Capítulo 14 [3]

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  Es como si en un instante, una ventana pintada se rompiera, revelando el feo mundo detrás de ella. Risas cambiadas por gritos, la sangre mancha los adoquines color pastel y el humo real oscurece el efecto especial hecho para la televisión.

   Una segunda explosión parece dividir el aire y deja mis oídos sangrando debido a que puedo oír más que todos aquí. Pero no puedo distinguir de dónde viene.

   Katniss llega a Boggs en primer lugar, tratando de dar sentido a la carne desgarrada, a los miembros amputados, tratando de encontrar algo para detener el flujo de color rojo de su cuerpo.

   Homes la empuja a un lado y abre un botiquín de primeros auxilios desgarrándolo. Boggs agarra su muñeca. Su rostro, gris muerte y ceniza, parece estar hundiéndose. Pero sus siguientes palabras son una orden:

—El Holo.

   El Holo. Me giro alrededor, hurgando entre trozos de azulejos llenos de sangre, temblando cuando me encuentro con trozos de carne caliente. Lo encuentro clavado en unas escaleras, juntos con una de las botas de Boggs. Lo recuperé, limpiándolo con las manos desnudas se lo devuelvo a mi comandante.

   Homes le ha puesto una venda comprimiendo el muñón del muslo izquierdo de Boggs, pero ya está empapada. Intenta hacer un torniquete en el otro, por encima de la rodilla. El resto del pelotón se ha cerrado en formación protectora a nuestro alrededor. Finnick intenta revivir a Messalla, que se golpeó contra un muro en la explosión a medida que tiene un ojo en mí por si entro en un ataque.

    Jackson grita a un intercomunicador de campo e intenta, sin éxito, avisar al campamento para que manden médicos. Pero sé que es demasiado tarde. Lo puedo sentir en todo mi ser.

   Boggs tiene sus dos manos en el holo, escribe una orden, pone el pulgar en la pantalla para que reconozca su huella, y pronuncia una serie de letras y números cuando el dispositivo de los pide. Un rayo de luz verde sale del holo y le ilumina la cara.

—No apto para el mando —dice—. Transfiere autorización de seguridad principal al soldado Katniss Everdeen, pelotón 451. —Con mucho esfuerzo, consigue volver el holo hacia su cara—. Di tu nombre.

—Katniss Everdeen —le dice al rayo verde.

   De repente, veo que la atrapa en su luz. No puede moverse, no puede parpadear, mientras una serie de imágenes pasan muy rápido ante ella. ¿La está escaneando? ¿Grabando? ¿Cegando? Desaparece y sacude la cabeza para despejarla.

—¿Qué has hecho?

—¡Prepárense para la retirada! —aúlla Jackson.

    Finnick está gritando algo y señala al otro extremo de la manzana, por donde hemos entrado

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   Finnick está gritando algo y señala al otro extremo de la manzana, por donde hemos entrado. Una sustancia negra y aceitosa sale como un géiser a la calle, entre los edificios, y crea un impenetrable muro de oscuridad. No parece líquido ni gas, ni mecánico ni natural. Seguro que es mortífera. No podemos volver por donde hemos venido.

Saphira 《Finnick Odair》Where stories live. Discover now