JaeLo [Especial San Valentín]

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El mejor San valentín comienza con el mejor despertar


El mejor San Valentín de mi vida...

Había sido una de las mejores noches que había vivido en toda mi vida, desperté con la luz solar que se colaba por las cortinas blancas que volaban suaves hamacadas por el viento; mis parpados pesaban y mis músculos dolían. Con lentitud mis ojos se fueron abriendo y mis manos acariciaron las suaves sábanas azules que tapaban mi desnudez.

Sonreí sintiendo el calor del sol en mi rostro, y me estiré a lo largo de la cama que había compartido con él, con el amor de mi vida, con la luz que ilumina mis caminos llenos de oscuridad y da felicidad a mis días grises.

Respiré profundo y el aroma a café me invadió mi nariz y poco a poco mis ojos observaron como la puerta se iba abriendo con lentitud. Su figura se dejó ver por ella, con una bandeja sostenida por sus manos con delicadeza y su cuerpo casi desnudo con sólo un pantalón pijama; su cabello revuelto y rebelde que me dieron ganas de acariciar enterrando mis dedos en él.

Me hice el dormido cuando se acercó a mí y dejando la bandeja sobre la mesita junto a la cama se aproximó a mi rostro, pude sentir su aliento fresco a menta y su respiración acariciarme la piel con delicadeza. No pude aguantar la risa y supe que se sorprendió al ver que estaba despierto.

— Feliz San Valentín Junhong. — Dijo con una sonrisa y se subió a mi cuerpo, acomodándose en la cama, conseguí cumplir mi deseo de acariciar su cabello y mi nariz jugó con la de él mientras sus manos me hacían cosquillas en el vientre.

Reí lleno de felicidad, con el corazón a punto de estallar y con la fantasía de que yo era el hombre más afortunado del planeta.

— Feliz San Valentín para ti también, Youngjae. — Murmuré y se sonrojó un poco, me llenó de ternura aquel acto y no me contuve a besar sus labios.

— Espero te guste. — Dijo al separarse de mí y sentándose en la cama acomodó la bandeja entre nosotros.

Me abracé a su cuerpo, rozando mi piel con la suya y observando aquel desayuno que parecía haber salido de una película romántica, con pétalos rojos de rosa decolándole y un obsequio envuelto en papel de regalo.

Sonreí feliz, si aquello era un sueño que nadie me despertara, porque consideraba que mi vida no podía ser mejor, amaba a ese hombre que me dedicaba esas cálidas miradas, que cantaba con una tranquila y armoniosa voz como si fuese un ser celestial caído del cielo especialmente para mí, le amaba con todo mi corazón y con toda mi alma porque sólo sus caricias me hacían temblar, sólo sus atenciones me sonrojaban y sólo él me hacía suspirar.

Solo él, y nadie más.

En resumen; el mejor San Valentín siempre comienza con una hermosa mañana. 


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Drabbles B.A.PWhere stories live. Discover now