Pero no hay inocentes.

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Lo único que odio de este lugar, de esta habitación, y créeme tendría muchas cosas por que odiarla; como estas paredes que no se han molestado en pintar en años o esa puerta de submarino, es que las malditas ventanas no dejan pasar la luz. ¿Cómo esperan que me despierte temprano si el Sol no me puede llamar?. Inútiles. Estos cuerdos no saben hacer nada bien.

Si, me he levantado de mal humor. ¿Qué? No podía ser tan distinta de todos vosotros, ¿no? Quiero decir, por increíble que parezca, yo también soy humana. Aunque lo confieso, preferiría haber sido antes cualquier animal. Si, incluso una rata, cucaracha, inserte aquí animal que odies. Al final ellos no piensan demasiado  y si lo hacen estoy completamente segura que no hay nada malo en su mente. Lo que sea, hoy no es un buen día. 

-Troya, la medicina.

Y un carajo, ¿quién dijo que no podía ser peor mi día? No, definitivamente no me da la gana de morir hoy. Así que simplemente me hago la sorda.

-Pon de tu parte, no me hagas esto mas difícil.

Pobre de él, particularmente pienso que este celador no es tan malo...teniendo en cuenta que todos alguna vez me han dado mi preciada droga. Pero como hoy no es mi día no me apetece que sea el de ninguno. Abro la boca para que se vea obligado a acercarse y meterme las pastillas en la boca y cuando su mano esta cerca de mi cara sonrio macabramente y no tarda mucho en dejarme ver su mirada de miedo.

¿Qué? Hay veces que me quiero sentir poderosa, ¿tú no? No sé porque piensas que le voy a hacer daño. Si, sé que lo has pensado, muy dentro de ti lo has hecho. 

El caso es que en el lugar donde le enseñaron casi todo para lidiar con nosotros le dijeron que nunca debía mostrar su miedo. Seguro que les enseñan a controlar su lenguaje corporal pero eso es algo dificil y, además, piensan que nosotros no le prestamos atención a eso. Ah, ah, cuan grande error. Bueno, que lo que trato de decir es que al final mete las pastillas en mi boca y espera hasta que me las trague. Sonrío aún mas con la boca cerrada, sonrío durante un minuto y logro ponerlo tenso. Luego sacó la lengua para que vea las pastillas, solo es un inocente juego, no voy a perder los papeles.

Oh, claro que si, claro que lo voy a hacer. Hace tiempo que no formo ningún espectaculo y eso puede dar lugar a confusiones, ¿verdad? No queremos que piensen que estoy mejorando.  

Así que, antes de que si quiera pueda hacer algo, giro mi cabeza hacia un lado y las escupo. Luego abro los ojos hasta que  no puedo hacerlo más y pongo mi mejor cara de burla. Con este gesto me ahorro decir lo que pasa por mi cabeza: ¿qué vas a hacer ahora?

-No de nuevo...

Claro que sí de nuevo. 

Pronto tengo sus brazos sobre mi intentando bloquearme el escape. ¿El escape? Si, mi última hazaña fue salir corriendo y tirar todo lo que veía a mi paso sin contar las puertas de compañeros que logré abrir. Una locura, ¿verdad?.

-¡Habitación 12, ayuda!

Bah, no puede solo. Hay veces en las que odio que no se puedan bastar consigo mismo. Quiero decir,  no siempre va a haber alguien para ayudarte. Si te acostumbras a pedir ayuda, al final, dejas de intentarlo por ti mismo. ¿Y que pasa con eso? Que eres dependiente. ¿Y cuál es el problema? Que no te bastas para seguir adelante. ¿Que hay de malo en eso? Que naces solo...y mueres solo. En algún momento te abandonaran, claro, claro que lo harán. ¿Y cuando lo hagan que vas a hacer? Nada. Pusilánime. Todos. Todos lo son. Menos los locos. Los locos amamos la soledad porque solo así nuestra mente habla tranquila.

En menos de dos minutos llegan dos celadores más. Uno se queda en la puerta, ese es Clau, distingo su mirada de lástima por encima de los cuerpos de estos gorilas y en ese mismo momento sé que en sus bolsillos llevan jeringuillas. Jeringuillas llenas de letargo. Pero hoy no, hoy no me voy a rendir tan fácil.

Demente defectuosa.Where stories live. Discover now