Ya no importa

17 0 0
                                    

¿Recuerdas cuando dije que una persona rota no podía enamorarse? 

Bueno, mentía.

¿Por qué? Porque no quería ser débil ante ti y eso es lo que hace el amor. El amor te hace vulnerable, un blanco fácil, un vaso de cristal al borde de la mesa. 

Si, me enamoré. Y si, te mentí. 

¿Por qué te lo cuento hoy? Supongo que hoy necesito un amigo que no hable, que no tenga opinión. Sé que tu me escuchas y ya lo dije hace tiempo, eres como una especie de terapia para mi.

Verás, hace mucho tiempo de esto, cuando solo era considerada un bicho raro y no una desequilibrada. Era perfecta, era perfectamente imperfecta y no era mía. Lo fue durante un tiempo y esa fue la única vez en mi vida en la que fui fuerte, en la que podía con todo y desafiaba a las tormentas mas grandes. Deberias habernos visto juntas, eramos como dos ángeles en pleno vuelo ajenos al mundo y en mis ojos siempre había un brillo especial. Era el fuego del amor, un fuego que ella habia encendido dentro de mi corazón para calentarse, para hacer desaparecer el frio de inviernos pasados. Pero ¿sabes qué? Se marchó. La razón no importa ahora, lo que importa es que hizo la mas profunda grieta en mi embalse. Una grieta por las que resbalaban gotas saladas y que se perdían en mi cuello. Hubo un río en mi cara durante mucho tiempo.

Ella me enseñó a ser fuerte y también me enseñó a perder. Quizá yo no lo supe hacer de la mejor manera pero aprendí. Desde entonces, todo lo que perdía ya no importaba, eran cosas insignificantes porque ya había perdido al amor de mi vida y esas cosas, cosas mediocres, no se comparaban. Además tenia ocupada la zona del dolor en mi cerebro, no podia entrar nada mas. El vacío que ella dejo ocupaba todo mi espacio.

Fue una mecha, pero no fue la llama.

A veces la recuerdo,sobretodo cuando me balanceo demasiado en la cuerda y me acerco al lado cuerdo. Puedo ver por encima de un muro y ella esta allí, en mis recuerdos. 

Esta riendo y yo sonrío con ella, pero le sonrío a un fantasma. Su risa era la más especial porque no era la más bonita pero si era la que llevaba con ella la esencia de la felicidad.

En fin, ¿que te puedo decir? El amor la hizo perfecta ante mis ojos, aunque no lo fuera.

Yo lo sabía y ella también. 

Porque le dije que no era perfecta de ninguna manera y ella solo inclino la cabeza para decir un yo tampoco. Eso bastó para que nos comieramos el mundo.

Pero solo yo lo vomité. Desde ese momento empecé a odiar un poco a los cuerdos. Que no, a ti no, ¿cuántas veces te lo voy a decir?

Pero eso supongo que no basta. Las palabras nunca bastan y a veces ni siquiera tu mismo.

Hay cosas con las que no puedes y, si osas entrar a la batalla, tienes que saber que ya estas muerta antes de comenzar. 

Pero yo no lo supe o no lo quise ver. Creía que iba a ganar. Que iba a destrozar todos los muros y derrumbé algunos. Pero hubo un oceáno que no pude cruzar.

Perdí. El oceáno me ganó. 

Y lo único que pude haber fue tirar mis armas, es decir, bajar mis puños con los nudillos rotos porque era el unico arma que tenia; y darme la vuelta. No quise mirar atrás. Fui cobarde, lo sé. 

Y ahora, años después, me atormenta lo que no ví pero sentí.

No vi mis ilusiones caídas, pero las sentí. No ví mis sueños destrozados, pero lo sentí. No ví mi corazón sangrar, pero note la sangre en mi pecho.

En fin, hoy no es buen día, últimamente no tengo demasiados dias buenos. 

Perdóname que te abandone tan pronto hoy pero necesito desconectar mi cabeza, necesito dejar de hablar y de pensar. Lo único que me salva ahora es pintar.

Y pintaré con el negro mas fuerte, lo negro que esta mi corazón hoy.

Demente defectuosa.Where stories live. Discover now