamente a los grandes ojos azules que se abrían como platos, expectantes.
Durante su travesía había estado recuperando algunos de sus recuerdos a través de las fotografías en la tableta sheikah, y, de vez en cuando, alguna que otra persona le hablaba de ella. A pesar de todos los esfuerzos de la princesa y sus constantes ánimos en la mente del héroe, esforzarse en recordarla era imposible: Link la había olvidado.

-Zelda, princesa heredera del reino de Hyrule... ¿No es así?- dijo el rubio, acercándose a ella.

-¡Link! ¡No sabes cuanto te-!

-Princesa...- la interrumpió, bajando la mirada a su cuerpo herido oculto tras el antes blanco vestido de sacerdotisa.

Zelda se acercó a él e intentó poner su mano en la mejilla de Link pero éste giró el rostro y dio un paso atrás.

-Link, ¿Por qué no me llamas por mi nombre? Pensé que ya habíamos destruído esas barreras, ya habíamos hablado de eso... ¿Recuerdas? Somos... Somos amigos...

Link agachó la mirada, acto seguido se inclinó ante ella sobre su rodilla derecha.

-Lo siento.- fue todo lo que pudo pronunciar.

La princesa se quedó de pie frente a su caballero incado y con la cabeza gacha. Una sonrisa nerviosa asomó a su rostro, Link la vio de reojo justo en el momento en que sus bellos ojos comenzaron a cristalizarse en llanto. Link devolvió la vista al piso, no entendía por qué, pero esa escena le dolía hasta los huesos. ¿Qué habían sido y porqué le dolía tanto? Como siempre, guardó el silencio de quien duda de sí mismo y no se atreve a dejar que lo vean sufrir.
Zelda rompió en llanto. Se sentía terriblemente egoísta por pensar que todo había sido en vano, pues la persona frente a ella no la recordaba. ¿Y ella recordaba todo?
Sí, lo recordaba, era a lo único que había estado aferrándose durante los últimos cien años.
"Sacerdotisa... Las palabras del corazón deben decirse en persona, ¿No cree?" memoró las palabras del Gran Árbol Deku. ¿Qué era lo que ella quería decirle?
Se secó las lágrimas con el herido dorso de la mano y respiró profundamente. Entonces, observó a rubio caballero frente a ella. Él estaba ahí, con vida, no todo había sido en vano, habían salvado Hyrule... Y se habían salvado ambos. "¿Qué era lo que quería decirte...?" pensó la princesa.
La respuesta vino a sus labios, pero se resistió a salir. En su lugar, una nueva oportunidad digna de la investigadora de Hyrule se asomó en sus ojos.

-Está bien... Link. Sabía que esto podía pasar, ¿Sabes? Pero estaba dispuesta a ello con tal de volver a verte, de luchar juntos.- le sonrió, colocando su mano en el hombro de él. -Levántate. Quiero hablar contigo frente a frente, como solíamos hacerlo.-

-Princesa... Yo...

-Basta, Link, no tienes que decir nada... Primero que nada, no me llames Princesa, dime Zelda, ese es mi nombre. Te lo pido como un favor, ¿Quieres? Es lo menos que puedes hacer por mí después de olvidarlo, quizá puedas empezar por eso, por memorizar mi nombre.- le dijo, en tono más tranquilo y burlón.

-Está bien, prin...Zelda.-

-Buen chico.- rió. -Ahora, entiendo que no recuerdas todo pero... ¿Qué sí recuerdas?-

Link le mostró las fotografías tomadas con la tableta sheikah. Le contó de todos los recuerdos que había obtenido en su travesía y de cómo había llegado hasta ahí. Le contó también de los muchos lugares a los que había ido y que creía le gustarían. Link se sintió cómodo platicando con ella, sabía que ya tenían historia, pero ese sentimiento iba mucho más allá, era el sentimiento de alguien que se encuentra con la misma persona a través de las eras, a través de las vidas.
Cuando Link hubo terminado su relato, Zelda estaba maravillada con el mundo que tanto extrañaba. Le entristeció saber que quedaba tan poco de él, pero le alegraba saber que seguía siendo un mundo vastísimo en el que ahora tendría la oportunidad de hacer algo nuevo.

Para que no quedemos en el olvido.Onde histórias criam vida. Descubra agora