44.-

419 53 43
                                    

POV Omnisciente

-Era necesario ir a buscarme como si me fueras a matar?.-Preguntó Jaime entretanto ya estaban comiendo, notando que su celular tenía varias llamadas de sus compañeros.

"Como si llamándome impidieran que me mataran" pensó el detective, casi colocando los ojos en blanco y guardando su celular, dejándolo en silencio.

-Sí.-Respondió Nicolás, sonriendo un poco y posteriormente tomando algo de vino.

Sí, el pequeño moreno lo llevaba siempre a restaurantes, y también los vaciaba para que nadie los mirara o molestara. Y bueno, había veces que tenían un lugar especialmente para ellos donde nadie los reconocería.

El señor Navarro se sentía como un mantenido realmente porque no podía darse el placer de pagar todos los almuerzos, así que a veces no pedía tanto para no ser una molestia. Sin embargo, el pequeño moreno no se demoró en darse cuenta y detuvo aquello, diciéndole que el dinero no le importaba y que le gustaba gastar este en él.

-No sé qué les diré cuando llegue.-Dijo el enojón, admirando al pequeño moreno atentamente.

-No tienes que darle explicaciones a nadie.-Dijo el moreno, tomándose un momento para luego seguir hablando.-Ni siquiera te preocupes por Mario, sabe que no le conviene preguntar.

-Bueno, al menos tengo una excusa por si llego tarde.-Dijo el señor Navarro, quien ya había terminado de comer hace rato. No lo podían culpar, no comía desde ayer en la noche.

-Más tiempo para estar contigo, no me quejo.-Dijo el pequeño moreno, sonriendo ligeramente y finalmente terminando de comer, queriendo estar con su novio.-Si quieres podemos ir a mi casa un rato.

-Claro.-Dijo Jaime, notando que el moreno pagaba rápidamente, hasta dejando bastante de sobra pero cualquiera se podía dar cuenta que en realidad no quería que el señor Navarro preguntara cuánto había salido lo que comieron.-Cariño...

-No.-Dijo Nicolás, ya sabiendo lo que iba a decir, levantándose de su asiento y tomando la mano de su detective favorito, llevándoselo de ahí, saliendo por la puerta de atrás del restaurant, ya teniendo su auto ahí con su conductor.

El señor Navarro apenas pudo abrirle la puerta de atrás, ocasionando que el pequeño moreno sonriera y le diera un leve beso en la mejilla para posteriormente entrar. Luego de eso, el señor Navarro se sentó al lado de él y cerró la puerta, logrando que comenzaran a conducir.

Obviamente aquello tenía un vidrio polarizado donde el conductor no podía escuchar nada, así que el moreno y el enojón podían hablar libremente.

-Estabas cerca mío cuando estábamos viendo el caso que me tocó hoy?.-Preguntó Jaime, sabiendo que debía dejar el tema de la cuenta atrás porque el moreno no le proporcionaría ningún tipo de respuesta.

-Mmm... puede ser.-Dijo Nicolás, no siendo preciso con aquello, teniendo una sonrisa divertida en sus labios.-Tal vez quería ver cómo hacías tus deducciones. Por cierto, sí son tres.

El señor Navarro lo miró directamente a los ojos, sabiendo que había algo más que el pequeño moreno quería decir.

El mafioso también lo observó y rió un poco.

-Viste la lista de sospechosos?.-Preguntó el moreno, volviendo a tener esa sonrisa en su cara.

-La vi pero no me pude concentrar mucho.-Contestó el enojón, siendo sincero con su novio.-Lo iba a volver a hacer en la tarde.

-Los sospechosos son tres.-Dijo el pequeño moreno, ya no queriendo esperar a que su pololo se diera cuenta de aquello.-Y la coartada de los tres es que se quedaron en la casa de uno de ellos, no tienen ningún otro excusa que los salve. Los vecinos dijeron que ni siquiera los habían visto llegar a esa casa, así que... tienes a los culpables.

Jaime se quedó callado por un tiempo y sacó su celular para posteriormente mandarle un mensaje a su mejor amigo, diciéndole que tenían que arrestar a los tres sospechosos.

