22- From a Cradle to a Grave

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Narrador Externo

Una lágrima tras otra salían de sus ojos, se sentía tan impotente e inútil. Su cuerpo dolía a mares y sentía como la sangre comenzaba a llenar sus pulmones lentamente. A duras penas lograba ver algo pues sentía su rostro tan hinchado y adolorido por los golpes que le habían dado, solo rogaba que aquello no dejara alguna marca permanente. Los gritos desesperados de Hayley retumbaban en la iglesia y en sus oídos pero por alguna razón sonaba un poco más lejos, cerca de lo que suponía ella era el altar. Sam intentó incorporarse aguantando el dolor abrazador en su abdomen, abrió sus ojos e intentó enfocar su vista tan solo para ver dónde se encontraba Hayley, quien no paraba de gritar debido a los dolores de parto.

Veía borroso, pero luego de parpadear pudo ver como intentaban sujetar a Hayley sobre el gran altar a la vez que preparaban todo para el nacimiento del bebé. 

- ¡Aléjate de mi, perra!- escuchó como la loba soltaba improperios contra las brujas a la vez que la veía forcejear. Inmediatamente Genevieve y las otras brujas comenzaron a cantar hechizos en voz baja. Sam alzó su mano e intentó usar su magia contra alguna de ellas, pero de pronto el frío metal de un par de grilletes sujetaban sus manos. Tiraron de las cadenas haciendo que el oráculo cayera de bruces contra el suelo y se deslizara hasta chocar con una de las bancas.

- Maldición...- murmuró Samantha con el dolor recorriendo todo su cuerpo y nublando sus sentidos. Intentó concentrarse para hacer uso de sus poderes y así menguar un poco el dolor interno para no morir tan pronto, pero por alguna razón no podía hacer nada salvo moverse y quejarse de dolor como una humana común. Supuso entonces que eran cadenas que impedían el flujo de magia en su sistema y como aún estaba débil, tanto mental como físicamente, su magia quedaba reducida a cero.

Escuchó como las puertas de la iglesia se abrían de golpe, y su vista a penas nublada pudo distinguir el cuerpo de Klaus que entraba furioso a aquel templo. La mirada esperanzada de ambas mujeres se posaron en el híbrido que se acercaba iracundo, dispuesto a salvarlos a todos. Uno de los brujos se aproximó a detenerlo pero Klaus lo partió en dos con increíble fuerza para el terror de las brujas. 

Monique fue quien actuó rápido y se puso justo enfrente, logrando animar a sus hermanas a usar su poder contra el enemigo. Genevieve, Abigail y Monique alzaron sus manos hacia Klaus y mientras cantaban, usaron su poder para alzarlo por los aires y estamparlo contra la pared para mantenerlo allí en lo que nacía la criatura y llevaban a cabo su cometido.

- ¡NO!- gritó Samantha con lágrimas en los ojos al ver como su vinculado intentaba liberarse de lo que lo retenía. Eso llamó la atención del híbrido, quien con horror observó el aspecto demacrado que llevaba su mejor amiga.

- Sam...- profirió por lo bajo y lleno de asombro al ver las heridas en el cuerpo de su amiga, quien permanecía atada con cadenas. Su rostro lucía un par de cortes, uno en el labio y uno en la cien, un gran moretón adornaba su ojo derecho y otro en la mejilla izquierda. Los gritos de Hayley se hicieron más fuertes mientras que Klaus observaba con gran furia e impotencia como Genevieve tomaba la daga ceremonial para llevar a cabo el nacimiento.

- Debes saber que no me causa ningún gusto- admitió la pelirroja dándole un vistazo a un furibundo Niklaus- Prometo que no le dolerá- una de las brujas tomó una tela blanca y cubrió la parte inferior de Hayley con ella- Empecemos ¿de acuerdo?

- No, no, no- suplicaba la licántropo entre quejidos y al borde del llanto debido al dolor de las contracciones bajo la mirada angustiada del oráculo y del híbrido que permanecían con las manos atadas, sin la posibilidad de salvar a la bebé que venía en camino.

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La luna aún no desaparecía del cielo, sin embargo estaba a tan solo unas horas de amanecer. Eso solo le restaba más tiempo de vida a los vampiros que sufrían las alucinaciones que el veneno de licántropo les proporcionaba, sería cuestión de horas para que todos murieran al salir el sol. Davina llegó a la gran casa de los Mikaelson, observando el montón de cuerpos y las manchas en todos lados del brillante color escarlata que era común en la sangre. En el centro del patio pudo observar a Marcel y a Cami ayudando a Diego a que tomara asiento en uno de los sillones. 

1| Predictions (Elijah Mikaelson)Where stories live. Discover now