[Libro I Trilogía Silly Cliché]
Olivia Estrada es una agradable y alegre chica de 21 años, estudiante de una universidad en Colorado.
Cuando recibe una irremediable noticia, junto con su mejor amiga y confidente, Steph, deciden ir a un bar por un pa...
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-Aquí tienes -dijo la señora mientras me entrega el papeleo-, traelo en unos días, cuando hayas terminado, y estarás registrada para que se te informe qué dormitorio usarás.
Le agradeco cordialmente, guardo los papeles en mi bolso y salgo del edificio de administración. A las afueras está Steph esperando con Evan y Phillip.
El frio otoño se siente cada vez más y noto que todos están empezando a usar gorros y bufandas. Mis amigos y yo no somos la excepción.
-Parece mentira que estamos iniciando septiembre -dice Steph entre los brazos de Phillip. Todos asentimos.
-¿Y? ¿Cómo te fue? -me cuestiona su novio.
-Bien. Sólo lleno unas hojas y quedaré en lista de espera para información.
-Bien. Vamonos. -Evan está algo cortante por primera vez desde que nos hicimos amigos.
Phillip parece notar que voy a hablar con su amigo porque encamina a Steph unos pasos por delante de nosotros, en dirección al auto.
-¿Ocurre algo? -digo alcanzandolo y caminando a paso apresurado a un lado de él.
-Nada.
-Por favor -bufé-, ni septiembre es tan frio como tus palabras. ¿Qué pasa?
-Nada, Olivia. Hablo en serio. No ocurre nada.
Su respuesta me molesta.
-Basta -me paré frente a él, deteniendolo.
-¿Qué haces? No están dejando atra-
-Me da igual -interrumpo-. Ahora mismo me dices qué te ocurre o te golpearé hasta que me lo digas.
-Ay, ajá, tus golpes de niña en mi hombro no me van a ¡AUCH! -grita del dolor.
-¿Qué decias? -digo mientras sobo mis nudillos. El golpe me dolió más a mi que a él.
-¡Un puñetazo en la cara obviamente me iba a doler!
-Ahora, dime qué pasa. -Ignoro sus quejas.
Él exhala y ve por sobre mi hombro, mientras toca la zona del impacto en su mejilla izquierda.
-Nos están dejando atrás -me recuerda.
-No se irán sin nosotros.
-¿Por qué tan segura? -pregunta.
Yo me encojo de hombros y muestro en alto mi dedo indice, -Yo tengo las llaves. ¿Sabes? Deberías tener más cuidado, cualquiera podría robartelas.
-Eres una tramposa -dice y alarga la mano para tomarlas pero soy más rápida y las arrebato de su alcance- ¡Es mi auto!
-Y yo tu amiga. Y me importas. ¿Qué ocurre? Muchas cosas han sucedido entre nosotros como para tener secretos ahora. -Entonces decidí pincharle un poco, -Sómos amigos, debemos ser muy sinceros con nuestros actos. ¿A dónde va esto si empezamos con mentiras? -¿Muy sútil?
