Buenonear

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A la mañana siguiente me levanté y me fui a dar un paseo por la orilla del mar. Iba caminando mirando la arena cuando algo chocó conmigo y caí al suelo.

-¿¡Puedes mirar por dónde vas!?- Grité suponiendo que ese "algo" era un "alguien", ya que dudaba mucho que un poste se hubiese puesto en mi camino por voluntad propia.

Alcé la vista y vi a un chico rubio, de ojos azules y piel morena. Llevaba una camiseta de tirantes que dejaba ver sus musculosos brazos, nada que ver con los adorables fideos de Josh. Por último también llevaba unas bermudas rojas.

-Perdón. Te invito a tomar algo para compensarte.- Ofreció sonriente.

-No.- Contesté seca frunciendo el ceño y levantándome.

-¿Por qué?- Lo decía como si nunca en su vida una chica le hubiese dicho la palabra "No".

-Porque no te conozco.

-Pues así nos conocemos.

-¿Y si no quiero conocerte?

-Pues vas a desperdiciar una valiosa oportunidad.

-¿No vas a parar hasta que diga que sí?

-Exacto.- Pues sí, al parecer este sujeto no me iba a dejar en paz.

-Vale. ¿A qué chiringuito vamos?- Respondí finalmente, a pesar de su aspecto de completo inútil.

-Al 1. Es mi favorito.

-Está bien. Vamos.

Estuvimos 10 minutos caminando en silencio. Ya me había dado cuenta de que Josh estaba acostumbrado a caminar callado, por eso no me era incómodo andar con él en silencio, pero este chico no era Josh, y yo estaba a punto de tirarme de los pelos.

Llegamos al chiringuito 1, entramos y nos sentamos en una mesa libre cerca de la entrada a esperar al camarero.

-¿Qué vais a tomar?- Nos preguntó un chaval muy joven.

-Yo un Acuarius de limón.- Pedí.

-Y yo Fanta de naranja.- Mi acompañante ni siquiera se molestó en mirar al chico, solo me miraba a mí, y eso estaba a punto de provocar que en vez de arrancarme a mí misma el pelo le arrancase a él los ojos. Este chico me estaba poniendo demasiado nerviosa, siempre como a punto de saltarme encima.

-Vale.- Contestó el pobre chico con aspecto de nuevo y se fue claramente trastocado por la grosería con la que este estúpido le había tratado.

-A todo esto, ¿cómo te llamas?- Preguntó el inútil, que al parecer se había dado cuenta de que era una persona, no una presa, y de que tenía nombre.

-Emma. ¿Y tú?

-Carlos.

Entonces se escuchó el sonido de algo rompiéndose y un gritó muy agudo. No me hizo falta mirar para saber quién había gritado.

-¿Quién es ese idiota que acaba de saltar detrás de la barra?- Preguntó Carlos a nadie en especial. No me molesté en contestar, solo aproveché ese momento para separarme de él yendo a la barra.

Josh estaba sentado en el suelo detrás de ella con cara de dolor. Todavía no se había dado cuenta de que yo estaba mirándole, estaba demasiado concentrado recogiendo los cristales rotos que supongo que había tirado sin querer al saltar la barra.

-Hola. ¿Estás bien?- Le pregunté.

Se sobresaltó cuando le hablé y miró en mi dirección asustado.

-¿¡Qué haces tú aquí!?- Me preguntó/gritó.

-Tomar algo.- Fruncí el ceño. Era obvio. ¿Qué iba a estar haciendo si no en un chiringuito? A parte de saltar por encima de la barra, claro.

La Enfermedad de Cristalحيث تعيش القصص. اكتشف الآن