Ellos no perdonan.

20 0 0
                                    

Llevo tres días, tres largos e insoportables días, sin hacer absolutamente nada. Nunca imaginé que no tener mi cuaderno sería una tortura. Al menos puedo hablar contigo. ¿Quizá podríamos ser amigos? Ya sé, es posible que no quieras tener una relación demasiado profunda con una loca pero teniendo en cuenta que me has leído, aunque sea por puro aburrimiento, nos hace tener un vínculo. Porque no sé si lo sabes pero cuando lees las palabras de otros los estas conociendo, aunque ni siquiera sepas el nombre de esa persona ni como es, ni donde vive. Pero nosotros vamos mas allá...¡Sabes mi nombre! e incluso donde vivo. ¿No es eso genial? Bueno, cierto es que yo no puedo saber sobre ti pero eso te da una ventaja. No puedo hacerte daño. Eres anónimo. Eso me gusta. ¿Sabes? Creo que incluso te envidio. A mi también me gustaría ser desconocida, ya no solo contigo, si no con todo el mundo. Ojalá pudiera ir por ahí sin que nadie repare en mi presencia, seria tan feliz...¿por qué? Porque no tendría que responder ante nadie. Si, ya lo sé, ni siquiera lo hago ahora pero en el otro caso tampoco tendría que soportar unas consecuencias. Si no, mírame, estoy castigada por querer salvarme. Que injusticia. Aunque supongo que ya estarás acostumbrado a ellas. Es decir, yo estoy incomunicada, no sé lo que pasa pero estoy segura de que tu si sabes por poco que sea. Y, aunque  no sepa nada ahora, hubo algún tiempo en el que yo también andaba por tu mundo. Guerras, asesinatos, violencia, machismo, campos de concentraciones, juicios injustos y juicios sin culpables. ¿Ahora entiendes porque os desprecio tanto , no? No, no a ti. Discúlpame. Hablo de los cuerdos. Y no, tú no entras en esa categoría porque me estas prestando atención y quien escucha a los dementes lo convierte en uno. Bueno, para mi no, pero como ahora estoy intentando hablarte como si perteneciera a tu sociedad tengo que regirme por sus normas. Y ambos sabemos que esta es una de ellas.

Vamos, no te ofendas ni actues tan incrédulo. Si fuera mentira no tendrías reparos en compartir mis palabras pero sé que no lo haces. Que me lees a escondidas de todos los demás. No te culpo, si yo fuera tú tampoco lo haría.

La puerta se esta abriendo y lo sé porque entra una claridad que antes no estaba. Si, estoy a oscuras. No me gusta la luz artificial, ¿quién puede culparme? 

-Troya, tienes que ir con la doctora.

Genial, la tipa tiene ganas de acción. Pues si la quiere que venga a buscarla.

-Querrás decir la doctora tiene que venir conmigo. Dado que estoy castigada y que no puedo salir de mi habitación, ¿no querrás que me castiguen más no?

Clau niega con la cabeza y yo lo imito para darle la respuesta a lo que sea que esta pensado.

-Sabes que si estoy aquí es porque ella misma lo ha pedido.

-Claro, ¿por qué si no ibas a molestarme? Por tu gusto desde luego que no. Porque seamos sinceros, cuando nos cruzamos es porque o bien vienes a drogarme o bien a arrastrarme a algún despacho.

-Troya sabes que te aprecio pero este es mi trabajo y hay otras muchas personas que atender aquí. No puedo venir a verte cuando quiera.

-Tampoco quiero que vengas, formas parte de la pesadilla.

¿Qué por qué lo ataco? Tengo mis razones de peso. No te confundas, no es que sea una mala persona, en el fondo no lo creo así, pero es débil. Es un buen perro. Si, el forma parte de una pesadilla. Cuando fui a parar aquí él ya estaba trabajando. Le imploré por ayuda...claro que si, en algún momento yo también fui vulnerable y vulnerada también. Pero, ¿qué crees? No me ayudó, al contrario, fue uno de mis verdugos. La culpa lo come a día de hoy, lo sé, y no me importa. Yo no soy Dios, yo no estoy obligada a perdonar.

-Tienes que venir. Ya sabes que si no vienes por las buenas...

