Mierda 24

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Me duele el hombro izquierdo, me pican los ojos y no siento la punta de mis pies. Supongo que a esta altura la mitad de mi cuerpo ya se adormeció, porque estar dentro de un armario pequeño que apenas tiene aire no es la cosa más cómoda del mundo. Sí, estoy en medio de los camerinos del equipo de baseball y puedo sentir la peste del sudor mezclada con la estupidez, que aquí abunda de una forma especialmente asquerosa.

Me siento como una anchoa enlatada.

-El perro salió de la jaula, repito el perro salió de la jaula -dijo Minami por el woki toki-.

-Copiado nugget -respondí por el radio- Ahora todos a sus posiciones, comienza la operación "patada en el culo".

¿Quieren saber que sucedió luego de que deje al hijo de Terminator con su marcadora vuela nalgas? No mucho, solo que veré el mundo arder con mi pequeña venganza nivel dios.

¡Vendetta, vendetta!.

Ok, regresemos al capítulo anterior donde quede en shock con la repentina y muy conveniente aparición de Altin, quien me genera un grave conflicto interno por sus múltiples habilidades inhumanas. Es que nadie puede hacer tantas cosas bien ¡Nadie!. Debo encontrar el punto débil de ese robot o jamás me quedaré tranquilo. Mierda, estoy comenzando a preocuparme demasiado por la existencia de ese tipo y no me agrada para nada. ¿Quiere que crea que es perfecto o es perfecto? ¿Tal vez es un agente de la Interpol que me sigue por alguna razón que desconozco? Señoras y señores, esto es malo para mi psiquis.

Mire por última vez a Otabek, quien tenía una expresión indescifrable y complicada, llevándome a pensar por un segundo que diría algo más, algo importante y trascendental en la existencia de la raza humana, pero simplemente cerro la boca e hizo una señal de despedida levantando el dedo pulgar, que respondí con una inclinación de cabeza antes de saltar el muro nuevamente y correr en dirección al instituto en búsqueda de los pitufos asiáticos. ¿Estoy imaginando cosas? Es lo más seguro.

Ahora sí raje mis pantalones completamente, al menos estoy a la moda luciendo como mendigo rastrero. Luego de corroborar que había destruido en nuevo par de jeans que me regalo el calvo hace un par de días, continúe con mi carrera de forma agitada con las pocas fuerzas que aun tenía en el cuerpo. Por un carajo de mierda, esas sentadillas si dieron resultados, porque de no ser así estaría tirado en el césped sin mover un músculo, esperando que me chupe el diablo. Eso no cambia que las siga odiando.

Mi teléfono comenzó a sonar y con dificultad lo saque de mi bolsillo, para ver en la pantalla el número de Mila.

-¿Continuas con vida? -escuche decir a Mila por el auricular-

-¡¿Q-qué m-mierda qu-quieres?! -con la respiración acelerada al correr-

-Estoy con los chicos en el salón de artes, ven rápido -dijo con un tono nervioso-.

Pare en seco y no dije nada más antes de cambiar mi rumbo sin saber con qué me encontraría.

¿Qué es lo peor o más inesperado de ser atacado por nueve bastardos, perder el hombro por el golpe de un bate y correr como si no hubiera un mañana de pelotas de baseball, mientras intentas salvar a un friki japonés y ruegas que el chino continúe con vida o al menos con su trasero intacto?.

Bueno, que el chino se salve solo.

Sí, así como lo leen con sus dos ojos, tres si son ciclopes o uno si están tuertos, el chino cara de peluche no tuvo que ser rescatado como una damisela en peligro. Creo que subió de nivel.

-En pocas palabras, los dos imbéciles de primero que estaban a tu cuidado, te dejaron libre gracias a un simple juego de naipes en el que les ganaste sin esfuerzo -dije tratando de ordenar las ideas en mi cabeza- No puedo creerlo.

i kick your ASS!!! {Pensamientos de Yuri Plisetsky y otros vómitos mentales}Where stories live. Discover now