¡Bueno!

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Me desperté abrazada a uno de los brazos de Josh. Se lo solté y, aunque creo que estaba dormido, extendió todas sus extremidades de su cuerpo y se destensó en cuanto lo solté. Notaba algo mojada mi cara, toqué mi mejilla y noté algo viscoso. Me miré la mano y la tenía llena de baba, baba de Josh.

Me levanté y me fui al baño a lavarme la cara. Luego decidí ir al salón, donde me encontré colocado encima del mueble de la tele el cuenco con la crema de color carne que Josh estuvo mezclando. La toqué para ver su textura y comprobé que era pastosa. Miré mis dedos y el corte que me había hecho en el dedo cuando toqué el cristal de mi pecho había desaparecido. No entendía lo que era eso, pero la marca ya no se veía. Me senté en el sofá, saqué el móvil y me puse a buscar cremas en Internet.

Como a los 15 minutos de investigación oí ruidos por el pasillo y cuando me giré vi a Josh medio arrastrándose medio gateando con cara de sueño. Cuando llegó a la mitad del salón se desplomó boca abajo medio dormido.

-Josh.- Le llamé.- ¿Estás bien?-

-Sieh...- Estaba más dormido que despierto y ese "Sí" sonó un poco extraño.

-Pues... no lo parece.- Dije dejando el móvil a un lada del sofá y arrodillándome a su lado.

-Achaouhe...- Supongo que intentaba hablar, pero eso ni siquiera sonó a un ruido humano.

-¿Qué?- Pregunté con el ceño fruncido.

-Eh or qué estás on i crema.- Murmuró. Eso se traducía a: Que por qué estás con mi crema. Creo.

-Quería saber qué era.- Clavé la mirada en el suelo.

Josh suspiró muy fuerte, se frotó los ojos con las manos y se levantó torpemente del suelo. Yo me levanté también.

-Es una crema que utilizo para tapar todas mis cicatrices.- Se chupó el dedo pulgar y se lo frotó contra su antebrazo. Fue como si se le borrase una capa de piel sana y detrás estuviesen todas la cicatrices a la espera de que alguien los note.

-¿Y esas cicatrices?- Eran las mismas que ya le había visto, pero nunca supe cómo se las había hecho.

-Mi padre me las hizo.- Josh tenía una pequeña sonrisa, pero era triste, y esa fue la única razón por la que no pensé que me estaba gastando una broma.

-¿Cómo?- Le pregunté impactada.- Josh, ¿qué te hacía?-

-Me maltrataba, está claro. Se suicidó cuando lo encerraron.- Sus ojos se empezaban a aguar.- Me intentó matar de una forma muy imaginativa, por eso tengo estas cicatrices pequeñitas por todo el cuerpo. Ya verás, límpiame cualquier parte del cuerpo.-

Me acerqué a él y con mi mano derecha toqué su mejilla izquierda. La froté con mi pulgar mientras una lágrima resbalaba por ella y pude ver tres pequeñas cicatrices que aparecían tras su falsa piel. La marca de mi dedo no se había ido, era solo que ya no podía verse.

-Esa crema que has tocado es eso, crema mezclada con maquillaje. Me la pongo todas las mañanas.-

-¿Entonces esas marcas que te vi cuando pasó lo de la ducha no eran por mi culpa?- Soltó una carcajada y la cara se le iluminó. No tanto como siempre, pero se le iluminó.

Quité mi mano de su cara.

-No. No fueron por tu culpa.- Sonrió divertido.

No dije nada, solo me quedé mirándole a los ojos. No sabía por qué, pero notaba algo extraño. Josh suspiró y se limpió las lágrimas, corriéndose más el maquillaje y enseñando aun más marcas.

-Tengo hambre.- Dijo y se fue a la cocina. Le seguí sin decir nada. Josh estaba ya bebiendo zumo de manzana en brick y sacando con su mano libre una caja de cereales de chocolate de la despensa. Josh se dio cuenta de que estaba mirándole y paró de comer visiblemente incómodo. Puse mi mirada en el suelo y me acerqué a él.

La Enfermedad de CristalWhere stories live. Discover now