Capítulo Dieciséis

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Los archivos que había leído no me ayudaban a llegar a ninguna conclusión y las pruebas no habían sido alteradas. Quería probar la inocencia de Alex pero no había nada más que palabras que lo sustentaran. Y aún estaba ese papel que había dejado en la tumba de su padre.

Si iba a protegerla tendría que pedirle a ella que confiara en mí y me contara toda la verdad, sino no me quedaba otra que entregarla. No quería hacerlo pero no creía ser capaz de dejarla ir, la cárcel sería mucho más segura que permanecer fuera con un asesino tras de ti.

No podía aguantar más sentado sin hacer nada, agarre las llaves del coche y mi celular y salí para lo de Naia- finalmente podía recordar su nombre después de haberlo buscado al menos ocho veces-. Esperaba que Alexa aun estuviera con ella.



_ ¿En qué puedo ayudarlo detective?- me pregunto la hija de Iris Joriq luego de abrirme la puerta y que me presentara

_ Busco a la Señorita Koslov

_ ¿A quién?

_ Alexa Koslov, sé que se conocen

_ No tengo idea de a quien se refiere la verdad- era irritante que me retrasara con sus mentiras pero admiraba la misma lealtad que había visto en su madre para con Alex

_ Naia, está todo bien. Sé que se conocen, y que probablemente la estés ayudando, y te aseguro que no estás en ninguna clase de problema. Solo quiero encontrarla para ayudarla

_ ¿Y como se que dices la verdad?

_ Porque yo fui quien le salvo la vida a tu amiga hace unos días. Alguien nos disparó, y ella me protegió y recibió un disparo. No podía entregarla ni llamar a una ambulancia así que llame a mi hermano mayor, Callum, que es doctor para que la salvara.

_ De modo que ambos se deben la vida...

_ Así es y realmente quiero ayudarla así que por favor dime que está aquí. Necesito hablar con ella.

_ Lo siento pero Alex ya se fue

_ ¡Mierda!- exclame

_ No está aquí pero puedo darte su nuevo número, me lo dejo antes de irse

_ No va a responder a menos que tenga registrado quien llama pero dámelo. Puedo rastrearla.

_ Para eso no tendrás...

_ Voy a usar una aplicación del móvil, prometo no ponerla en peligro

Eso fue todo lo que hizo falta que dijera para que me ayudara. Naia era una buena amiga y me alegraba que Alexa tuviera a gente que se preocupara por ella a pesar de lo arriesgado que era.

_ Listo- dije cuando el programa me lanzo una dirección, me sonaba familiar- Gracias

_ No hay de que...



La casa donde se suponía que mi fugitiva estaba era una mansión antigua, de dos pisos, con un frente gris lleno de enredaderas. No había duda de que quien fuera el dueño tenía plata.

Toque el timbre y espere a que alguien respondiera.

_ ¡Voy!- se escuchó gritar a un hombre desde lejos

_ No eres el de la pizza- dijo cuando abrió y me vio

Era un chico joven, apostaría que tenía menos de veinticuatro, con cabello castaño oscuro y ojos marrones. De mi misma altura y vestido todo de negro.

Sin duda lo tenía de algún lado pero no lograba recordar de dónde.

_ Perdón tengo que haberme equivoca...

_ ¿Por qué te tardas tanto E?- me interrumpió Alexa. Llevaba apenas una camisa de hombre y el pelo mojado al igual que él. Ahora no me quedaban dudas de que había estado jugando conmigo

_ Shannon, ¿Qué haces aquí?

_ ¿Lo conoces?- pregunto el idiota que estaba con ella antes de que yo pudiera decir nada

_ Sip, digamos que aún está intentando arrestarme...

_ ¡¿Cómo?!- exclamo y casi me cierra la puerta en la cara

_ Tranquilo, vengo a ayudarla. Aunque debería esposarla solo por llamarme del modo que lo hace

_ Yo que vos guardaría las esposas, no se te dan bien- replico y yo no pude evitar acordarme de lo que había pasado en el despacho del abogado

_ Alguien parece que se ha puesto colorado... O lo has avergonzado Alex o lo tienes loquito

_ ¿Puedo pasar?- pregunte agriamente. No quería seguir por ese lado de la conversación y tampoco era bueno que todo el vecindario estuviera observándonos. "Observándola a ella así dirás" me recrimino mi subconsciente.

_ Adelante

_ Gracias, y no te creas tan especial. Puede que ella se haya acostado contigo ahora pero ayer se estaba metiendo en la ducha conmigo.

_ Con que...- dijo y levanto una ceja en dirección a Alex- Bueno, no importa. Jamás podrás competir con lo que tenemos.

Era irritante. Él no despegaba su mirada de ella prácticamente por nada y estaba todo el tiempo tocándola. Me molestaba, me molestaba muchísimo. Especialmente porque podía ver el amor en los ojos de ambos.

Quería separarlos, quería que él dejara de rodearla con sus brazos y de pronto me acorde de algo.

_ ¿Y qué es lo que se supone que hay entre ustedes? ¿Un par de líos de unas cuantas noches? Digo, porque claramente no fuiste a verla durante los años que paso en prisión.

Pensé que eso provocaría que él se enojara y me insultara, incluso que quisiera pegarme por lo que tendría que soltarla, pero jamás creí que la haría llorar. Había una mirada herida y de muchísimo dolor en sus ojos cuando se fue corriendo sollozando.

Era un imbécil por más que no entendiera lo que pasaba.

_ ¿Tenías que ser tan hijo de puta? ¿Quieres saber por qué no la he visto en tres años? Porque ella no me lo permitió, ni a mí ni a Aria. Acababa de perder a su padre, la habían inculpado y acusado de matarlo y justo cuando más podía llegar a necesitar a los que amaba nos alejó. ¿Y quieres saber porque? Por qué temía que algo malo pudiera pasarnos. A su hermano no podía correrlo, pero a nosotros sí. Y lo hizo. No dejo que volviéramos a tener nada que ver con ella para estar segura que no había ninguna posibilidad de que lo que le había pasado se volviese a repetir con nosotros. Esa decisión la destruyo, pero nos amaba demasiado para arriesgarse a perdernos de otra forma.

Imbécil. Imbécil. Imbécil. ¿Cómo podía ser tan hijo de puta?

_ Y para que conste, entre Alex y yo no hay una relación. No una romántica al menos. Nos conocemos desde primer grado y hemos sido como hermanos desde entonces. Por eso estábamos los dos mojados, porque yo la tire a la ducha alegando que olía pésimo; por eso no me molesta tenerla usando solo una camisa porque ya la he visto de esa forma y otras; y por eso no puedo despegarme de ella desde hace dos horas cuando la encontré frente a mi casa. Es mi hermana, no la he visto en demasiados años y ha pasado por tanto... Sé que me ha contado apenas un cuarto de todo lo que ha tenido que vivir para evitar que me sienta mal pero veo en sus ojos que hay mucho más. Ya no es la que era, le falta luz, le falta reírse, divertirse... Y le sobran cicatrices y dolor así que quiero que vayas a la habitación donde se está quedando y te disculpes. Me importa un carajo si tienes orgullo o si solamente eres un idiota celoso pero detesto que llore. No puedo soportarlo asique sino quieres tener razones para dejarme una noche detenido en comisaria por pegarte ve y arréglalo- Lo mire fijamente unos segundos y vi que iba enserio con lo de golpearme si no solucionaba lo que había cagado. Empezaba a caerme bien, sería capaz de hacer cualquier cosa por Alex.

FugitivaWhere stories live. Discover now