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POV Omnisciente

El moreno y el enojón siguieron mandándose mensajes entretanto que los días pasaban, provocando que cuando el primero en ser nombrado lo invitara, a Edgar y a él, a una fiesta elegante, como las antiguas, Jaime no estuviera incómodo hablando con el mafioso. Aunque se reunieron luego del trabajo, para que los compañeros del detective y el ruloso dejaran de meterse en sus vidas.

El señor Navarro eligió su mejor traje y luego se reunió con su mejor amigo en el lugar que el moreno arregló para la fiesta.

Los guardias del moreno, los cuales sabían exactamente quiénes irían, los dejaron pasar de inmediato.

El señor Navarro y el ruloso no mencionaron eso y hablaron de varias cosas mientras que todavía no veían al moreno ni a Manu. Aunque eso cambió en el momento que el detective vio al mafioso hablar con otro hombre, bastante cerca.

-Creí que estaba con otro tipo.-Dijo Jaime, refiriéndose a Sam, pero no creía que el pequeño moreno tuviera a otra persona para tener sexo, ocasionando que no dejara de pensar en eso y que apretara su mandíbula, para posteriormente tomar algo de su trago.

-En serio? No está con nadie formalmente.-Dijo Edgar, siendo sincero con él.-Si es que no te das cuenta, Jaime, Nicolás tiene una vida sexual bastante... activa.

-Nunca me di cuenta antes.-Dijo el enojón, no apartando la vista de ellos, recordando a Sam y Nicolás pero su mejor amigo no podía saber eso.

-Bueno, será porque... antes él estaba enamorado de ti.-Dijo el ruloso, no sabiendo cómo decirlo de otra forma.

Jaime miró fijamente a Edgar pero no le dijo nada más.

En el momento que el desconocido iba a besar a Nicolás, y que a este parecía no molestarle, el detective interrumpió aquello, aprovechando que estaban tocando música lenta en vivo.

-Lamento interrumpir pero Nicolás, quieres hacerme el honor de bailar conmigo?.-Preguntó Jaime, no apartando la mirada del moreno.

Bien, eso no era normal en Jaime, nunca había hecho eso antes, pero en ese momento no le importó.

El pequeño moreno ni siquiera pudo evitar tener una leve sonrisa en sus labios.

-Está bien.-Aceptó Nicolás, tomando la mano del señor Navarro y guiando a este para ir a bailar.

El detective colocó sus manos en la cintura del pequeño moreno mientras que este colocaba sus brazos al rededor del cuello del primero en ser nombrado.

-Ahora eres un playboy, no?.-Preguntó Jaime, con un tono ronco cerca de su oído, colocando su mano en la columna del moreno, acercándolo aún más a su cuerpo.

-No lo sé, por qué la pregunta?.-Cuestionó Nicolás, no negando ni confirmando nada.

-Es el segundo tipo con el que te veo.-Dijo el enojón, sintiendo los delicados dedos del mafioso acariciar la parte de atrás de su cuello.-Además, Edgar me contó unas cosas de las que no tenía idea.

-Me gusta pasarla bien.-Dijo el moreno, casi en un susurro.-A ti no?

El detective lo miró fijamente a los ojos, notando lo cerca que estaban.

-Sí, me gusta pasarla bien pero me gustaría con sólo una persona.-Dijo el señor Navarro, viendo como el moreno lamía un poco su labio inferior.

-Si? Y quién es esa persona?.-Preguntó el pequeño moreno, mientras que su corazón latía fuertemente y sentía como el detective se acercaba aún más, causando que sus cuerpos se complementaran.-Debo felicitarla por haber llegado a tu corazón.

-No fue tan difícil que llegara, yo fui el weón que no se dio cuenta antes.-Dijo Jaime, siendo honesto con él, sintiendo un peso menos en sus hombros.-Siempre aparecía en mi vida. Me di cuenta cuando ya no estaba en ella y no dejo de pensar en él, ni por un segundo.

Parecía que se iban a besar. El moreno tenía una leve sonrisa en sus labios y el enojón deseaba acariciarlo y besarlo por todo el tiempo que perdieron.

Claro que las cosas no fueron así, ya que llegó el weón con quien Nicolás estaba antes.

-Ahora es mi turno para bailar con él.-Dijo el desconocido, tomando la mano del moreno y apartándolo de él, provocando que el señor Navarro se quedara ahí, viendo como el mafioso bailaba con otro en ese momento.

-Creo que necesitas tomar algo.-Dijo Edgar, notando como la mirada del enojón parecía perdida.

-No, no importa, yo ya me voy a ir.-Dijo Jaime, no dejando que su mejor amigo tomara su brazo, sólo apurándose en salir de ahí.

-Jaime!...

En ese momento, el recién nombrado se fue casi corriendo, sólo para entrar en su auto e irse, pero no fue a su departamento porque en realidad no tenía ni siquiera ganas de estar ahí, así que condujo a una cabaña que tenía su familia cerca de la playa, la cual nunca le había encontrado el sentido de ir, ya que para él sólo era un gasto, pero ahora necesitaba ir a otro lugar.

Se sorprendió cuando notó que tenía ropa todavía ahí, así que simplemente se cambió y se acostó a dormir, apagando su celular, notando que tenía varias llamadas perdidas pero no le importaba en ese momento.

Llegó el día lunes, y finalmente prendió su celular, sólo para llamar a Mario y decirle que estaba enfermo así que no podría ir en unos días. Se apresuró en colgar y volvió a apagar su celular, ni siquiera leyendo los mensajes que tenía ni mucho menos escuchando los mensajes de voz.

Pasaron unos pocos días hasta que volvió a llegar el viernes.

Jaime claramente se había desconectado del mundo, sólo ocupó su celular esa vez y luego ni lo volvió a tomar.

Necesitaba pensar las cosas, relajarse un poco y era exactamente eso lo que estaba haciendo.

En ese instante estaba sentado en la arena, mirando el paisaje tranquilizante.

No quería irse.

No quería volver a su trabajo, no quería ver al pequeño moreno, aunque otra parte de él deseaba tanto hacerlo, simplemente no quería nada.

-De verdad te voy a matar.-Dijo una voz conocida, provocando que se levantara y girara para ver al moreno.

-Nico...

-Estuviste acá todo el tiempo?! Creí que te había pasado algo horrible, Jaime! Tal vez te habían secuestrado o algo así!.-Gritó el recién nombrado, empujándolo fuertemente, dejando que se notara su desesperación.-Qué mierda haría yo sin ti?!

-Nicolás, yo llamé el lunes para decirles que...

-Que estabas enfermo, lo sé!.-Gruñó el moreno, con una pausa, volviendo a empujarlo y el detective sólo lo dejó.-Muchas weas pudieron haber pasado estos días, Jaime! S-Si te hubiera ocurrido algo...

En el momento que la voz del pequeño moreno se comenzó a colocar más débil y temblorosa, el señor Navarro lo abrazó, a pesar de que el moreno se resistiera los primeros segundos, al final cedió y lo abrazó fuertemente.

-Vuelves a hacerme algo así...

-Y me matas.-Dijo Jaime, no soltándolo y cerrando fuertemente sus ojos, teniendo una leve sonrisa en los labios.-Me quedó claro, cariño.

Criminal (Jainico) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora