¿Está bailando o llamo a la ambulancia?

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Salí de casa, cerré la puerta y nos encaminamos hacia la plaza.

Josh iba caminando algo tenso; cada dos por tres me miraba por el rabillo del ojo e iba todo el rato con los labios apretados.

-Antes te pregunté una cosa y no me respondiste.- Comenté.

-Ya.

-¿Puedes responder? ¿Porfa?

-Puedo, pero no lo voy a hacer.

-Está bien... Oye. Una cosa sobre Courtney.

-Di.

-Me dijiste...- No pude terminar de hablar porque me interrumpió.

-¡Ayyyyyyyy!- Gritó mientras se ponía las manos en la cara y luego resoplaba fuertemente.

-¿Qué ha sido eso?- Me preocupé.

-Nada.- Tenía su labio inferior atrapado entre los dientes.

-¿Entonces, por qué has gritado?

Él se me quedó mirando fijamente a los ojos, luego paseó su mirada por todo mi cuerpo y por último volvió a mis ojos.

-Por nada.- Apartó la vista.

-Si no te apetece hablar de Courtney, por mí genial.

-No, no me importa. Pregunta lo que quieras.

-Vale.- Contesté mirando al suelo.- Dijiste que habías oído que besé a Eric forzosamente. A parte de eso ¿han dicho algo más?

-No, aunque yo creo que esa es mierda suficiente.

Y entonces me acordé.

-Oye, ¿recogiste a Eric después de dejarle inconsciente con tu super pañuelo?

-No. ¿Crees que debería haberlo hecho?

-No. Se lo merecía.

Soltó una carcajada y yo también. Él se quedó sonriendo.

-Espero no encontrarlos en la fiesta.- Solté.

-Espero que no tengas mucha esperanza en ello.

-Ya.- Dije torciendo los labios.

-Nos lo pasaremos bien.- Me sonrió y me rodeó con el brazo para tranquilizarme.

-Ya lo sé.- Dije mirando sus ojos y sonriendo.

-Si es que vas a ir con el tío más guapo del mundo. ¿¡Qué digo del mundo!? ¡Del universo!- Levantó los brazos emocionado y sonriente mientras lo gritaba.

Me reí.

-Y tú con la chica más sexy.

-No hace falta que lo jures.- Y se rió él también. Entendí perfectamente a qué se refería, pero solo lo miré y sonreí.

Llegamos a la plaza justo en el momento en el que pusieron la música. Decidimos ir a por refrescos antes de que hubiese más gente y se hiciera una misión imposible.

-Yo invito. ¿Qué quieres?- Dijo Josh.

-Acuarius de limón.

-Un Acuarius de limón y uno de naranja, por favor.- Le dijo al hombre tras la barra.

El empleado volvió con dos vasos con nuestras bebidas y nos las entregó. Nosotros las cogimos y fuimos hasta una de las mesas libres que quedaban. Estuvimos allí sentados un rato hasta que ambos nos terminamos lo que habíamos pedido.

-¿Bailamos?- Le propuse gritando para que me pudiese escuchar por encima del volumen de la música.

-Vale.- Me agarró el brazo y me llevó al centro de la pista improvisada de la plaza. Luego no sé muy bien lo que pasó, pero creo que lo poseyó Satán. O quizá estuviese bailando, pero creo que le poseyó Satán.

La Enfermedad de CristalWhere stories live. Discover now