Yo tampoco

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-Entonces Troya, cuéntame por qué estas aquí.

¿Puedes creer lo que esta diciendo? Como si no supiera que ha leído todos y cada uno de los informes sobre mi. Informes viciados. Informes mayormente falsos. Nadie ha escrito mi versión y me parece bien. 

-¿No lo sabes ya?

-No. Tu versión no. Así que dime la verdad, ¿por qué?

La verdad. La verdad es universal, ¿verdad? No. La verdad no existe, nadie cuenta las cosas que han pasado siendo fiel a la realidad. Nadie. Ni siquiera tú por mucho que creas que si. La verdad no la tiene nadie y cuando la tienen-supuestamente- la ocultan. Pero ella quiere la verdad y para los cuerdos la verdad es la mentira. Si, porque en realidad no la soportáis. No lo hacéis cuando es cruda y desgarrada. Así que ella quiere la verdad y yo se la voy a dar. Solo y exclusivamente para que desaparezca de una de vez de aquí, para que me deje tranquila, para que crea lo que todos creen. Que soy una enferma.

-No controlaba mis acciones-claro que lo hacía-, a veces explotaba sin sentido-tenía mucho sentido, quiero decir, para mi. Cuando almacenas mucho dentro al final termina por no caber más y es esa carga o tu vida-me desorientaba por momentos-eso si que lo admito-tenía alucinaciones, delirios, locuras-no, no, no. Todo lo que decía, todo lo que contaba, era real. Muy real. Pero era mas fácil decir que lo había imaginado. Enterrarlo todo bajo una capa de incredulidad forzada-no me interesaba nada, absolutamente nada.-por supuesto que si, me interesaban muchas cosas pero nada que ellos debieran saber. No podía darles un arma más, un conocimiento con el que atacarme-odiaba estar con todos-pero eso no era mi locura, eso era lo que habían provocado. ¿Cómo vas a amar a un monstruo?-todo lo que pasara a mi alrededor me era indiferente, no me importaba nada.-era mi forma de sobrevivir, no podia importarme nada porque si lo hacia, mi mente iba a arder y mi corazon a partirse-Llegados a este punto, sumale la aberración que suponen mis gustos.-Oh, si, esos gustos. No me arrepiento.

Silencio. Ella de nuevo tratando de leer en mi algun signo que le advierta de que estoy mintiendo. Mala suerte. Leí muchos libros sobre lenguaje corporal y aprendí a controlarlo...por mi bien. Tengo años de práctica, muchos mas años de los que ella lleva aprendiendo sobre él.

-¿Y que veías Troya?

-A mi madre.

-¿Tu madre?

-Si, mi madre muerta.

-¿De qué murió? 

-De gripe.

-Mmmya. ¿Y por qué los odiabas a todos?

-No lo sé. No tengo motivos.

-¿Realmente no te importaba nada, Troya?

-No.

-¿Ni siquiera tu perro?

-No.

Maldita y mil veces maldita. 

-Entiendo. ¿Qué te gustaba? ¿Drogas, quizá?

Drogas...já. Seguramente todo hubiera sido mas fácil si me gustaran.

-Si. De todo tipo, me encantaba volar y ellas me permitian hacerlo.

-Claro. ¿Qué mas te gustaba?

-Y me gusta. La herejía mas despreciable en este mundo. 

-Bueno, bueno, bueno. Pues si, cumples con todos los requisitos. Con todos sin excepción. ¿Tienes bien aprendido el guión no?

¿Qué?

-Sí. Sé que tengo que hacer.

-Sabes que tienes que hacer...yo creo que no. Una de las cosas que nunca debes hacer es intentar mentirme. 

Demente defectuosa.Where stories live. Discover now