Fueron las palabras que aquellos gruesos labios pronunciaron aquel día. Él era un simple niño, o mejor dicho, un adolescente, pero su carácter tímido y juguetón le daban ese toque inocente que muchos considerarían de un menor; no había llegado a cumplir la mayoría de edad, cuando ya había sacrificado muchas cosas para poder luchar por sus sueños. Los sueños, cuestan realizarse, se sufre, se pasan sacrificios, y se deja mucho detrás.
Pero Junhong no se arrepentía de todo lo que había logrado.
Recuerda el día exacto, cuando sus ojos café se toparon con aquellos oscuros; la mirada segura, y aquella sonrisa de lado, confiada. Aquel era un hombre hecho y derecho, pensó la primera vez que lo vio, no sólo su físico era potente en una primera impresión, sino que su caballerosidad le delataban como tal; además, lo que Junhong conoció después, un alma noble, que ayudaba a los demás y amaba a los niños, sobretodo, a aquellos niños que sufrían diferentes maltratos y abandonos en el mundo y no tenían a nadie.
"Quiero ser como él"
Fue lo que pensó el menor aquel día que Yongguk se paró frente a él. Pero no lo dijo, lo admiró en secreto, lo idolatró, y ante sus ojos, Yongguk era una fascinación.
Con el tiempo, la forma en la que Yongguk se había presentado, se hizo realidad; Yongguk había visto el futuro, él lo predijo... "Soy el amor de tu vida" y así fue, Junhong se enamoró, y correspondió a aquellos sentimientos que el mayor le regaló desde su corazón en un primer instante.
Como las rosas en la primavera, el amor floreció, y ya nunca más se separaron, porque la vida es muy corta, como para vivir sin la persona amada.
Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
