XXVII.

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hermione granger

—¿Hermione?

—¡Diana! ¿E-estás bien?

Diana nunca entendería a su amiga. Ella estaba allí, con lágrimas en los ojos y sollozos escapando de su boca, y, sin embargo, era capaz de preguntarle a ella que si estaba bien.

—¿No debería ser yo quien te preguntase eso? Eres tú la que está llorando.

—Eres tú la que salió corriendo en mitad de clase llorando.

—Touché.

A pesar de su comentario, Hermione suspiró.

—Es tu hermano.

—Oh, no —murmuró Diana.

—Dijo que soy una pesadilla, que nadie me aguanta y que no tengo amigos —suspiró la chica, apoyándose en el lavabo al lado de Diana, dándole la espalda al espejo. Diana apretó la mandíbula antes de sacar su mano del agua, que, por fin, no le dolió, y se colocó en la misma posición, mirando al frente mientras decía:

—¿Y él si? Sus únicos amigos son Harry y su hermana, menudo arsenal.

Hermione soltó una risa y aunque Diana sonrió, se rascó la nuca mientras decía:

—Siento que mi hermano haya dicho eso, pero no podría estar más equivocado. Nadie te aguanta porque no hay nada que aguantar, eres la persona más fácil con la que hablar que conozco. Y definitivamente tienes amigos, yo te considero muy buena amiga mía.

—Ah, ¿si? —una chispa de esperanza relució en la mirada de Hermione, y Diana sonrió.

—Por supuesto.

—Gracias, Diana —le dijo Hermione, antes de tomarla por sorpresa con un abrazo.

—No tienes por qué darlas.

—¿Qué hay de ti? ¿Qué pasó en clase de Encantamientos?

—Oh, eso —Diana se separó de ella para mover despacio su mano derecha, como comprobando que hacer o que no hacer con ella para que no le volviese a doler—. Fue algo extraño, como si el hechizo estuviese dentro de mi e intentase salir, pero mi piel no se lo permitiese.

Hermione pareció extrañada con la descripción, y se rascó la barbilla antes de responder.

—Nunca había escuchado algo parecido.

—Seguramente no sea nada —Diana negó con la cabeza, restándole importancia.

—¿Estás segura?

—Claro —sonrió Diana, mintiendo.

Fue entonces cuando lo oyeron. Era un gruñido estruendoso, seguido de pisadas torpes de lo que parecía ser un animal muy grande.

—¿Has escuchado eso? —le preguntó Diana a su amiga, quien tenía la mirada fija hacia la puerta mientras asentía.

—Y lo he visto también —añadió, levantando la mano para señalar a un monstruo que estaba fuera del rango de visión de la pelirroja.

Pero ésta, siguiendo el dedo de Hermione, acabó por entender a qué se refería: delante de las dos chicas había una horrible imagen. Más de tres metros y medio de alto de un descomunal cuerpo deforme y una pequeña cabeza pelada, de piel gris como la pierda y un olor nada agradable, cubría la única salida del baño que tenían Hermione y Diana.

En estos momentos, era en los que la adrenalina de uno se debía poner a funcionar, haciendo que sacase la varita y se dispusiese a atacar, o buscase un lugar en el que esconderse de aquel bicho. Sin embargo, las adrenalina de estas dos en particular, solo logró que se mirasen, abriesen la boca, y gritasen.

❛i. venomous❜ harry potterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora