Capitulo 27

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Cuando sus padres se marcharon, Zoey cerró todas las puertas. Estaba acostumbrada a prevenirasuntos como esos sin pensar en los asesinos; estaba pensando en los ladrones.

Sonrió, satisfecha por haber convencido a sus padres, y se dio la vuelta para ver a Zack, que la observaba con una de sus expresiones usuales.

—¿Qué? —le preguntó.

—¿Cuántas horas tenemos solos? —inquirió él, cruzándose de brazos.

Ella contó con los dedos, incapaz de ocultar la risa nerviosa que tenía pegada a la garganta.—Creo que cuatro.

—Vaya, como un turno en un hotel —comentó él, con naturalidad.

Ante eso, Zoey se mordió las mejillas por dentro. Nunca había visitado un hotel de tránsito, naturalmente, pero de pronto comenzaba a imaginarse cómo serían y si tendrían jacuzzis En una película extranjera había visto que sí, pero se preguntaba si en su país eran similares.

—¿Zoey? —inquirió Zack, ladeando la cabeza—. ¿En qué piensas?

Ella balbuceó por un segundo. Luego se recompuso y trató de verse tan inocente como suspensamientos reales.

—Bueno, mencionaste los hoteles y me preguntaba si tendrían jacuzzi en las habitaciones.

Zack se carcajeó al instante y acortó la distancia entre ellos, llevándola contra la puerta.

—Y dime, ¿lo piensas porque te gustaría hacerlo en uno de esos?

Ella se rio,apretándose contra la madera, para escapar inútilmente de él. Cuando el juegocomenzaba, escapar también tenía su gracia, aunque no sabía por qué tomabaexactamente ese lugar de presa inocente. Mientras lo meditaba y Zackary subíauna mano desde su cuello hasta su mejilla, pensó que le gustaría probar ser laque atacaba

—En realidad, pensaba en la espuma.

—Eso mehace a mí pensar en la espuma —susurró él, inclinándose hacia ella—.Especialmente en cómo te verías desnuda en la espuma.

-

Cuando se despertó unas horas después, todavía estaba desnuda. Zack tocaba su trasero con una paz increíble, y su madre subía por las escaleras con un lloroso Mateo en sus brazos.

—Iré a ver si Zoey está despierta —dijo la señora Scott.

En ese momento, la chica sintió el corazón trabándose en su garganta. Pataleó en vano, aterrada, para salir de la cama. Por fortuna, su padre intervino.

—Por favor, Helena, está dormida. Déjala en paz.

Con eso, los pasos se alejaron de su puerta y Zoey pudo relajarse sobre el pecho de Zackary.

—Bendigo a tu papá —murmuró él, volviendo a apropiarse de su trasero—. Aunque de seguro él querría darme un hachazo en la cabeza si supiera lo que hago contigo.

—Shh —lo cortó ella, acomodada una vez más a su lado. Tomó aire y lo dejó salir, aliviada—. Estaba durmiendo muy a gusto.

—Y yo estaba tocándote muy a gusto —murmuró Zack, riendo por lo bajo—. Puedes volver a dormir tranquila, Zo.

—No, ahora no podré hasta que ellos no se acuesten.

Zack negó con la cabeza y estiró la mano hacia la puerta. Con un cuidadoso click, la llave giró hasta trabar la cerradura.

—¿Qué te parece ahora?

Zoey sonrió y estiró la cabeza para besar su mejilla. Al menos así podría descansar un rato más. Pero, luego de unos cuantos minutos en silencio, se preguntó si no estaba perdiendo el tiempo. Se sentía cansada, pero casi nunca tenía la posibilidad de estar a solas con él en una misma habitación. Siempre estaban con Jessica.

El Alma [El dije #2] en FísicoWhere stories live. Discover now