Capitulo 15

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Había un rey sentado en lo alto del trono, pero muchos pasaban junto a él como si no lo vieran, como si no entendieran que tenían a un miembro de la realeza frente a ellos.

Al rey no le molestaba, miraba impasible hacia el frente, esperando por algo que ella no lograba comprender. Y de pronto, él desapareció y su trono se convirtió en escombros. Todo fue tragado por la oscuridad y los gritos que resonaron en su cabeza, que parecían provenir de otros tiempos, se alzaron fuertes y claros. Ahora que el rey no estaba, todos se arrastraban entre las sombras pidiendo su ayuda.

Pero ya era demasiado tarde.

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Zoey se justo arriba de su frente. El conejo Zack lo sostenía con una pata y, con la otra, golpeaba su pequeña cadera blanca.

—Cuando reacciones correctamente, te odiarás a ti misma por no haber despertado antes.

Ya había reaccionado. Zoey rodó fuera de la cama y buscó el uniforme a tientas. Estaba arrugado, hecho un bollo sobre la silla del escritorio, pero a esta altura de su vida, todo le daba igual. Pateó a Jessica, que tampoco había conseguido levantarse a tiempo.

—¡Quiero que ambas lean hoy la teoría de Matemáticas! —gritó Zack, antes de que ellas salieran corriendo por la puerta.

Corrieron rumbo al comedor, rezando por encontrar algo para desayunar. Esquivaron a los alumnos de tercero y pasaron velozmente junto a Mariska Sullivan, que las miró de refilón, con un gesto malhumorado.

—Me va a volver loca. ¿Cómo lo has soportado durante tanto tiempo? Es más exigente que un profesor de universidad.

Zoey arqueó las cejas hacia ella, mientras agarraba una botella de jugo.

—No tienes ni la más pálida idea de cómo es un profesor de la universidad.

—Bueno, Zack podría ser uno perfectamente.

Llegaron tarde a la clase; la profesora de Química las regañó y las envió al fondo, cerca de James.

—Yo también llegué tarde —susurró él, mientras la docente comenzaba a escribir animosamente en el pizarrón.

Copiaron el temario del día, tan veloz como pudieron. Zoey terminó con espacios en blanco en la hoja. Se veía que la profesora no estaba de buen humor. Apenas terminaba un párrafo, lo borraba del pizarrón. Algunos alumnos que se atrevieron a quejarse, recibieron tarea extra. Hacia el final de la clase, James se quejó en voz baja sobre cómo iba a reprobar esa materia.

—No si yo puedo evitarlo —murmuró Jessica.

—Si Zackary puede evitarlo —corrigió Zoey.

Por la tarde tuvieron una entretenida clase de natación. ¡Bah!, entretenida para Mariska. Alegando que le dolía un tobillo, fue la única que no tuvo que repetir los cuarenta ejercicios que el profesor Héctor les dio a las demás. Y cuando él se fue a sentar junto a ella para supervisar la clase, Jessica le repitió a Zoey miles de veces en voz baja que tenían sexo en el sótano. Así de morboso.

Era increíble que Jess aún quisiera esos treinta pesos.

Para la noche, Zack todavía estaba en este plano y, físicamente, se veía bien. Zoey fue directo a abrazar su pecho y se quedó unos segundos allí, hasta que Jessica anunció que se daría una buena ducha para quitarse el cloro del agua de la pileta de encima

Mientras tanto, Zackary se sentó junto a volviera a aparecer, así como cualquier otro enemigo, este no se convencería de la veracidad collar si veía a Zoey con vida; tampoco podían arriesgarse a que ella fingiera su muerte y estuviera cerca del dije otra vez, solo para que alguien más pudiera tomarlo.

El Alma [El dije #2] en FísicoWhere stories live. Discover now