¿Vai o Voe?

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La fiesta se veía animada desde las pequeñas carpas colocadas para los gobernantes, quienes entrechocaban las copas una y otra vez, sirviéndose de la bebida que solía estar prohibida para los menores de edad cuando una bella Gerudo delgada y pequeña se acercó a su monarca con la cabeza cubierta, al igual que la Gerudo más alta, fornida y joven que la seguía de cerca.

— Mi señora... ¿Podría... Hablar con usted un segundo?— Adine, la guardia de la dirigente, se puso a la defensiva, pero Riju le pidió relajarse con un gesto de la mano.

—Adelante.— su semblante risueño había vuelto a ser el de una fuerte matriarca.

—Mi señora... Quiero preguntar... Bueno... Yo sé que esto era contra la ley, y si va a castigar a alguien por ello, por favor... Que sea a mí. Es sólo que... 

—Espera...— la detuvo Riju —¿No eres tú la mujer que dio a luz al último varón hace quince años? Creo haber visto tu rostro antes en...—

Riju observó detenidamente a la mujer con la que dialogaba, hasta que reparó en la alta figura detrás de ella. La Gerudo que se encontraba cubierta de pies a cabeza, salvo por el vientre y los ojos del color del sol la miraba con intensidad, y quizá, algo de vergüenza. Riju se acercó un poco más, hipnotizada por el fulgor de sus ojos, hasta que la mujer la sacó de su ensimismamiento.

—Él es... 

—¿...Tu hijo?— Completó Riju. 

El muchacho alzó las manos en señal de redención, sonriendo. Riju hizo una serie de expresiones faciales que sólo demostraban lo desprevenida que la había tomado la aparición de aquel chico: Primero, abrió los ojos significativamente, después hizo una mueca de desconfianza seguida por una de rechazo a su propia idea, agitó la cabeza un par de veces, suspiró y se dirigió al muchacho. 

—Mira... No creo que sea fácil hacer esto de la noche a la mañana... Pero creo que si vamos a hacer... "Esto", tendremos que hacerlo ahora que los ánimos están para ello.—

Riju suspiró con pesadez, se acercó a Link y lo arrastró del brazo hacia donde estaba su guardia con sus interlocutores. Zelda refunfuñó para sus adentros y se bebió el contenido de su vaso de un sorbo. 

—Mira, al parecer no eres el único genio que se vistió de chica para entrar.— rió. 

—Y te aseguro que lo sabía.— rió Link con ella —Oh... Espera, tú...

—Hola, soy Genna. Único voe durante los próximos... Ochenta y cinco años, si no muero joven.—

—Link, único... Rubio suficientemente idiota para embriagarse a mitad del desierto. Ugh...— a Link comenzaba a darle vueltas la cabeza, pero no le importaba, se sentía tan bien que no importaba si moría de un coma etílico esa noche.

—Voes...— Riju rodó los ojos, parecía que la charla era inexplicablemente natural entre los varones. —¿Cómo hacemos esto parecer menos... Agresivo? 

—Pues, yo creo que no hay manera de decirle a tu pueblo odiador del género masculino durante siglos que ha convivido con uno durante... ¿Cuánto tiempo llevas viviendo entre ellas?—sonrió Link.

—Toda mi vida.—

—Mi señora, el padre de mi hijo no resultó ser un buen hombre y me abandonó en cuanto estuve encinta.— Irrumpió la madre de Genna, quitándose la capucha de encima.— Oculté mi embarazo y me oculté a mi misma en nuestra ciudad, dado que el mundo allá afuera era un caos demasiado grande y peligroso para intentar criar un hijo, no me sentía segura lejos de casa, ni lejos de mi gente...—

Para que no quedemos en el olvido.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora