34. Tarde de Abrazos y Lagrimas

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-Hey. -No hubo respuesta-. ¡Hey!

Evan se removió boca abajo y puso sus brazos a los lados de su cabeza.

-Hey, Evan, despierta.

-No -susurró.

-Sí -repliqué.

-No quiero.

-Yo tampoco pero es hora de irnos. -Se enderezó de golpe y me vió con ojos adormilados. Luego volteó hacia la ventana.

-¿Qué hora es?

-Faltan quince para las cinco.

-¿Qué caraj...? ¿Cómo?¿Por qué?

-Nuestro vuelo sale en tres horas. Es momento de irnos. Apresurate, mi padre nos está esperando abajo.

Me senté a los pies de la cama y puse mis zapatos.

-No ha salido el sol -dijo.

-Ya lo sé.

-No ha salido el sol -repitió.

Evan se volvió a dejar caer sobre la almohada y haló la sábana hasta cubrir por completo se cabeza.

-¿Sabes? Para ser tan madrugador entre semana, eres malo despertando -burlé.

-Mmm -fue todo lo que respondió.

Quince minutos despues estaba bajando las escaleras junto a Evan que tenía la frente en mi hombro y venía cargando nuestras maletas. A pesar que estaba medio dormido él insistió en llevar por sí sólo el equipaje.

-¿Papá? -pregunté pero no obtuve ni un sonido.

Llevé a Evan hasta el sillón y le ordené recostarse. No entendía su tan pesado cansacio pero no me molestaba, así que le permití dormir lo mayor posible. Dejé las maletas a su lado y caminé a la cocina.

Mi padre estaba de pie junto al refrigerador sosteníendo una taza humeante de café.

-¿Quieres una taza? -ofreció al verme cruzar la puerta.

Negué. Tomaría algo en el aeropuerto.

-Olivia -dijo y supe que se acercaba una charla. Me senté en una de las sillas del pequeño comedor.

-¿Cómo van los estudios? -preguntó.

-Ya lo sabes -repliqué sarcastica-. Te envié las calificaciones el semestre pasado, ¿o no?

-No seas grosera -regañó-, te hice una pregunta.

Suspiré, cansada de resignarme otra vez.

-Están bien.

-Quedan dos semestres más. ¿Qué harás entonces?

-Papá...

-¿Y dónde estás viviendo?

-Cambié de apartamento. Vivo a unas calles de la Universidad. -No le dije que pronto me mudaría, no quería otra discusión.

-No olvides que yo pago tu vida, Olivia -dijo en tono de advertencia mientras dejaba su taza en el lavatrastos-. Por lo tanto tengo derecho a controlarla.

Mantuve la mirada en mi manos sobre la mesa.

-Tú lo pagas porque te niegas a dejarme trabajar -balbuceé.

-¡Quiero que te gradues pronto! -gritó-. No quiero que pierdas el tiempo en tonterias. ¿Crees que ese es el futuro que planeé para ti?

-No, yo...

-Mucho cuidado con lo que haces, Olivia. El rumor sobre el embarazo de tu amiga se espació rápido, no permitiré que eso te pase a ti.

Levanté la vista, sintiendo la rabia correr dentro de mí por que mencionara a Steph.

Sólo Tú ✔Where stories live. Discover now