Capitulo 20

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Zoey sabía muy bien que la idea había sido de Zack y, en medio de su furia, tenía que admitir que hasta podría resultar.

El viaje en auto comenzó mal, en especial cuando su papá la retó por las amonestaciones. Ella se respaldó con su historial de buena chica, bajó la cabeza y explicó que Sara se había burlado de ella y que no se sentía orgullosa de haberla herido, a pesar de todo.

—Al menos te defendiste —dijo él, alzando las cejas por el espejo retrovisor—, pero mejor hazlo con personas que intenten herirte antes. Dudo que esa muchacha hubiera sido agresiva contigo.

Zoey nosabía si lo dudaba o no. Nunca había tratado con Sara. Su autodeclarada enemigasiempre había sido Mariska, y últimamente no estaban en su mismo canal. Nopodía hacer ningún juicio sobre qué tal era Sara, además de una creídainsufrible.

Al llegar a la casa, su papá le recomendó no hablar del tema con su mamá, ya que ella tenía demasiado de lo que preocuparse después del intento de secuestro de Mateo. No se encontraba bien desde ese día y sumarle la noticia de que su hija había hecho algo malo en el colegio no le haría bien.

Zoey se bajó el auto e intentó ponerle buen humor al asunto, a pesar de que sus últimos días habían sido un desastre. Estaba bastante estresada después de todo lo que había pasado y esperaba no tener que cambiar pañales, o haría explotar más cosas.

Al entrar en la casa, lo primero que vio fue a Mateo en un corralito para bebés, acostado y agitando brazos y piernas de forma lenta. Sin saber demasiado por qué, Zoey se inclinó sobre él.

—Por tu bien, espero que no vuelvas a liarte con demonios, niño malo —le dijo sin humor—. Que no son buenas compañías.

Mateo pareció mirarla, pero cerró los parpados, finos y rosaditos, lentamente antes de volver a abrirlos. La verdad es que ella dudaba que pudiera verla bien.

—¡Zo! —Su madre apareció en la puerta de la cocina mientras se quitaba un delantal—. Qué bueno que ya estés aquí. Estoy preparando ensalada rusa.

Zoey trató de sonreír.

—¿Y para eso el delantal? No es como si la ensalada fuera a saltarte a la ropa —se burló, sin malas intenciones. Su madre frunció el ceño, como una niña pequeña..

—Es nuevo, quería usarlo un poco.

Zoey notó que el delantal llevaba un enorme corazón estampado que por dentro decía: «NUEVA MAMÁ».

Hey, tampoco eres nueva mamá. Eso está hecho para las mamás primerizas —le dijo.

La mujerfrunció los labios.

—Ya, niña, que tengo un nuevo bebé, eso me basta.

El Sr. Scott cerró la puerta de la casa y se encogió de hombros cuando su mujer besó a su hija y regresó tarareando a la cocina.

—Esos detalles la hacen feliz, Zoey. No la molestes.

Ella le sonrió, agradecida de que nadie se hubiese ofendido, y pasó a la cocina con un leve presentimiento de lo que iban a comer. Su madre cortaba la carne del peceto en rodajas finas. El Vitel Toné debería estar en la heladera.

—Genial, hacía mucho que no comíamos esto. ¡Es casi comida de Navidad! —exclamó, sentándose en la silla libre junto a la puerta.

—Bueno —dijo Helena—, ya que fuiste tú la que propuso venir hoy, quise hacerte algo rico.

En el fondo, aceptaba que, luego de casi perder a su hermanito, ya no se sentía celosa y no tenía motivos para enojarse con sus padres, en especial si le preparaban una comida que adoraba.

El Alma [El dije #2] en FísicoWhere stories live. Discover now