BangHim [Especial San Valentín]

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Despertar


Lo primero que sus ojos vieron al despertar aquella mañana fue el hermoso rostro de su ángel dormido. Se hallaba en la cama, acostado a su lado, con sus ojos de noche cerrados, su expresión serena y sus labios de muñeca tiernamente entreabiertos, soltando suspiros en cada respiración.

El corazón le latía acelerado, sin poder creer que tal hombre estuviera a su lado; sonrió admirando su belleza, esa piel blanca como la de un ser puro que hubiera bajado del cielo sólo para amarle.

Himchan era alguien que le robaba suspiros, Himchan era ese hombre que siempre sacaba una sonrisa de sus labios, era quien le hacía la vida más alegre y feliz. Picasso dijo que pintar como un niño le llevó toda una vida, y él... él estaba aprendiendo a ser niño otra vez con el hombre a su lado; y construía su vida como un cuadro que poco a poco iba tomando forma.

Porque Himchan era ese pincel que le guiaba por largos senderos de tranquilidad y a la vez de euforia. Porque le amaba y no podía parar a su corazón entusiasmado; con él todo se había vuelto rosa...

Y cuando Himchan decaía, cuando una lágrima rodaba por su mejilla, cuando sus hermosos ojos eran cubiertos por nubes grises, el mundo no tenía sentido; ese hombre fuerte que jamás se daba por vencido también tenía sus momentos en donde decaía, y Yongguk a veces se sentía inútil sin saber qué decirle.

Suspiró recordando cada momento difícil que habían pasado, y ahora la alegría le colmaba otra vez, porque cada uno de esos momentos les había llevado a donde estaban, a estar juntos... a amarse como se amaban.

¿Había felicidad más grande en el mundo que despertar y ver a la persona que amas a tu lado? No, no la había y Yongguk lo sabía muy bien.

Se inclinó un poco apoyando su codo sobre la cama y sus labios gruesos se acercaron al oído ajeno.

— Feliz San Valentín... Channie. — Susurró con una tierna sonrisa de felicidad.

Y poco a poco observó como aquellos ojos oscuros se abrían intentando volver a la realidad, después de despertar de la tierra de los sueños. La sonrisa se deslizó en sus labios, los dientes de roedor se dejaron ver y un sonrojo se apoderó de sus mejillas.

Sí, así amaba las mañanas Yongguk; y haría lo que fuera que estuviera en sus manos para que cada día fuese así, por siempre y para siempre.


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Drabbles B.A.PWhere stories live. Discover now