-No voy a ir ni por las malas. Al menos, no por mi propio pie.

Él suspira resignado y se lleva la mano al cinturón. ¿Qué tocará hoy? Porra, táser o jeringuilla. No hay mas opciones....cuando se trata de otro celador. Olvidé mencionar que esto es un lugar de alta seguridad, bien, pues ahi tienes la respuesta al por qué llevan consigo ese tipo de armas. El caso es que se que Clau no utilizará nada de eso contra mi igual que el sabe que yo tampoco haré nada contra él. Así que lo único que coge es el walkie-talkie.

-Doctora, no quiere ir.

Dictiri ni quiri ir. Idiota impotente. No lo soporto.

-Bien, no te marches de allí, en tres minutos estoy.

Wohoo! Que empiece el rodeo hermanos. Si la chica cree que estoy ahora mismo bien, que voy a ser suave o que simplemente voy a colaborar un poco esta bastante equivocada. Ella me ha arrebatado cosas, cosas que son importantes y tiene que saber que algo así no se perdona y que, desgraciadamente, soy orgullosa. No pienso rebajarme porque me las devuelva. Que se las quede, pronto encontraré algo con lo que tallar las paredes. ¿Que puedo decir? Soy alguien con recursos.

En menos de lo que esperaba ella atraviesa la puerta como si fuera dueña del lugar, me hipnotizo con el vuelo de su bata blanca y con el contraste tan maravilloso que hace con su pelo negro azabache pero es ella misma quien me saca de mi estado cuando hace que el vuelo cese.

-Bien, aquí me tienes. Tenemos que hablar y no me importa dónde sea.

Te traduzco. Ella quiere que entienda que no le importa donde juguemos, en su campo o en el mio, porque va a ser la clara vencedora. Soberbia.

-Perdóname una leve corrección, tienes-acentúo la palabra a drede-que hablar. 

-No es correcta, tenemos que hablar. 

-Oh, te refieres al yo pregunto y tu respondes, ¿no?

-No, me refiero a hablar. Y cuando dos personas hablan, las dos tienes derecho a preguntar.

-Así que estamos siguiendo ese código...déjame recordar...cuando una de las dos personas no quería hacerlo no se veía obligada. Entonces, ¿doy por sentado que no me estas tratando como a una persona? Ah, pero que idiota soy. Se me olvidaba la jerarquía de aquí. Ellos hablan, tu callas y respondes, no tienes derecho a nada más. Bueno, entonces el error no es mio, quiero decir, usted estaba diciendo algo que pertenece a un mundo diferente a este. Y..

-Basta Troya, sabes exactamente lo que quería decir.

Ahí esta, sabía que no iba a soportar durante mucho tiempo mi verborrea. ¿No era que quería hablar? Bueno al menos se ha descubierto. Ella se cree superior pero quiere hacerme entender que estamos al mismo nivel. ¿Ya lo ves? Los cuerdos sois unos mentirosos patológicos, unos hipócritas.

Pero sé que aún tienes tus reservas, no me crees. Hagamos esto más largo para que puedas observar bien. 

Me acerco a mi cama y me siento, al principio en el filo, como una señorita. Pero después entiendo que esto va a ser largo y cansado, así que me adentro un poco más hasta apoyar la espalda en la pared.

Y ella se toma el atrevimiento, la osadía o como quieras llamarlo de ocupar el lugar que antes era mio. Se empeña en adentrarse sin reservas en mi mundo. Bueno, hoy no pienso hacer nada.Hoy.

-Antes que nada, ¿sabes como me llamo?

Claro que lo sé. Pero cuando temes u odias algo evitas darle nombre porque eso lo hace real. Y yo no quiero que ella sea real. Si fuera Chris la llamaría mil veces, hasta en sueños, pero no lo soy. Yo no quiero salir de aquí y ella esta empeñada en arrancarme de este lugar. 

-Lo sé.

-Bueno, podemos empezar de cero.-sonrie y extiende una mano-Hola, soy la doctora Erika Morgado. 

-Yo soy Troya Spinoza. Encantada de conocerte, doctora.

Su sonrisa cae y yo sonrío triunfal. Ella pensaba en paz, yo también lo hacía. 

Antes de que llegara ella.

Demente defectuosa.Where stories live. Discover now