kapitel dreißig. (30)

3.7K 268 42
                                    

030.

Milen

Eran aproximadamente las tres de la madrugada cuando alguien aporreó la puerta de mi cuarto de hotel

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Eran aproximadamente las tres de la madrugada cuando alguien aporreó la puerta de mi cuarto de hotel. Me puse de pie a regañadientes aun con los ojos entrecerrados y la sensación de mareo inevitable cuando te levantas muy rápido de la cama. Descalzo, arrastré los pies hasta la puerta y giré el picaporte. Apenas me dio tiempo de reaccionar cuando ésta se abrió de par en par y entró la mujer más enfadada que había visto en mi vida (hasta ese momento). Sus piernas largas me llevaron casi a la mitad del cuarto, su cabello negro se movía con fiereza mientras me apuntaba con el dedo.

—¡Ti si idiot, Milen Goranov! —Me gritó en búlgaro. Se dio vuelta rápidamente para cerrar la puerta con fuerza y se giró de nuevo para encararme—. ¡Udivitelno e, che go pravite otnovo!

Es increíble que hagas esto de nuevo.

—¿De nuevo?

—Huir como un cobarde. —Agregó con su pecho subiendo y bajando. Apenas parecía poder respirar, pero no le importaba mucho aparentemente.

—Nikol, ¿de verdad viniste aquí a las dos de la mañana para gritarme? —Fruncí el ceño y le señalé el borde de la cama—. Por favor... Siéntate. ¿Quieres un poco de agua?

—Lo único que quiero de ti es que por una vez en tu vida te agarres los huevos y te hagas responsable de tus acciones —gruñó. Me habría reído de ella y de su acento tan marcado si la situación no hubiese sido tan seria—. Una vez más decides irte y...

—Espera, ¿cómo lo supiste?

—¿Eso importa? —A pesar de la oscuridad de la habitación, pude ver toda la furia en su mirada. Se notaba ese brillo indudable.

—Supongo que no.

—De acuerdo, digamos que te vas. Que desapareces otra vez un año y medio y... de sorpresa regresas. Verena probablemente ya tendrá a alguien más decente a su lado, alguien que la ame como tú nunca podrás, y tus nenas ya le dicen papá. Y a ti no te reconocerán porque, ah, espera, ¡nunca estuviste!

Por fin aceptó sentarse en la cama y yo tomé asiento junto a ella. Su pierna derecha temblaba cuando se ponía nerviosa o estaba muy enojada.

Titubeé antes de poner mi mano sobre su rodilla. No creí que estuviera mal, pues no lo hacía con ninguna otra intención más que calmarla.

—Milen, yo te quiero. En serio que sí, y quiero que seas feliz, y si por mí fuera daría todo para que te quedes con tu familia, pero no puedo hacerlo si tú de pronto decides actuar como un idiota —habló en voz baja y suave—. Tú no eres así, te conozco. ¿Qué te ha hecho cambiar? En otro caso mostrarías al hombre responsable y respetuoso que sé que eres.

—No sé, creo que estoy actuando por instinto. Me asusta todo esto, Nikol. Detesto que Verena esté tan inestable, que las niñas estén en peligro y que yo me haya portado así desde el principio. —Apoyé los codos sobre mis rodillas y me cubrí la cara con las manos, gruñendo hacia mis adentros—. Cuando me dijo que estaba embarazada lo primero que hice fue decirle felicidades. Como si no supiera que yo era el padre, aunque bien lo sabía...

Lo que harías por nosotros ©Where stories live. Discover now