El festival de la Traición.

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—Antes que cualquier otra cosa... — comenzó Riju— Me gustaría invitarlos al Festival que se celebra hoy.

—No sabía que las Gerudo hacían festivales... — susurró Link.

—Probablemente es porque no quisiste leer conmigo cuando recogí los libros de cultura del mundo. —Zelda rodó los ojos y le dedicó una mirada incrédula a Link.

—El festival se celebra cada cien lunas llenas, se conoce como el Festival de la Traición. — comenzó Riju. —Como ustedes saben la tribu Gerudo está conformada únicamente por mujeres. Sin embargo, según las antiguas historias, un voe nacía en la tribu Gerudo cada cien años y estaba destinado a ser el rey...—

—Ganondorf... — susurró Link, con la mirada seria clavada en la explicación de Riju, mientras le daba otra mordida a la pierna de ave que tenía en su plato.

—Exacta... Mente...— siguió Riju, arqueando una ceja al mirar al héroe. —Como sea, después de lo sucedido con esa persona el voe que naciese cada cien años en la tribu era criado como un hyilano más y llevado ante los altares de las Diosas para purificarle y evitar que Ganondorf los usara como recipientes, después de todo, la sangre de nuestra raza es fuerte y a pesar de mezclarse con la hyliana suele prevalecer sobre ella. La mayoría han tenido una vida feliz y normal según los registros históricos de cada uno que se guardan en la biblioteca central. En relación a ese evento, se hace un festival donde las Gerudo hacemos una estatua de un voe con ramas y paja traídas desde el bosque y lo prendemos en llamas al anochecer. Es un ritual que espera alejar los espíritus malignos de todos los voes que se involucren con mis mujeres, la mayoría de las participantes queman las fotografías de sus amados para que el fuego de las Diosas los proteja. —

—Ese... Es un ritual un poco aterrador.— señaló Link.

—Hay rituales más extraños en la tribu Zora, creo que suena bastante genial. — especificó Sidon. Frente a él, Percy asentía con firmeza.

—Es uno de los rituales favoritos de la tribu, y es la primera vez que lo celebro como gobernante así que será agradable tener amigos conmigo. También es un día en el que se les permite probar las... Bebidas especiales a los menores de edad.—sonrió.— Tienen que estar presentes, será divertido. Cuando termine el festival podemos hacer las revisiones a Vah Naboris. ¿No es a eso a lo que vino, princesa?

—Sí, creo que será divertido. Aceptamos con mucho gusto la invitación.— sonrió Zelda.

—En realidad... Me gustaría pedir un favor al héroe, ya que está aquí. Si no es mucha molestia.—

Zelda sintió una pequeña punzada en las sienes, haciéndole fruncir ligeramente el ceño, así como una sensación incómoda en la columna. Link advirtió el gesto y sonrió ligeramente.

—¿En qué puedo servirle, oh mi querida amiga Riju?—dijo, calmado. 

—Bueno, mis guardias me han dicho que tienes un gran sentido de la moda cuando te han visto fuera de aquí y me gustaría que me ayudaras a elegir un atuendo apropiado para el Festival, le habría pedido ayuda a la Princesa, pero sé de antemano que tiene el mismo gusto por la ropa cómoda que yo y creo que quedaríamos en las mismas. Mis guardias han elegido algunos conjuntos, ¿Me acompañas a mi habitación y te los muestro?— La expresión de Riju era completamente plana, sin una pizca de intenciones distintas a las de hablar de ropa con el guerrero. 

Pero eso era algo que la princesa no lograba divisar, frente a ella veía a una mujer, una más joven que ella, más atrevida, y quizá, más inteligente. Después de todo ella era ya toda una gobernante y Zelda no había logrado siquiera sacar las ratas en la habitación que Link había preparado para ella. Zelda se sentía indefensa e impotente, pero seguía siendo la princesa y seguía siendo la aspirante al trono de Hyrule. Su cabeza maquinaba con velocidad las excusas de cualquier adolescente que siente el peligro de ser asaltado acercándose.

Para que no quedemos en el olvido.Où les histoires vivent. Découvrez maintenant