EIGHTH

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Ahora los minutos se sienten como horas y las horas se sienten como días. Aunque estoy lejos... Pero vuelvo a casa pronto.








Observa detenidamente el intercambio de caricias y besos que su padre y Jessica se están dando en el sofá de la sala. Conversan animadamente mientras ella los observa oculta desde la pared de la cocina. Bruno acaricia el cabello de Jessica y quita de su rostro los mechones que se han soltado. La mujer frente a su padre sonríe de una manera tan linda, como si las caricias que Bruno le da, son lo mejor del mundo.

¡Y es que mierda, si lo es!. Las manos de Bruno son la gloria cuando estás necesitada de cariño. Son del tamaño perfecto, dedos gruesos y piel suave. Observa como su padre sonríe y baja la mirada para después subirla y sonreir de lado marcando su hoyuelo. Un claro ejemplo de que está coqueteando. Y eso le hace sentir náuseas.

Se ven felices, Bruno se ve feliz, esos gestos jamás los ha tenido con ella, su pecho duele. Porque sabe que por más que ella lo intenté su padre jamás la vera de la misma forma. Ella sólo esta ahí para ser follada por su padre, no para ser amada.

Las dos palabras que Bruno le dijo aquella última vez que follaron se siente como si nunca las hubiera dicho. Hace más de dos meses que Bruno la tocó por última vez y después de eso volvió a ser el imbécil de siempre. Tratando de no estar junto a ella y evitarla el mayor tiempo posible. Ross paso esos días malos en compañía de Kam, su relación cada día apuntaba para ser algo más serio y aveces piensa que quizás eso necesita para dejar de sentirse usada.

Está cansada de sólo ser el pañuelo que su padre usa cuando quiere sonarse las narices para así después desecharla. Pero es tan testaruda que no piensa dejarle el camino tan fácil a Jessica, ni a nadie más, sabe que la relación con su padre es tóxica y no beneficia a ninguno de los dos, ya que no aportan nada bueno. Pero no desea ver la realidad, no por ahora.

Se arma de valor y sale de su escondite. Jessica es la primera en notar su presencia y le sonríe. Rossie quiere abofetearla hasta borrar la estúpida sonrisa de su cara. Se contiene de hacerlo y le exige a sus labios formar una pequeña sonrisa.

"Hola papá, no sabía que estaban aqui". Se acerca a Bruno y se inclina para dejar un pequeño beso en la comisura de los deliciosos labios de su padre.

Pero el muy cabrón, huye y mueve su cabeza a tiempo, para que los labios de su hija aterrizen cerca de su oreja derecha, depositando alli un ligero beso.

Ross aprieta las manos en puños, mientras su estómago se retuerce y los pedazos que conforman su corazón se hacen polvo, porque no importa cuántas veces Bruno le rompa el corazón. Ella lo sentira como si fuera la priera vez. Cada pequeño fragmento se volvera a romper una y otra vez, hasta que se conviertan en nada.

Su rostro se pone serio y mira a su padre, éste huye de su mirada, por lo tanto observa a Jessica mientras ella ajena a todo sólo sonríe.

"Nosotros pensábamos que no estabas en casa cariño". Jessica sonríe y Palmea el lugar en medio de ellos dos. Insinuandole que se siente en el sofá.

Ross ignora el gesto y se sienta en el sofá individual, estando así frente a la feliz pareja.

"Estaba en mi habitación, no quería molestarlos, pero si quieren puedo irme". Hizo el gesto de ponerse de pie, pero Jessica negó.

Daddy Brunz Where stories live. Discover now