-El Edgar sí vio bien la lista.-Dijo el señor Navarro, diciendo lo que estaba pensando en ese momento.-Y ni siquiera sospechó cuando le dije que probablemente eran tres. Realmente tendré que hablar seriamente con él.

El moreno volvió a reír y se acurrucó contra el detective, ya queriendo llegar a su casa con este.

-Parece que eres el único que trabaja ahí.-Dijo el pequeño moreno en un tono bajo entretanto acariciaba levemente el pelo de su pololo.-Ni siquiera sé muy bien qué hace Mario además de contratar y despedir gente.

-No puedo decir mucho sobre eso, sólo hay que pedirle permiso a él para que tengamos refuerzos en algunos casos importantes.-Dijo Jaime, sabiendo que probablemente su jefe tenía otras cosas que hacer pero no sabía qué específicamente.

Hablaron de otro tema hasta que finalmente llegaron a la casa del pequeño moreno, causando que se lavaran los dientes casi de inmediato para posteriormente recostarse en la cama del mafioso, provocando que los dos estuvieran bastante relajados en ese momento, no sabiendo cuándo irían a trabajar realmente.

De repente el pequeño moreno se sentó en las piernas del señor Navarro y este sinceramente ya se estaba acostumbrando porque ya llevaban más de un mes como para saber que a Nicolás le gustaba bastante hacer eso. Sin embargo pudo notar algo diferente en ese instante.

-Jaime.-Dijo el moreno llamando la atención del recién nombrado, ocasionando que este lo mirara fijamente a los ojos.

-Si, cariño?.-Preguntó el enojón, algo curioso y sintiendo como Nicolás se presionaba más contra su pantalón, logrando que Jaime abriera un poco más los ojos.

-Cuándo vamos a tener sexo?.-Cuestionó el pequeño moreno, siendo directo en ese instante con su novio.

-Yo eh... no lo sé.-Dijo el señor Navarro, tomándolo por sorpresa aquella pregunta, y tampoco sabiendo muy bien cómo responder a aquello.

Luego de eso, el enojón, por primera vez, sacó al moreno de sus piernas, ocasionando que este se sintiera rechazado.

-Acaso... no te atraigo o algo así?.-Preguntó Nicolás, estando completamente confundido.

-No, no es eso, sino que... no sé si lo entenderás.-Dijo Jaime, jugando un poco con sus manos y levantándose de la cama, ya no sintiéndose cómodo.

-Qué no voy a entender?.-Cuestionó el moreno, no teniendo ni idea de lo que hablaba su novio.

-Para mí tener sexo no es simplemente placer, está bien? Supongo que es una parte de eso pero no es puramente placer.-Dijo el enojón, no sabiendo cómo explicarle a su pololo.

-Pero... sí es placer.-Dijo el pequeño moreno, bastante extrañado y sintiéndose algo molesto de la nada.-Qué más podría ser?

Jaime abrió un poco la boca, no pudiendo creer lo que recién había dicho el moreno, pero no debió haberse sorprendido, porque la mayoría en su vida nunca lo entendió.

-No, para mí no es eso.-Dijo el señor Navarro, levantando un poco más la voz, sintiéndose tan frustrado en ese momento, era como si todo se hubiera acumulado.-Y si para ti lo es, entonces puedes tener sexo con cualquiera, si quieres hasta llama a Sam, pero yo no lo haré, entendiste? No puedo hacerlo.

-Jaime, qué...

El recién nombrado volvió a temblar un poco, ocasionando que el pequeño moreno se acercara a él, bastante preocupado. No obstante, el primero en ser nombrado ni siquiera dejó que lo tocara y se fue rápidamente de ahí, corriendo hasta que se convenciera de que el moreno no lo estaba siguiendo.

Posteriormente, fue a su trabajo, pero no se quedó por mucho tiempo, sólo fue a buscar sus cosas y el ruloso notó que este estaba mal, así que lo acompañó, sabiendo que necesitaba hablar con alguien.

Criminal (Jainico) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora